Mis padres tenían horribles peleas a diario, llegaban incluso hasta el punto de arrojarse cosas por lo que el sonido más común en mi casa era el de algo rompiéndose, solía ser la vajilla aunque a veces también eran corazones y personas. Pedía a gritos mudos que se divorciaran de una vez porque a nadie le gustaría vivir sufriendo de esa forma, pero ellos seguían juntos, insultándose y lastimándose.
El noveno mundo fue bastante especial porque fue una canción que trataba sobre escapar, últimamente era una necesidad más que un deseo.
Escapar
Sonaba casi dulce la idea. Dejar a todos atrás. Porque el problema eran las personas, siempre son las personas.
La canción se formó poco a poco. Un verso tras una pelea, un verso tras una desilusión, otro por una palabra hiriente. Es fácil en medio del desastre encontrar inspiración, los sentimientos por plasmar vienen en las más dolorosas ocasiones-
Así que fue una canción, no era la primera que escribía claro, pero fue la que me ayudó a librarme de todo: Las burlas, las discusiones en casa, los problemas en el amor, mis constantes bajas calificaciones, el no ser suficiente...
No había terminado de escribirla cuando mi madre entró al cuarto echa una furia, reclamando por cualquier cosa. Rompí la hoja en pedazos por miedo a que ella la leyera y notara que aún tengo sentimientos que puede arrojar a mi padre. Vivió bastante poco este mundo, pienso que una parte de él sigue reprimida en mi interior pero temo sacarla para que no la destruyan.
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El mundo que no destruí
Cerita PendekA lo largo de mi vida construí muchos mundos para expresarme y poder encajar, todos ellos terminaron rotos sin oportunidades de surgir. Excepto uno, el único que no destruí.
