Capítulo II

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Era temprano, el sol apenas se comenzaba a esconder, teníamos tiempo de vagar un rato más. A nosotros que ya estábamos grandecitos se nos permitía salir, aunque me parece que la intención era deshacerse de nosotros. Pero siempre volvíamos, aún no les daríamos ese gusto.

Varias veces habían intentado llevarme con una familia, odiaba eso, yo quería irme pero con mis tres hermanos.

Decían que yo era muy linda, por eso desde que tengo memoria, desde que llegué aquí, recuerdo llamarme Ilian, que significa de gran belleza.

Me pareció bien el cambio de nombre, ahora solo tengo un vago recuerdo del anterior, sé que comenzaba con Jen.

Mi madre... de ella no recuerdo casi nada, me hicieron olvidarla casi por completo, aunque no solía llorar mucho o extrañarla. Ella no fue muy buena cuidándome, creí que ella nunca había sido la verdadera madre que debería tener y por lo tanto, la olvidé.

Además encontré un amigo que me ayudó poco a poco a superarlo: Alin.

Recuerdo los primeros días en el orfanato, lo primero que hicieron era interrogarme al momento que me daban algo de comer, estaba flaquita, no sé cuánto estuve sola vagando. Me preguntaron mi nombre, mi edad, sobre mi madre, ¿qué recuerdas pequeña?, ¿tienes casa?, ¿porqué estabas solita? No recuerdo cómo contesté a tantas preguntas, estaba demasiado confundida entonces.

Cuando me explicaron porqué estaba ahí y me mostraron el lugar quedé encantada, había muchos juegos y muchos más niños de lo que imaginé.

Intentaban dejarme sola para familiarizarme y yo solo me iba a jugar aparte de todos, creo que ahí todos se conocían y yo era la extraña.

Los primeros días jugué aparte y seguí las indicaciones para dormir e ir a comer muy bien. Pero un día, alguien invadió mi espacio de soledad...

Un niño rubio, ojos verdes, piel demasiado blanca, se acercó a jugar a un lado mío. Aún me cuesta entender cómo nunca nadie se llevó a aquel hermoso niño.

Me miraba y no dejaba de hacerlo, desde el primer momento supe que era tímido, si no fuera yo la que dijera la primera palabra él nunca lo hubiera hecho.

— Mi nombre es Ilian, me lo pusieron al entrar aquí, ¿cuál es el tuyo?

— Alin — demasiada timidez,  lo sé.

— ¿Viniste a jugar conmigo? Estoy sola y... Me gustaría que fueras mi amigo.

Sonrió y me dijo que si, entonces ya éramos amigos, ¡pero qué amigos!  ¡Inseparables! a todos lados íbamos juntos, si teníamos miedo en la noche (él era el miedosito) dormíamos juntos, comíamos juntos, corríamos, platicábamos y todo era muy divertido entonces.

Eran ya como dos meses de amistad lo que llevábamos y alguien más se unió, sí, era Velk.

Velkan llegó al lugar un día nublado, parecía estar loco, era un niño muy rebelde.

Lo trajeron cargando mientras pataleaba y chillaba enojado. Entró a la casa. Cuando salió notamos que se había calmado y Alin y yo sentimos curiosidad por él. Era de los pocos pelirrojos que habíamos visto llegar pero este tenía algo especial que nos atrajo: sus cejitas.

Nos acercamos a verlo, nos presentamos y le preguntamos quién era. Nos dijo con tono serio "Velkan", era un nombre muy bien asociado con su carácter agresivo. Velkan quiere decir lobo, lobo valiente. En realidad si parecía un lobo rojo. Sus cejas eran muy grandes y peluditas, tenía mucho cabellos, todo desordenado y además su furia que mostró cuando llegó lo hacían parecer aún más.

Actuaba como si no quisiera estar con nadie, ¿nos odiaría acaso? Eso parecía.

Pero no fue por mucho, después de dos días que estuvo serio y furioso con todos y con todo, se acercó a nosotros y desde entonces también es nuestro amigo.

No lo culpo por su carácter, su anterior familia lo había culpado de la separación de sus padres y luego lo abandonaron a su suerte.

Estaba enfadado pero sé que en el fondo escondía el miedo que le provocaban todos antes de deshacerse de él. En las noches aún tiene pesadillas, se queja diciendo que él no tenía la culpa y a veces llora asustado.

Eso le ha causado muchas burlas por parte de los demás niños y ya despierto vuelve a ser una fiera.

Cuando regresamos al orfanato ya sabíamos cómo íbamos a esconder lo de mi trabajo. Pediríamos permiso para salir mañana otra vez diciendo que nos invitaron a reuniones de adolescentes para aprender sobre el cuidado del planeta; la "Gran Mamá" (así le llamábamos a Johana, la encargada de todos nosotros) aceptó y no preguntó detalles. Nos mandó a cenar y luego a dormir a los más pequeños, esto lo hacíamos últimamente porque entraron muchos pequeños asustadizos y a ellos les contábamos historias para dormir.

Ya éramos demasiado grandes y eso nos lo hacía saber todo el mundo en ese lugar, por eso ya estábamos llevando a cabo un plan para salir sin ser echados a la fuerza.

Por ahora todo lo que necesitábamos era descansar.

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Ya les traje el segundo capítulo personitas, espero que les vaya gustando la historia, va muy lento todo pero no se desesperen, ya vendrá algo más interesante ;D
Gracias por leer y los espero en el próximo capítulo ^3^

Chiosi ;3

Tres locos por la LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora