Viví en el mundo de vida después de la muerte hasta que un hada me sacó de él, un hada de manos delicadas y sonrisa sincera, dueña de una magia poderosa y de grandes cualidades curativas, capaces de cerrar y coser graves heridas.
Yo estaba por cumplir diecisiete años y ya no creía en las hadas, a pesar de acabar de conocer una.
Fue como en Peter pan que si decías "no creo en las hadas" estas morían. Pues así pasó contigo.Este mundo fue una triste historia en la que dejé mis sentimientos y vivencias, quería regalartelo para que lo entendieras, hada, pero cuando viste el arrugado papel lleno de borrones que te ofrecía quién antes te rechazó, solo te giraste.
Pensaba que me ayudarías a superar lo que había pasado porque podía ver en tus ojos que querías hacerlo y que también habías sufrido. No lo hiciste.
Destrocé el papel, tiré los jirones de ese mundo a la papelera y levanté una pared para separar los recuerdos de este de mi mismo.
Este fue un mundo de esquirlas del destrozo. Lo que sobraba.
ESTÁS LEYENDO
El mundo que no destruí
KurzgeschichtenA lo largo de mi vida construí muchos mundos para expresarme y poder encajar, todos ellos terminaron rotos sin oportunidades de surgir. Excepto uno, el único que no destruí.