Extrañar puede ser doloroso.

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-A veces me pregunto que tan desesperados estarán los reinos en mi búsqueda -comenté deslizando mi índice por el vidrio de la ventana.

-Te aseguro que es bastante -dijo Yifan mientras se cruzaba de brazos levantándose de la silla.

-Me gustaría verlo en persona -sonreí viendo a través de la ventana. Era mediodía en las tierras de los Ocres, era un reino demasiado lejano de los dorados, el Sur e incluso el Lúcidos. La plaza del pueblo era tranquila a esas horas, los aldeanos caminaban con bolsas de comida, libros, semillas, frutas entre otras cosas. Me agradaba verlos desde la ventana con el sol cayendo fuerte sobre el reino.

Hace un año había llegado a esas preciosas tierras que terminaron siendo mis favoritas sobre cualquier otro reino que haya pisado antes. Hace tres años que me fui de mi reino natal "el reino dorado" aquellos fueron tiempos difíciles, había aprendido lo bueno y lo malo de la vida. No obstante, gracia a ello me volví lo que era; un mago libre.

No debía darle explicaciones a nadie.

No debía cuidar de nadie.

No debía preocuparme por otro.

Solo vivía de la forma que deseaba.

Yifan y yo nos tomamos en tiempo de hablar con los otros magos de lo que haríamos o deseabamos. Fue un unánime la decisión final.

"Los magos ya no le servirán a los reinos"

Porque sí, antes era de ese modo, cada mago tenía que servile a un reino en específico, cada mago debía dar explicaciones a un rey pero, desde la muerte del rey Suho, yo mismo tuve el valor de hablarlo con el mago mayor. "¿Por qué debemos seguir la orden de aquellos? ¿Por qué?" Había sido un tema complicado, y cuando le dimos la palabra a cada mago ellos lo entendieron tomando la decisión.

Fueron ellos quien me ayudaron a salir del reino del sur, justo después de haber mentido frente a todo el pueblo y culparme por la muerte de la princesa.
Ellos odiaron el hecho no haber podido asesinarme aquel día, buscaron hasta abajo de las rocas en mi búsqueda, el rey del sur se iba a volver loco ofreciendo tanto dinero por quien pudiera traerme de vuelta bajo sus manos y poder hacer el mismo lo que antes sus servidores no hicieron antes. La recompesas por mí, subieron a precios demasiados elevados convirtiéndome en la persona más buscada en todo los reinos. A pesar de ello, nunca dieron conmigo, nunca encontraron si un rastro de mí.

Fue bueno hacerlo sentir de ese modo, fue bueno saber su frustración y que no podían hacer nada. Pero fue tan malo para mí, había sido doloroso, muy doroloro irme tan lejos, mucho más al verlo llorar cuando desaparecí. Mi corazon lloró aquel día aunque sabía que estaba bien.

Estaba bien haberme ido.

Dejándolo solo.

-¿Jongin te gustaría explicarme por qué anoche no encontre mi cena? -me volteé hacia el chico que acababa de entrar por la puerta, este al instante miró a su alrededor con su rostro asombrado.

-¿De qué hablas? Hyun -jongin se encogió de hombros mordiendo el pedazo de pera que cargaba en sus manos-. Te aseguro que no he sido yo, pues ni siquiera encontre el mío.

Hice una mueca con mis labios y inclinando una ceja solté: -De seguro fue Park.

-Es lo más seguro -habló Yifan rascándose la nunca intentando ocultar sus nervios. Muy bien que era él quien se había comido mi cena el día anterior.

Resignado relaje mis hombros echando otra mirada por la ventana.

-¿Viajaras pronto? -preguntó Jongin mientras tomaba asiento en una de las sillas libres de la habitación.

-¿Uh? -moví mi cabeza, mis manos ahora descansaban sobre mi cadera- Pronto será 6, así que es muy probable.

El moreno asintió tirando hacia atrás en la silla -Quiero ir a un lugar muy cercano de ahí, así que te haré compañía.

-No hay problema.

Ahora estábamos juntos, nosotros los magos nos hacíamos compañía, vivíamos juntos, comíamos juntos, viajábamos juntos. Todos lo hacíamos juntos apoyándonos el uno al otro, incluso Chanyeol que a veces se tomaba su tiempo pero siempre regresaba.

Yo era feliz con ese modo de vivir, era placentero mi nueva forma de vivir. Los magos se habían vuelto mi amigos, hermanos, toda mi amena confianza caía sobre ellos.

Pero existía algo que me dejaba un profundo vacío en mi doloroso pecho, algo que antes formaba parte de mi alma, algo que nunca dejaría de amar; el recuerdo del que alguna vez fue mi príncipe. Vivía con los recuerdos de Sehun en mi mente, atormentado y anhelando volver a encontrarme con él, extrañándolo cada día más, deseando volver estar a su lado. Cuando cerraba mi parpados pensaba en él, no existía día en que no pensara en el rey de los dorados. Nunca abandonaría mi promesa de amarlo, mi eterno amor siempre sería para él, solo para él. Aunque la distancia nos separé yo siempre sería suyo.

Llevaba tanto tiempo si verlo, sentía que el oxígeno que inhalaba por mis pulmones no era suficiente, que mi respiración ya no era la misma sin su presencia. Toda mi fisionomía gritaba por él.

Sus caricias.

Sus besos.

Sus palabras.

Su amor.

Era el aire para mi convivir.

Era importante para mí, y ahora lo necesitaba.

Pero solo era cuestión de esperar.








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NA: Falta muy, muy, muy poquito para el final.

My King [SeBaek/HunBaek] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora