Capítulo Uno.

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2 de octubre de 2013.

–Hey hola. –West, un amigo de mi hermano me saludo, yo estaba caminando sin motivo alguno cerca de la cafetería, no podía almorzar, pero mi estómago rugía.

–Hola West. –Sonreí.

– ¿Todo bien?

Asentí.

– ¿Almuerzas conmigo hoy? –Me preguntó, estaba coqueteándome, lástima que no podía almorzar. “Primero muerta, que gorda” La frase paso por mi cabeza, y comenzó a repetirse. – ¿April?

–Oh, ¿sabes? No tengo nada de hambre, estoy algo enferma del estómago, lo siento. –Mentí.

–Está bien. –Se rasco la nuca, parecía nervioso al darse cuenta que había rechazado su oferta. –Pero me debes un almuerzo ¿Vale?

–Vale. –Sonreí.

–Adiós April, nos vemos luego. –Sonrió y entro a la cafetería.

Me despedí con la mano.

Seguí caminando cuando alguien me agarra del brazo y me dirige al baño, sabía que era Vania.

– ¿Qué hacías April? –Pregunto enojada.

–Solo hablaba. –Me defendí.

– ¡No puedes! –Me grito. –Estabas coqueteando, no puedes hacer eso, nadie te querrá con lo gorda que estas, no llevas ni más de una semana y te estas rindiendo.

– ¡No es cierto! –Respondí rápido. –No me estoy rindiendo, quiero esto más que nada en el mundo.

– ¿lo prometes?

–Sí. –Baje la cabeza.

Una princesa jamás  baja la cabeza, su corona podría caerse. –Me levanto el mentón con su dedo índice. –Tengo un obsequio para ti.

–Ya te dije que no me cortare. –Suspire.

–No es eso. –Comenzó a buscar algo en su bolso. –Aquí esta. –Sonrió victoriosa, sacó una pulsera roja del él.

– ¿Y eso? –Fruncí el ceño.

–Las que tienen pulsera morada, son las que vomitan, las que tienen pulsera roja, somos las que no comemos. –Me explico. –Ten, esta es para ti. –Me la entrego.

– ¿Y para qué es esto?

–Ugh April… –Bufo. –Así recordaras que no debes comer y te podrás identificar con otras como tú, con otras princesas.

–Bien. –Comencé a ponerme la pulsera.

–Felicidades, ahora eres oficialmente una de nosotras. –Me abrazo. – ¿Cuál es tu meta? –Dijo en modo de finalizar el momento de “amigas”

–45 kilos. – ¿Quién diría que esa maldita “meta” se me saldría de las manos.

–Me parece bien. –Sonrió. – ¿Cuánto te falta?

–14 kilos. –Dije avergonzada. Era obvio, media 1,65 y pesaba 59… ¿Qué clase de ballena soy? Pensaba.

–Anda no te avergüences, no es tanto. – Me animo, sabía que no decía la verdad. Ella era tan delgada, ni siquiera sabía porque se había metido en el mundo de la anorexia.

–Yo era como tú. –Me confeso.

– ¿A sí? ¿Cuánto te tardaste? –Pregunte emocionada, por lo menos ella me entendía.

–No demasiado, ya verás que el tiempo se te pasara volando.

-Semanas después-

27 octubre de 2013.

 

–Espera a que las chicas de Atlanta vean esto. –Vania admiro las fotos en su teléfono, una vez más. De alguna forma me había convencido de fotografiarnos sin camiseta, para que las demás “princesas” vieran cuanto habíamos bajado, yo llevaba poco menos de un mes, por lo tanto aun no bajaba demasiado.

– ¿No se supone que nos deberíamos apoyar? No competir. –Le pregunte.

–Díselo a las de Atlanta, ellas sí que son delgadas. –Suspiro.

Toc-Toc, Escuche golpes en la puerta, por suerte estaba con llave.

– ¿Quién es? –Pregunte nerviosa. Sí alguien en mi familia entraba a mi habitación y me veía semidesnuda con una chica, no pensarían lo más bonito.

–Soy yo, James, ¿Puedes abrir? ¡Quiero ver algo de tus cuadernos! –Dijo desesperado.

–Bueno, te esperas. –Respondí.

–Anda, los necesito ahora. –Grito desde el otro lado de la puerta, seguía tocando fuertemente.

– ¡Nadie te manda a faltar a clases! ¡Mucho menos si es por una estupidez como ir a surfear! –Bufe, mi hermano nunca dejaba de molestar.

No lo escuche en varios segundos, supuse que se había ido.

–Al fin. –Vania suspiró. Podía ver lo delgada que era, aún más sin su blusa, sus costillas estaban sobresalientes, pero no exageradamente.

Entonces alguien abre bruscamente la puerta de mi habitación. Mi hermano se quedó boquiabierto al vernos.

– ¿Y ustedes que…? ¿Qu-Que Hacen? –Tartamudeo. – ¿Son novias? ¿Eres lesbiana? –Me pregunto asombrado.

– ¡James, joder! ¡Vete de una puta vez de mi habitación! –Le grite muy enojada, se había pasado de la raya irrumpiendo en mi cuarto cuando yo no quería que lo hiciera.

–Respóndeme, April. –Dijo serio.

–Estábamos probándonos ropa, imbécil. –Vania le respondió antes que yo, cruzándose de brazos. –Es primera vez que vez a una chica semidesnuda…supongo. –Soltó una risa tonta, claramente fingida.

– ¿Sabes? Primera vez que veo una chica vestida así como tú y no me da nada, eres un saco de huesos. –Sí, mi hermano se había enfadado con Vania.

Vania no pareció ofendida, incluso podría decirse que lo tomo como un cumplido.

– ¡James ya sal! –Lo comencé a empujar fuera de mi habitación y cerré de un portazo.

–Que idiota. –Vania se sentó. –Ahora a subir las fotos. –Cambio de tema, como si hubiera sido algo menor lo que había pasado.

The Crown © (Anorexia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora