Capítulo 3. "La caja de su libertad".

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Zara Larsson - Ain't my fault

Sam

Inhala. Exala.
Inhala. Exala.
Inhala. Exala.
Y repite el procedimiento.

Aquí vamos; vivir sin él pero vivir con su recuerdo.

Siempre me preguntaba el porqué del color negro en velorios, o que tiene de malo llevar el color rojo en estos, y creo que por mi propia experiencia, error, por lo que ahora estoy viviendo se de ante mano la respuesta a mi primera duda.

Negro. Negro tengo el alma, negro lo veo todo, es como que si en un túnel estuviera, en mi propio túnel más bien, como que si ya no se a donde..... dirigirme, donde guiarme.

Dos días, ¡dos benditos días desde que se fue!.

*Dos días antes*

Estaba lista, ya me sentía con respecto a mi salud normal, ya no necesite de esas muletas para caminar por mi misma.

En compañía con Sofía, salimos del hospital, sabía que a mi papá ya lo tenían en el ataúd velandolo en casa.
Agarradas de las manos cruzamos al fin esa puerta de "salida ⤵".

Bajamos por el ascensor en completo silencio, no teníamos nada que decirnos, sabíamos bien que al salir de aquí, empezaría la batalla, nuestra batalla.

Cruzamos por un pasillo blanco, todo el hospital en realidad era de ese tono, doblamos a la derecha y salimos de lleno a la carretera.

Ya afuera complemente, divise a Carlos, el fiel amigo y trabajador de papá, gracias al cielo que él estaba ahí, por que si no fuera por él, no se como hubiéramos salido de esté lugar o en que nos íbamos en realidad, esta hora era exactamente "hora picó".

-Siento lo que sucedió señorita Samantha, lo echaremos mucho de menos, fue un gran hombre- me dijo aquel hombre que me había visto crecer y jugar en su ganado acompañada de sus hijos.
-Lose, y gracias- me abrazo fuerte por unos segundos, al separarse me paso una frazada color colar con girasoles, mi favorita.

Saludo a su hermana y como todo caballero que era nos abrió la puerta de su camioneta negra.

-A juzgar por sus aspectos necesitan comer, déjenme por favor llevarlas con mamá ¿si?- Sofía me miró.
-Creo que es lo mejor mi niña, no estas bien, de todas formas te iba a llevar a comer, así que, que mejor que sea comida echa en casa- no podía protestar, no era el momento ni el lugar, tampoco era una malcriada, y no le iba a hacer más difícil esta situación. Asenti y nos dirigimos a "Los Girasoles" .....su hacienda.

*******

-Sam- me movían -Samantha- me quejaba.
Estos días apenas si pegue un ojo.
-Sam- era Carlos -ya estamos llegando.
Abrí mis ojos lentamente para recuperarme y acostumbrarme a la claridad del día, y efectivamente habíamos llegado a los terrenos de mi papá, la camioneta siguió avanzando, cruzamos el gran portón de color negro que llevaba en el centro de la parte de arriba "Los Girasoles", Don Hugo, el portero, nos saludo y me dio el pésame.

Me acerqué más, si era eso posible, a la ventanilla, y sin que lo hubiera venir ya tenía dos gruesas gotas saladas a los costados de mis mejillas, es imposible que no bote ni una lágrima, esto me trae tantos recuerdos, aquí aprendí todo, todo con él, una vez dentro, Carlos me llevo a la "Glorieta" nombre de una pequeña localidad que quedaba a la derecha de la entrada. Aparcó su todo terreno, escuché como el motor se apagó y los seguros se quitaban, como se abrían las dos puertas y por hay mismo se cerraban, yo tarde unos segundos en bajarme. Carlos y Sofía ya estaban por entrar, sabían que la única persona que me gustaba y que me abría era mi papá antes de bajarme, así que para no hacermelo más difícil me dejaron sola, cosa que agradecí.

-¡Mi puerquito!- no pude evitar sonreír aunque sabía que estaba llorando.

Hay en la puerta de esa localidad estaba Balanceado

Dominga, o balanceado como la llamó yo-si se que es algo loco-pero así nos enseñamos.
Dominga es de todos la que más tiempo lleva trabajando con mi papá, ella es como mi abuelita, es mamá de Sofía, según mi abuelo, cuando él era joven en ese entonces, no sabía nada sobre administrar una hacienda, y vaya hacienda que tenía, está es muy pero muy grande, son tantas hectáreas y hectáreas de frutos, según mi papá, Dominga era una humilde muchacha con una bebé incluida, la conoció por su papá, pues éste tenía unos cuantos trabajadores en su nuevo proyecto de realizar y levantar sus propios terrenos, de pequeño administraba una pequeñita parte, pero como siempre necesitaba ayuda, y hay es cuando Dominga entraba y le resolvía y ayudaba en sus problemas, la mayoría de cosas las sabía gracias a ella. Con el tiempo mi papá tomo las riendas de la hacienda, convirtiéndose en unos de los mejores, y eso se veia en los resultados que brindaba las cosechas, todo de la mano de Dominga.

Me acerqué a ella, y sin poder evitarlo me abalance prácticamente a llorar desconsoladamente.

-Shhshshs ya mi nena, ya pasó, tranquila- removia mi cabello.
-Yo-yo tuve la cul-lpa- me cojio el rostro con sus manos llenas de arrugas al igual que su cara, pero era muy hermosa, poseía una hermosura que ni la edad se la quitaba.
-Tu no tienes la culpa de nada- me reprendió -o es que acaso tu mandastes a esos jovenes a salir peor que ganado a corretiar ¿ha? No mija, Dios sabe por y como hace las cosas, asi que no te culpes de nada, porque si es así tu y yo tendremos serios problemas jovencita.
-Pe-pero yo, yo le dije que, que sí, que, que vayamos, si no, no hubiéramos ido, y-y nada de esto hubiera pa-pasado, él estaría con nosotros, él estaría conmigo.



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¡Joderr, esto es como mi primera vez en realidad es mi primera fucking vez escribiendo!

Sólo quería agradecerles por brindarles un espacio a esta ¿novela? Hay Deos no se ni como decirlo, weeeenop espero que les gusten y si no les gusta pues que el koko se los coman ;).

XOXO👯

'COLD WALTER.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora