Capitulo 5

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Capitulo 5: I cant even die.

Ophelia

Para una persona que no tiene amigos, ni familia, los fines de semana son un dia como cualquier otro. Con la diferencia de que el ruido de las fiestas y gente entrando y saliendo de sus departamentos a todas horas no te deja dormir.

Lo cual sería un problema para mi si durmiese mínimo seis horas de corrido, lo que dejó de ser mi caso hace mucho tiempo, desde que mi vida tomó un giro brusco y todo cambió para peor.

Es difícil creer que en algún momento fui el tipo de chica que soñaba con venir a la facultad solo para ir a todas las fiestas de fraternidades. Y sin embargo, ahora que estoy acá soy el tipo de persona que pasa sus madrugadas escuchando canciones deprimentes que concuerden con mi estado de ánimo.

Seguro se pregunten qué le pudo pasar a la chica más alegre, popular y carismática del colegio para que se convierta en esta sombra de persona sin estilo, ni vida social, ni humor. Bueno, la respuesta es un conjunto de situaciones. La vida se empeñó en empujarme una y otra vez hacia al suelo. Y cuando eso pasa llega un momento donde tu cuerpo simplemente no tiene las energías para intentar pararse nuevamente, y tu mente está tan adolorida y cansada que pierde las esperanzas de un futuro.

Son noches como esta en las que me tientan a abrir el cajón de mi mesa de luz y tomar todas las pastillas del frasco que está dentro. Poner un fin a mi miseria.

Probablemente nadie me encontraría hasta que comenzará a emanar olor. Si considero el hecho de que nadie me visita, que no conozco a nadie que tenga mi número celular, y que no me hablo con ninguno de mis vecinos, seguro ese sería el caso.

Una lágrima escapa mi ojo mientras abro el cajón y tomó el frasco con mis manos. Más lágrimas llenan mis ojos mientras lo abro. Tomó el vaso de agua de la mesa de luz.

Acercó las pastillas de mi mano a mi boca.

Este es el momento, el final.

Y lo hubiera sido sino fuese porque se comienzan a escuchar fuertes gritos en la calle, intento ignorarlos pero como tener un último momento de vida si no puedo escuchar ni mis propios pensamientos. Guardo nuevamente las pastillas, pongo el vaso sobre la mesa y me asomo por la ventana para ver quienes irrumpen mi momento. A quienes debe odiar por no dejarme seguir adelante, o quizá quién sabe, agradecerles por unos días más de dolor. Ay dios! Alguien está golpeando fuertemente a alguien. Lo cual no sería algo tan fuera de lo normal, ni gran dilema si no fuera porque el chico siendo golpeado está en el piso ensangrentado, sin devolver ni un solo golpe, creo que se esta... Riendo? Se esta riendo mientras lo golpean hasta su casi muerte? Para, conozco esa contextura de cuerpo, ese pelo. Es... No, no puede ser. Pero es!! Qué hace acá, y porque no se defiende? Dios sabe que tiene la fuerza para destruir al otro chico. Tanta fuerza como una pared, diría.  



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