- Vas a decirme ¿que es lo que necesitas comprar? - Fruncí el ceño. Era la primera cosa que me decía desde que subimos al auto. -
-Tú solo llévame a una tienda.
- Oh, vamos tn deja de ser inmadura. ¿Crees que no se de esas cosas?
- ¿Inmadura yo? Te recuerdo que fuiste tú quien amenazo a Niall para que no se comiera toda la comida del refrigerador.
- Eso era necesario. Así que deja de juzgar como trato a Niall. - Nos quedamos en silencio de nuevo, decidí mirar por la ventana, escuché como Liam dejaba escapar un suspiro. - Tn sé que empezamos mal, porque no olvidamos todo y volvemos a comenzar ¿Te parece? - Me miró, ya no estaba segura en si debía creerle o no. - ¿Qué dices? - Me sonríe, los rayos del sol que entran por la ventana del auto se reflejan en su rostro y no hay manera de que alguien se pueda ver más perfecto, me obligo a no mirarlo más, entonces recuerdo la famosa frase de si no puedes con ellos úneteles, si cree que le creo este acto de amabilidad está equivocado pero prefiero que crea que es asi, lo miro devolviéndole la sonrisa. -
-Supongo que si viviré con ustedes por un buen tiempo debemos de llevarnos bien. -Le digo, lo primero siempre es estar del lado del enemigo. --Genial. Ahora ¿Vas a decirme que vas a comprar?
-Liam.
- Bien, no me digas, íbamos tan bien. Mira...- me indica con su dedo, miro por la ventana. -
-¿Dollar store?
- Bella Store esta como a media hora de aquí, aunque si quieres ir allá...
-¡No, no. esta está bien! - Mientras más rápido salga de esto mejor, pronto oscurecerá y esta tienda es enorme, muy grande, en serio. - Bueno, espera aquí, no me tardo. - Bajo del auto y camino rápidamente hasta la entrada, al momento escucho tararear a alguien una canción ¿Bleeding love? lo sé porque conozco esa canción y porque me encanta, aun así, le dije que esperara en el auto. - ¿Qué haces?
-No pensaba quedarme en el auto. - Encoge sus hombros y me mira. - A demás no puedo dejarte sola.
- ¿Qué, también crees que voy a escaparme?
-No. Solo no es de caballeros dejar sola a una dama. - Fruncí mi ceño. ¿Que? - Oye tn ¿te parece si tomamos una carretilla?
-No creo que sea necesaria.
- Yo pienso que si. - No sé porque me pregunta si no me va a hacer caso. -
-Bueno, pero tú la empujas. - Noto como todos en la tienda nos miran. No es usual ver a un chico de 23 empujando una carretilla para niños, es muy vergonzoso. -
-Es divertido. - se ríe. – Ignoro a Liam y camino por los largos pasillos buscando lo que necesito, Liam me sigue por donde quiera que voy, odio no tener mi propio espacio, y lo he perdido debido a ellos.
Me encuentro ahora en la sección de señoritas, miro a Liam y lo encuentro muy entretenido mirando la ropa interior de mujeres, ¡Jesús! ¡Tenía que ser hombre! Aprovecho el momento para escabullirme y no ser encontrada por un buen rato, la tienda es lo necesariamente grande que para Liam no me encuentre y estoy agradecida por eso. Encuentro la sección de uso personal y he ahí lo que necesito, tomo tres paquetes de toallas femeninas. Miro a mi alrededor para asegurarme que no hay rastros del chico con la carretilla. Seria vergonzoso si encuentro a Liam por ahí, así que más que caminar me encuentro trotando hacia la caja nùmero 5 para pagar por el producto. -
-Te encontré. - Un gritito sale de mi boca al mismo tiempo que las toallas caen al piso, siento mis mejillas calientes y estoy más que segura que estoy peor que un tomate, Liam me mira alzando una ceja y tiene esa estúpida sonrisa burlona en su rostro. - Así que... ¿Es por esto? ¿Me dejaste abandonado allá solo porque no querías que viera esto? - Se inclina y recoge las toallas que siguen en el piso, las coloca en la carretilla, luego me mira, ahora serio. - ¿Tienes idea de lo preocupado que estaba?
- ¿Por qué preocupado? - Le digo molesta. -
- Creí que te habías ido.
-Te dije que no lo haría.
- No me culpes ¿que querías que pensara?
-Necesito espacio... y tú... has estado siguiéndome por todas partes. - No puedo evitar no gritarle, me siento irritable y molesta. -
- Tn no me grites, yo debería estar molesto y tu. - Me apunta con su dedo. - tú deberías agradecerme, si no fuera por mí no hubieras venido a comprar tus... ¡cosas de mujer! - Me rio al verlo ruborizado. - ¿Qué? - Dice molesto. -
-Me das risa. – Le digo aun riéndome, tomo la carretilla y la empujo yo misma hacia el cajero dejando a Liam con el ceño fruncido. Coloco mis cosas frente a una mujer ya mayor, pago por ellas y salgo con una bolsa reusable ecológica, cuando llego al estacionamiento encuentro a Liam recostado en el auto, se ve un poco molesto, subimos a la cosa andante roja y en todo el camino no pronuncia palabra, ni siquiera me mira. Es un poco incómodo, así que prefiero solo acomodarme y mirar por la ventana. No me doy cuenta que estamos ya en su casa hasta que lo escucho poner el seguro a las puertas. Lo miro al instante. -
- ¿Qué... que haces?
- No vas a salir de aquí.
- ¿Qué? Liam ábreme la puerta. - Le grito, miro por la ventana, la luz del día se ha ido, todo está oscuro, bueno excepto por la lampara que se encuentra afuera de la casa.
- No, hasta que me expliques.
- ¿Explicar que?
- ¿Por qué eres tan molesta?
-Por favor, solo olvídalo.-No tengo tiempo para otra pelea, necesito una toallita urgente ¿Lo recuerdan?
- Dijiste que te causo gracias, ¿que es lo gracioso? - Me grita, está realmente enojado, lo miro con sorpresa. - Dímelo. - Coloca sus manos en mis hombros con fuerza, miro sus ojos que se ven hermosamente claros gracias a la tenue luz que se asoma por la gran lámpara de afuera, no digo nada, porque realmente no sé que quiere que le diga.
Esto ha sido extraño, salir con él no pensé que terminaría aquí, encerrada sin mi consentimiento su coche.
Todos mis pensamientos se esfuman cuando noto sus ojos mirando atentamente mis labios, demonios, no hagas eso, no ahora. Tengo mis hormonas locas en este momento. -
-Te parezco gracioso. - Susurra y la lejanía entre nosotros parece disminuir, muerdo mi labio y apretó los ojos...-
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¡Los cinco inútiles y yo!
FanfictionCinco Odiosas y diferentes personalidades "Odiamos a las fans" fue lo que les escuche decir. La diferencia es que yo estoy lejos de querer ser una. ¿Qué tan cierto puede ser que del odio al amor solo hay un paso?