46 - Nota Final (Epílogo)

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Hola, Matthew

Agradezco que siempre me llamaras chica de azul.

De pequeña, siempre leía muchos cuentos y veía películas. Cuentos con finales felices, y películas que ocultaban la realidad.

Siempre había una princesa y un príncipe. Estaban hechos el uno para el otro. Se enamoraban. Se casaban. Fueron felices y comieron perdices. Fin.

Películas y libros de esos hay millones, y todos hemos visto al menos una de ellas, o leído una historia tan maravillosa como esa.

Y ese es el problema.

Acostumbramos a ver esas películas y libros de pequeños, así que en esa edad, es más fácil creerse que eres una princesa. Una princesa perfecta, con un príncipe azul perfecto, que se enamoran, se casan, y el resto de sus vidas viven felices.

Siempre creí que era una princesa.

Pero a veces, las cosas no salen como quieres o esperas.

Crees que vas a tener un final feliz. Pero quizás no lo tienes.

Crees que vas a tener a un chico perfecto que te quiera. Pero quizás tampoco lo tienes.

Incluso, a veces ni tan siquiera eres una princesa.

Nadie es una princesa. Pero eso no significa que no puedas tener un final feliz en tu historia. Un final feliz con, o sin príncipe.

Normalmente, la persona que lleva "azul" en su nombre, es el príncipe. Es decir, el chico. Y se llamaba príncipe, porque era perfecto y siempre era él el que besaba a la chica para que se despertarse, o simplemente el que la sacaba de apuros, ¿cierto?

En cambio, tú me llamabas chica de azul. A parte de ser por el helado, y porque es mi color favorito, también me llamabas así por este tema de los cuentos. Considerabas que yo podría salvarte en cualquier momento, aunque fuera una chica. Una chica que no era una princesa. 

Una vez lo intenté, intenté salvarte besándote. Pero llegué demasiado tarde, y no lo conseguí.

Si hubiera llegado segundos antes, hubieras fallecido en mis brazos. Pude ser la última en ver tus ojos color café.

Pude ser la última en peinar y jugar con tu pelo castaño. Como me peinabas tú en el hospital. Si estaba en coma, ¿como puedo saber eso?

Verás, no te lo quise decir, pero mi estado de coma no fue muy normal, que digamos.

Fue como si estuviera dormida, pero escuchara y notara lo que pasaba a mi alrededor. Podía oír, sentir.. Pero no podía abrir los ojos.

Así que sé que una noche, te quedaste dormido. Sé lo que escribías en las cartas, porque a medida que las escribías, ibas "dictándote" lo que debías escribir. Palabra por palabra. Escuché todo lo que pasó con Grace.

Sé todo lo que pasó en mi habitación del hospital.

Y sé que dudaste en dejar la nota 167. Y sé que lloraste mientras escribías la carta 619.

Volviendo al tema de los cuentos de hadas, agracias por apodarme Chica de azul.

Me has enseñado que no solo es el chico el que puede salvar a la chica, aunque yo no lo consiguiera.

Me has enseñado que no todo con finales felices como siempre dicen y nos meten en la cabeza de tan pequeños.

Matthew, siempre te recordaré como el chico que me dio la lección de vida más importante que nadie nunca me ha dado, y siempre serás el chico que me salvó del accidente también.

Te amo, Matthew. Muchísimas gracias por todo lo que has hecho por mí.


- Este es el final de la nota de la chica que se creyó princesa.

De la princesa que besó a su príncipe azul y no despertó,

de la princesa que nunca tuvo el final feliz que siempre soñó. - 


Fin








¡Hey, tú, chica de azul!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora