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Eran alrededor de las tres de la mañana cuando el sonido de la puerta me despertó, me quedé callada unos segundos hasta que el golpe contra la madera resonó una vez más.
Me levanto de la cama a regañadientes, el frío de Alemania parecía estar en mi contra esta noche. Me envuelvo las sábanas del hotel que me habían estado manteniendo caliente como alguna especie de bucle en todo mi cuerpo y me acerco a la ventana.
Una vez más, tocan la puerta.
—¿Quién es? —alcanzo a murmurar, tampoco planeaba gritar a esta hora y que alguno de los huéspedes se queje de mi por el ruido.
Mi subconsciente se ríe de mi aún asi, sería bastante estúpido que algún asesino respondiera a esa pregunta con alguna especie de «Vengo a asesinarte, ¿crees poder abrirme la puerta?»
—Es Johnny, abre por favor —puedo reconocer su voz, frunzo el ceño y quitó el pestillo antes de girar de nuevo con la intensión de volver a la cama.
Me senté en ella y observé como el castaño entraba en pijama a mi habitación, cerrando la puerta detrás de él.
—No me molesta tu existencia pero si cuando interrumpes mi siesta —hablo burlona, el rueda los ojos acercándose a mi lado, se sienta y recuesto mi cabeza en su hombro.
—No puedo dormir —pronuncia en voz baja, sonrió somnolienta, sentí como una de sus manos paso a mi cabello comenzando a acariciarlo.
—Cuenta ovejas —pronuncie con burla, sentí su risa retumbar en mi oído.
—¿Me creerías si digo que ya lo intente? —lo mire divertida.
—¿Leche tibia? —pude notar como fruncía la nariz en una mueca.
—No es precisamente lo que tenía planeado —sus ojos claros me miraron juguetones, levanté mi cabeza y el se recompuso tomando mi mano para acostarse en mi cama y jalarme llevándome con el. —Me di cuenta de que sería mucho más cómodo y eficiente dormir con mi novia —mis mejillas se sonrojaron al instante.
—Nunca hemos dormido juntos —el se encogió de hombros.
Apenas teníamos un par de semanas en una relación algo formal, aunque habíamos sido amigos desde años antes pues nos conociamos desde sus inicios en YouTube, todo había cambiado desde que comenzamos a tener sentimientos por el otro.
Aun así, Johnny no era mucho de expresar sus sentimientos, no verbalmente y cosas como estás -tocar a mi habitación a las tres de la mañana- eran su forma de expresarlos.
Me recompuse sobra la cama, desenvolviendome de las sábanas para que pudiera cubrirse con ellas, me acosté a su lado y cuando planeaba darle la espalda, tomo una de mis manos para que recostara mi cabeza sobre su pecho.
Suspiro con fuerza, podia escuchar la tranquilidad de los latidos de su corazón.
—Hey Johnny —bajo la mirada permitiéndome ver sus ojos con la poca iluminación de la luna —Te quiero —sonrio con los labios cerrados —No es necesario que lo digas —murmure después, dejo un beso en mi coronilla y volvió su mano a mi cabello enredando entre uno de sus dedos un mechón.
Pasados los minutos, sabía que seguía despierto, puesto que su respiración seguía teniendo la misma rapidez.
—¿Qué le diremos a Lauren cuando nos encuentre en la mañana? —pregunté volviendo a mirarlo, sonrió divertido.
—Que no podías dormir y me mandaste un mensaje para que viniera —respondió con simpleza, reí por lo bajo.
—¿Decir la verdad no es una opción? —el negó con la cabeza, bostece y me acomode mejor sobre su pecho
—Es injusto que sea ella quién venga a despertarte para que vayan a desayunar juntas —el tono de su voz comenzó a ser más somnoliento. Me encogi de hombros, el sueño comenzaba a vencerme y la pesadez de mis párpados eran prueba de ello.
Unos minutos más en silencio bastaron para que mi respiración comenzará a tranquilizarse, sincronizandose con el latido del corazón del castaño.
