Hoy...

189 16 1
                                    

Llevo 1 año casada con el maravilloso dragón slayer  llamado gajeel redfox.
Estaba de esperarse cuando el cruzó la linea de llegada repitiendo varias veces el nombre de "enana" pero eso no me importaba lo que me importaba era tener una vida hermosa, una familia, y amor entre nosotros 2, después de todo era mi hombre, y no lo podía dejar por ninguna cosa del pasado.

Corrí a la entrada de mi casa recordando que las llaves estaban debajo del tapete a un lado de la estatua de madera que por cierto esa estatua la había echo gajeel, levante mi cabeza y me tope con esos labios..
Que me matuvieron en blanco por unos minutos, y que por supuesto accedí a corresponderle.

Me separe de aquellos labios y me encontré con mi esposo que llevaba sólo el pantalón con un cinturón metálico, y sin camisa.

-hey  donde estabas enana te estaba esperando para desayunar sabes que hora es?- aún estaba sonrojada por aquel beso tan lindo, pero pude contestar
-ah lo siento gajeel no me percate del tiempo estaba con lucy aprendiendo unas nuevas recetas de cocina- separe mis ojos de aquel torzo  desnudo y me dirigí a la cocina.

(...)

Era la mañana, los pájaros se oían cantar como de costumbre, el sol entraba por la ventana y el silencio invadía mi oído.

Quise abrazar a mi mujer y pegarla más a mi cuerpo por que la verdad estaba haciendo frío, y.. me percate de que no estaba.

Baje las escaleras lo más rápido que pude y vi a mi amigo comiendo ceral de frutas que por cierto era mi favorito.

- gajeel asta que despiertas, levy me dijo que no te preocuparas  por ella  está bien, solo fue con lucy-
Al oír esas palabras di un gran suspiro de relajación
- maldición esa enana casi provoca que me de un infarto- dije poniendo una mano atrás de mi cabeza.

Ya era tarde y mi estomago estaba gruñendo de hambre por que carajos levy no llegaba? Acaso le había pasado algo malo? O eran solo mis nervios, asta que escuche como alguien subía las escaleras de nuestra casa, fije la vista y era ella, tan hermosa como simpre con un vestido rosa corto, unas botas, y su cinta del cabello habitual.

Eso sí era ijusto ella me había dejado sólo y no me había dado mi beso de buenos días, eso yo no se lo voy a  perdonar nunca.

Me pare en la puerta esperando a que la abriera, entonces abrió la puerta,  yo me abalanze  a sus hermosos y carnosos labios, escondí mi mano en sus cabellos azules y la pegue más a mi cuerpo, quería sentirla cerca, quería que no se fuera otra vez con esa maga! Ella solo era mía y solo mía.

Parede besarla  y la mire por un rato, con sus labios hinchados y su cara tan roja como un tomate... vaya la verdad se veía bastante hermosa con esa cara habitual que tenia de sonrojo.

Le reclame de lo ocurrido un poco molesto pero ella solo se fue a preparar cosas en la cocina, pero esta si me la va a pagar.

Sólo tú y yo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora