XVlll Disculpas.

395 23 0
                                    

—¿Me extrañaste, pequeña cielo? —dije apretujando la pequeña mejilla de Penny. Se veía preciosa en ese vestido de margaritas.

—Si papi, mucho— se abalanzó sobre mí. Le di tantos besos, y la abracé como nunca.

—Ya estoy aquí, para ti nena—besé su frente.—He vuelto para no irme en muchoooo tiempo.

Y lo que realmente había sucedido fue esto:

Después de esas cosas totalmente absurdas que habían sucedido, la forma en la que estaba ahogándome en el alcoholismo, la manera en la que me estaba convirtiendo en un mal padre al hacer a Penny a un lado por mi dolor.., haber herido a una chica totalmente inocente y de hermosos sentimientos. Nadie merecía eso, ni siquiera yo mismo, estaba haciéndome tanto, tanto daño al aferrarme a alguien que ya se había ido. Entonces comprendí que necesitaba ayuda, y la busqué. Tomé varias sesiones, dos o tres psicólogos distintos hasta que al fin, después de unas cuantas semanas por fin empecé a comprender el sentido de las cosas, como las personas pueden ser ejemplificadas en ciclos que inician y deben terminar tarde o temprano, pero algunos de nosotros pecamos por el dolor y nos aferramos dejando abierto ese circulo. Con esta ayuda aprendí poco poco a cerrarlo por mi cuenta. Lloré, grité, me reí, pedí perdón, comencé a sanar.

Aprendí que Ameli fue el gran amor de mi vida, ese que sólo vives una vez, del que nunca te olvidas, el que acapara la mayoría de tus primeras experiencias y además, ella era la madre de mi preciosa nenita y que jamás por ningún motivo dejaré  de amar, aún que ahora lo haré de una manera diferente. Ella se había ido por horribles motivos y no puedo volver a tenerla conmigo, pero tenía que entender que ahora estaba en un lugar mejor, y que ella querría que yo fuera feliz como una vez me dijo, y necesitaba ser el padre ejemplar que necesitaba Penélope.

Si quería ser feliz de nuevo, tenía que empezar con arreglarme a mí mismo, ahora entendía que Anabeth había hecho estragos en mi, y la quería a ella por ser ella, no por el parecido con otra persona. Entendí que no estaba mal volver a enamorarme de alguien, volver a sentir amor, porque Ameli y yo nos dimos todo el amor que pudimos, hasta que la vida la alejó de mí para siempre e irrevocablemente.

Tenía las cosas más claras, y podía sentirse algo más de paz dentro de mi mente, menos confusión y más optimismo.

Saliendo de esa institución lo primero que hice fue ir con Gemma, que estaba en mi casa cuidando a Penny. Mi hermana me había apoyado tanto, incluso cuando no debió hacerlo, ella estaba ahí junto con mi madre, ayudándome. No podría terminar de agradecerles.

—Oh, nene, te vez tan bien, estás algo diferente—decía Anne.

—Pero tú eres la que luce más radiante que nuca, mamá—la abracé devuelta—Gracias por todo.

—La familia siempre estará aquí para ti, tenemos que cuidarnos unos a otros, Harry.

Le sonreí, y luego abracé a Gemma.

—Te lo agradezco tanto, perdón por todo...ya sabes.

—Basta, eres alguien diferente ahora, no vuelvas a lo mismo, y no te preocupes más por eso. Estaré siempre para ti, hermanito.

Louis y Liam estaban aquí también, me disculpe con cada uno de ellos, en realidad no me percaté de mi mala actitud hacia la vida y hacía las personas que lo único que hacían era amarme, protegerme y que me querían ver bien. Me encerré en un mundo terrible que irónicamente yo elegí.

—Espero que podamos ser mejores, y no sé cómo agradecer cada detalle que han tenido conmigo chicos, realmente, si no fuera por su apoyo estaría aún hundido y si no fuera por esa hermosa sonrisa que me ilumina los días no lo habría logrado—Señalé a mi amor, Penny.

Hablamos todos un poco más, les conté toda mi experiencia, mi sometimiento a algunas pruebas con fármacos y su efecto en mi sistema, que en ocaciones me ayudaban pero terminaban haciendo más daño después, entonces opté por la abstinencia al medicamento y alcohol. Nada sencillo, pero tenía grandes incentivos para lograrlo. La hermosa expresión de alegría de Penélope y la familiaridad y cariño de esta gente lo valía, ellos creían en mí.

—No sabes la alegría que es tenerte de vuelta, Harry.—dijo Louis—Penny te echó de menos en la presentación de hace una semana. Bailó increíble, su maestra me dijo que fue de las mejores.

En ese momento, Anabeth acaparó toda mi atención. ¿Qué sería de ella? ¿Me habrá olvidado ya? ¿Estará esperando por mi, como yo por ella? Tendría que pedirle disculpas.

—Esa es mi nena—apreté la mejilla de Penny—Y hablando de Anabeth, ¿Qué saben de ella?—Me atreví a preguntar después de un largo rato de platica. Todos se miraron cómplices y sin saber muy bien que decir.

(...)

—¿Qué harás hoy, Beth?—me dijo Zayn desde el comedor, hacia doce semanas que estaba devuelta en casa y yo me sentía menos sola después de todos esos malos momentos.

Debía admitir que me moría de tristeza y busqué de vez en cuando a Harry en todo este tiempo, desapareció sin darme alguna explicación o siquiera...despedirse. Jamás  devolvió una llamada, ni vino a visitarme después de que se fuera de mi departamento aquella vez. Después de esas semanas tenía que ver hacía delante y seguir con su vida, con él o sin él en ella.

—Iré a la academia, tengo evento ¿Por?—contesté atándome mi cabello, era algo tarde.

—No quería dejarte sola esta noche, pero tengo que ir a una junta, ¿puedes estar bien sin mí?—Preguntó afligido.

—Oh por dios, no voy a desaparecer o algo por el estilo, Zayn. Ya he estado bastante tiempo sin ti—me reí—ve sin cuidado, y llámame para avisar como estás y cómo llegaste, por favor.

—También me llamas ¿eh, enana?—me dijo besando mi mejilla mientras yo asentía riendo.

—¡Nos vemos!—Cerré la puerta y bajé las escaleras con raro entusiasmo.

Tomé un Taxi y al bajar de éste, lo vi. Él estaba de pie con una preciosa sonrisa en la entrada de la academia esperando. Creí que no vendría.

—¡Peter!—Me acerqué a él y lo abracé. Besó mi cabeza.

—Luces muy linda esta tarde, cariño—dijo dulce. Su comentario me incomodó un poco, estábamos saliendo sin ningún plan en especial, y es que aún no me acostumbraba a ese tipo de detalles viniendo de otra persona que no fuera...

—Oh, no—mascullé cuando vi a alguien a lo lejos, mirándome medio confundido y ajeno—Harry.

¿Mami? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora