–Cariño será mejor que ya vayas a la cama, se está haciendo tarde y no es hora adecuadas para que los niños estén aun en pie –, menciono la madre de (t/n) que estaba de pie observando a su pequeña hija, aunque la niña pequeña la observo sin muchas expresiones en su rostro por no prestar real atención a la mención, sabía que, durante los días con Ace, Sabo y Luffy la hora de dormir se hacía unas horas más tarde que solamente las nueve –. ¿Estas escuchándome (t/n)? Últimamente siento que algo te ha hecho cambiar, no eres la misma niña de siempre, te comportas más... rebelde. Y no lo digo simplemente porque ya no te guste que te hagan peinados.
Era verdad, no negaba nada de lo que su madre decía al respecto desde que abandono el lado de aquellos tres niños no estuvo manteniendo algún tipo de peinado, llevar el cabello suelto le resultaba mucho más cómodo que esos peinados tirantes y dolorosos. Agregando que de esa manera se sentía mucho más libre, no odiaba a sus padres ni nada, solamente adoraba la sensación de ser más libre.
–Ve a dormir cariño, mañana será un día agotador.
–Buenas noches mamá – al responder le entrego a su madre una cariñosa sonrisa mientras la abrazaba, había ignorado bastante bien todos los comentarios de su madre, aunque no fue a propósito debido a que continuaba pensando en muchas otras cosas –.
Marcho de la habitación habitada únicamente por adultos bien vestidos que también formaban parte de la isla o mejor llamado Reino de Banríona, conocía a muchos de ellos como así a sus pequeños hijos, todos unos críos bastante malcriados a su gusto. Realmente era una razón de que no compartiera mucho con el resto, sentía que no llegaba a estar encajando, incluso cuando sabía que en un tiempo alguno de ellos sería su esposo, una idea horrible sinceramente, aunque nunca se lo diría a sus padres para no hacerles sentir peor ya con su nueva actitud. Atravesó una puerta que fue abierta para ella, siguió un corto pasillo hasta tomar las escaleras que le guiarían a su habitación que no se encontraba tan apartada a la de sus padres, en cuanto al estar llegando a la puerta de su habitación abruptamente se topó con un hombre, mejor dicho, uno de los marinos.
–¡Cuidado hombre, es la pequeña hija de los (t/a)! Sería muy malo para nosotros que la lastimaras, aunque fuera por accidente, fíjate por donde caminas – le gruño uno de los marinos a su compañero, a (t/n) realmente nunca le gusto que todos mantuvieran especial cuidado en siquiera ponerle un dedo encima por temor a lo que sus padres pudieran hacer, solo eran nobles, era un rango alto, pero no tanto como un dragón celestial –.
–Lo siento niña, ¿perdonarías a este torpe marino? – pregunto el hombre como si enterara ser amable pero realmente no lo era, estaba apresurado por algo, su compañero parecía poder ocultarlo mejor que el –.
Ella se hizo simplemente a un lado sin intentar realizar una conversación para que se marcharan simplemente, cuando se hizo a un lado se quedó de pie casi junto a su puerta observando como los marinos tomaban otra dirección, curiosa decidió seguirles hasta que subieron unos escalones hasta otra sección del barco, en esos puntos comenzaron una charla que le dio gusto escuchar por lo interesante que sonaba.
–¿Has dejado bien oculta esa fruta? No quiero que nadie la encuentre, es solo nuestra, y si descubren que la has dejado en esa habitación nos mataran, seremos traidores.
–No te preocupes está a salvo, es mi habitación después de todo, nadie sabrá donde está, he dejado una copia barata en su lugar. ¿Buena idea, ¿no? Nadie se enterará.
¿Fruta? Realmente no llego a comprender mucho sobre el asunto, aunque recordaba algo así con el tema de Luffy de cómo podría ser de goma más que un humano común y corriente, eso llamaba algo su atención, nunca había visto una en persona y tenía muchas preguntas.
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Blue {Monkey .D. Luffy x Lectora} Finalizada
Fanfiction¿Las heridas profundas hechas en el corazón realmente sanan? Tal vez, ella seguía cuestionándoselo siempre, cada día, cada tiempo que llegaba su triste día llamado: Blue, el día en que lo perdió todo. Y la voluntad para reunirse con aquel chico se...