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Johnny y yo habíamos sido mejores amigos desde que teníamos memoria, cada momento importante en mi vida estaba enmarcado con la presencia de mi amigo en el, ¿pero que hay de importante en eso? fácil, que yo no era famosa, y tampoco conocida por nadie más dentro del círculo de Johnny.
Había sido una decisión mía, mantenerme lejos de las cámaras, detrás del telón que envolvía a mi mejor amigo pero todo se había vuelto un completo caos cuando su fama comenzó a crecer al punto de tener paparazzis detrás de él, y que sus fans supieran de mi existencia.
—Es mi culpa —llevo sus manos a su rostro, podía notar lo frustrado que estaba, reí sin poder evitarlo logrando que su atención se centrará en mi, me miro con una sonrisa. —¿Qué?
—Sabíamos que en algún momento iba a pasar, no importa —me recosté sobre la silla con tranquilidad, extendí mi mano y el se levantó del borde de la cama para tomarla, lo jale un poco logrando que se acercara lo suficiente para abrazarlo por la cintura, recosté mi mentón en su pecho observando a sus ojos.
—Si fuera tu, estaría llorando de desesperación —su tono incrédulo y burlón me provocó una carcajada.
—¿Quieres que llore? —lo rete enarcando una de mis cejas, el negó al instante. —Podemos decir que soy tu prima —me encogí de hombros, el río negando.
—No vamos a mentir, además no quiero que crean que eres mi prima —arrugo la nariz con desagrado. Se separó de mi, acercándose al escritorio para tomar su celular. —Hare un live —en ese mismo instante me levanté de la silla tratando de dirigirme a la salida, cosa que no logré puesto que tomo mi antebrazo devolviendo mis pasos. —Y tu estarás en el.
—Tambien podríamos fingir que no existo o que las fotos son un mal montaje —sonrei ampliamente como si aquellas fueran las mejores ideas que pudieron darle.
—O podríamos enfrentarnos al mundo, se que te adorarán —insistio, lo mire negando —¿Quieres que me ponga de rodillas? —aun sin soltarme se arrodilló con rapidez
—No seas ridículo, Orlando —me burle ayudándole a levantarse, el se levantó riendo.
—Sabes que siempre he querido que te conozcan, y ahora que finalmente lo hacen, no puedes dejarme así —señalo el celular que estaba postrado en el tripié listo para encenderse y comenzar el live.
—De hecho, si puedo —salí de su habitación sin más escuchando como bufaba.
En realidad sabía que no iba a insistir, lo conocía, Johnny no era el tipo de chico que insistía por algo. Fui hasta la sala de estar, en busca de mi mochila, saque mis gafas de sol que Johnny consideraba de mosca por lo grandes que eran y volví al segundo piso en busca de Maddie.
