Dependiendo Solo De Remedios Para Vivir

1.1K 37 13
                                    

Lean, voten y comenten esta historia escrita en español que espero de todo ♥ les guste.

€€€€€€

Todavía me debatía entre la vida y la muerte, aunque sentía que la segunda no me quería abandonar y me seguía rondando como un captor a su presa o como un amado a su amada.

Martín veía como el tiempo se me agotaba y que debía darme los remedios tal como lo mencioné anteriormente, de esa manera acabaría con mi sufrimiento y me rescataría de los deseos de la parca de llevarme lejos de su lado como él creía.

Yo, por el contrario...solo quería descansar de la situación horrible en la que me encontraba, sí era mucho para mi y este frágil cuerpo no soportaría por mucho tiempo más.

Lafontaine, todavía seguía luchando por mantenerme viva y estabilizar mi temperatura corporal, ya que a pesar de que no sentía frío mi cuerpo, tanto tiempo desnudo estaba congelado como un témpano de hielo.

Ya sea movido por la compasión y el deseo de que yo estuviera realmente embarazada de él o por lo que fuera y el hecho de que actuara abrigó mi ser un poco.

Me puso una manta celeste, la mejor que tenía, a pesar de que estaba un poco desteñida, raída y rasgada en algunas partes.

Aún así, sirvió para que calentara de manera gradual mi cuerpo, y recuperara una tonalidad relativamente normal, dejando así de estar tan pálido y cadavérico como la misma muerte.

Eso mismo hizo que surgiera un atisbo de esperanza en sus ojos, que se le iluminaron al cruzársele una idea y que sonriera al tratar de llevarla a cabo

Bueno, yo estaba muy mal todavía  y seguía convulsionando, pero con menor frecuencia gracias a los remedios administrados.

Aunque yo seguía estando muy débil y frágil, definitivamente esto no llegó a ser un impedimento para que Martín con un pañuelo me limpiara los labios, inclusive la comisura de estos y los besara.

Primero, de una forma delicada y tierna, posteriormente brusca y posesiva, tratando de demostrar con este gesto que yo le pertenecía.

Ahí me acordé inmediatamente de los animales, ya sean salvajes o domesticados, en especial con las reses vacunas o el ganado, que cuando son adquiridas por alguien llegan a ser marcadas indeleblemente con fuego.

Esa marca muestra a quien pertenecen y por ende gracias a esta señal llegan a ser reconocidas en una multitud por sus mismos dueños o por otros ganaderos.

Permitiendo saber así donde se encuentran a cada momento, especialmente cuando cuatreros o asaltantes intentan robarlas, ya sea por verdadera necesidad, deseos de matanza o simple diversión a expensas del animal y su dueño.

Estos ganaderos muchas veces logran dar con el paradero de sus animales debido a que tienen un catastro exacto de cuantas cabezas de ganado poseen o aparte de la marca a hierro fundido les ponen un rastreador o GPS para saber en el sitio en que se encuentran.

Así me sentía yo, vulnerable, pasada a llevar y marcada como con un cincel cuando sus labios se posaron en los míos.

Me empezó a magrear o a sobar mis senos, y yo no podía hacer nada, el muy asqueroso y abusivo se aprovechaba de mi en esta situación.

Los masajeó mientras él se masturbaba, hasta el punto de dejármelos adoloridos, rojos y con algo ligoso bañando tanto los pezones como las aureolas.

No contento con eso me los besó y comenzó a chuparlos, yo sentía como me succionaba uno y después el otro, sustrayéndome algo líquido mientras lo hacía.

AtadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora