Albus Dumbledore

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Entré al despacho del director a pasos lentos y apenados.
Él parecía ocupado mirando a los pergaminos sobre su escritorio, así que tuve que hacerme notar.

- Director Dumbledore? - lo llamé

- Ah, Lupin, creí que te limitarías a mirarme leer estas cartas...  dime que sucede??

- Llámeme Remus por favor... Yo...  creo que hubo una equivocación director Dumbledore...  yo...  recibí una carta, del colegio, pero no puedo asistir a clases

- Por qué no Remus??

- Yo...  hace años sufrí un...  accidente...  que me quitó la posibilidad de pasar mucho tiempo rodeado de humanos...

Dumbledore miro con ternura al niño de once años frente a su escritorio

- Remus, eres un muchacho muy maduro y noble para tu edad, a demás de un mago talentoso, sé que tuviste que aprender lo básico tu solo y por eso te doy esta oportunidad.

- Pero usted no entiende...  yo...

- Claro que lo entiendo Remus, tu madre me habló sobre el accidente y estuve preparandome para el momento en que llegaras a Hogwarts, aquí nos haremos cargo de lidiar con tu "condición"

Los ojos del niño se iluminaron e intentó sonreír pero la emoción fue demasiada y acabó llorando abrazado a la túnica del director

- Gracias señor director, gracias.

- No te preocupes Remus... - Dijo Dumbledore enternecido, luego se agachó y miró directo a los ojos del niño - sólo prometeme que serás un buen alumno y jamás dejarás tus estudios.

- ¡No lo haré señor Dumblerdore! Seré el mejor

- Bien Lupin, prepararemos tu habitación si deseas empezar tu estancia hoy mismo, y así te explicaré el plan que tenemos para ti.

Ambos magos se fueron a través de los pasillos del castillo hablando alegremente

Faltando sólo dos días para que empezara el primer año de estudios en Hogwarts para Remus y así su vida cambiara para siempre.

El secreto de los merodeadores Donde viven las historias. Descúbrelo ahora