El primer mundo lo construí a los tres años. Era un mundo alegre, lleno de misterios por descubrir y de juguetes que esperaban por mi.
Lo creé con crayones multicolores en las paredes de la casa: Las paredes de mi habitación estaban cubiertas de bosques de paletas, el muro de la sala de estar se había convertido en el campo donde los juguetes andaban y la habitación de mis padres en una gran fortaleza.Ese mundo lo destruyó el jabón y la mano de mi madre lavando las paredes y ya no volvió a aparecer más por aquí.
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El mundo que no destruí
Cerita PendekA lo largo de mi vida construí muchos mundos para expresarme y poder encajar, todos ellos terminaron rotos sin oportunidades de surgir. Excepto uno, el único que no destruí.