Capitulo 19: Preparativos

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–Quien me manda a ayudar – Se dijo a si misma la rubia desplomándose en el suelo.

Cuando se entero de que el salón donde ensayaba con su banda iba a ser ocupado para una fiesta, quiso reclamar pero luego termino ayudando a limpiar.

Ella era la única que quedaba pues los demás habían ido a descansar, mañana se encargarían de poner todo en su lugar después de la fiesta, lo primordial ahora era dejar impecable el lugar y se había encargado muy bien de eso.

– Confirmado, hoy sueño con escobas y trapos – Dijo al aire provocando un poco de eco.

Con trabajos volvió a reincorporarse y dejo las cosas usadas,tomo sus cosas, apago la luz del salón y cerro la puerta, su vista paso por todo el pasillo el cual estaba vacío, miro a la ventana observando el atardecer, pronto sería de noche y no estaba en casa lo cual le preocupaba pues su madre lo mas probable es que este asustada de que su hija no este. Con flojera camino, no tenía la suficiente energía para caminar rápido, la había gastado todo el día limpiando el maldito salón.

Un sonido hizo que saltara del susto, miro a todos lados sin encontrar nada asustandola aún mas, con pasos temerosos se acerco a donde oyó ese sonido, una voz que apenas era audible logro escuchar, al acercarse un poco más pudo notar que la persona que hablaba era la albina lo cual le extraño ¿Por qué estaría ella ahí?

– No puedes decirle eso, tienes que lograr encontrar palabras – La rubia logro visualizar a la de pelo corto quien estaba parada hablándole a un bote – Muy bien Puppet... Relajate y solo deja que las palabras fluyan

– ¿Qué haces? – Preguntó mirando a la mas alta que salto del susto y miro alterada a la rubia.

– C-Chica, dime que no oíste nada – Dijo con nervios.

– Solo oí que buscabas palabras

La albina suspiro de alivio, no sabría que hacer si la otra la hubiera oído, ahora podía descansar en paz.

– ¿Qué haces tan tarde en la escuela?

– Limpie el salón donde será la fiesta que empieza en 4 horas –

– ¿4 horas? – Su mirada se fijo en el reloj de muñeca que traía, viendo que la hora no era la que ella creía – Ya es muy tarde

– Sí, yo ya me iba ¿Tú que haces aquí? – Ahora preguntó la rubia.

– Yo solo... Quise... Hablar un poco conmigo – Sonrió con nerviosismo.

– Ya veo ¿Aun te vas a quedar?

– Yo creo que sí

– No te vayas tan tarde que puede ser peligroso – Dijo en un tono preocupado el cual trató de esconder.

– No te preocupes estaré bien, sera mejor que ya vayas a tu casa – Esta le sonrió amablemente.

– Eso haré... ¿Te veo al rato?

– Nos vemos al rato

– Entonces... Adiós

– Adiós – La rubia se quedo mirando unos segundos a la de pelo corto. Una idea paso por su cabeza, al principio dudo pero después gran parte de ella quería hacerlo. El plan era simple, besar a la albina rápidamente e irse como si no hubiera pasado nada.

Con algo de pena se acercó y se paro de puntitas dando el beso que tenía planeado sorprendiendo como siempre a la otra, acto seguido la rubia se separó y quiso irse pero la albina la tomo de la muñeca impidiendo que esta se fuera. Sin pensarlo dos veces la mas alta beso a la rubia quien fue su turno de sorprenderse.

El beso al principio fue torpe de parte de las dos, con el paso de los segundos aquel beso iba tomando un poco de control, ahora las dos se besaban con cariño y amor, las manos de la albina se movieron con temor a la cintura de la mas baja, este acto tuvo como respuesta que la rubia enrollará sus brazos en su cuello. Sus labios ahora eran como dos piezas de un rompecabezas, encajaban perfectamente, era como si sus labios hubieran sido creados para estar juntos. Por desgracia el aire les faltaba, provocando el fin de ese maravilloso beso.

Las miradas, eso era lo principal ahora, ese brillo en los ojos de las dos no era normal, podía reflejarse todo lo que querían decirse, lo que querían decile a la otra, era un momento mágico. Lamentablemente todo esto acabo pues la de pelo corto al darse cuenta de lo que estaba pasando rápidamente se alejo sonrojada y salió corriendo como si no hubiera un mañana dejando a la rubia sola quien se quedo parada acariciando sus labios, esta vez estaba segura que había sido diferente, estaba segura de todo, ahora estaba segura que le gustaba demasiado su mejor amiga.

(...)

Después de haber corrido como loca desenfrenada la albina dio a parar inconscientemente a su casa, donde entró y fue directamente a buscar a su hermana pues sabía perfectamente que ella le daría un buen consejo.

– ¡Mai! – Grito casi el nombre de su hermana quien estaba en su propia cama viendo su teléfono.

– ¿A ti que te paso? Parece como si estuvieras escapando de criaturas misteriosas

La albina mayor solo tuvo como respuesta que su hermana se lanzara a abrazarla dejándola un poco extrañada.

– La cague – Susurro.

– ¿Chica?

– Sí

– Me cae que estas pendeja – Dijo comprendiendo el estado de su hermana.

– Necesito que me ayudes, no que me insultes

– ¿Ahora que hiciste?

– Pues... Veras – La menor le contó todo lo sucedido detalladamente, la gemela solo oía – Y eso fue lo que paso

– Puppet ¿Estas consiente de que lo que hiciste fue una estupidez total?

– No sabia que hacer, el pánico me gano y solo... Corrí – Dijo rascándose la nuca.

La albina de pelo largo solo suspiro cerrando los ojos, luego miro a su hermana y le sonrió, ya había pensado en como ayudar a la otra.

– Prepara tu ropa para la fiesta, quiero que te veas impecable

– ¿Para?

– Tu has lo que te digo, tengo un plan

















Continuará

Mi mejor error  [Puppica]  ~Terminada~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora