Capítulo Dos.

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28 de octubre de 2013.

–Bien April, se ven los cambios, sigue así hasta llegar a la talla 0. –Vania leyó desde su computadora. Estábamos en recreo.

–Las chicas…perdón, princesas están felices con nuestras fotos ¿no? –Le pregunte.

–Sí, lo están. Hay consejos. –Sonrió. – Consejo 1, cuando estés sentada en la mesa con tus padres, metete la comida a la boca y luego escúpela en una servilleta o un vaso de color negro, luego escondes la comida en tus bolsillos. –Leyó detenidamente.

–Mi padre llega esta tarde, viene por el fin de semana de Halloween. –Le comente. –Significa, una gran y calórica cena. –Hice un gesto de asco.

–Ugh. –Hizo una mueca. –Pues, di que tienes que estudiar, y comerás en tu habitación, o te vienes a mi casa.

–Pero nunca veo a mi papá, lo sabes. –Dije triste. –De seguro comeremos pizza, mi favorita. –Hice un puchero.

– ¡April! ¡Tienes que sacar a la maldita comida de tu cabeza! ¡Sentir hambre es sentir poder! –Golpeo la mesa con la mano. –Mira, toma un trozo de pizza, llévalo a tu cuarto, con el pretexto de que tienes que estudiar, entonces le pones encima algo que odies, pasas, lentejas, o jabón cualquier cosa. Luego de darle un bocado, te dará tanto asco que no querrás volver a ver un trozo de pizza en tu vida.

(…)

– ¡April!

– ¡Papá! –Salte a sus brazos apenas lo vi.

–Como te extrañe, hija. –Me apretó aún más, en un cálido y poderoso abrazo.

–Yo igual Papá. De saber que estarías en casa tan temprano, hubiera vuelto antes. –Le dije.

–Oh está bien, ¿Dónde estabas? –Me pregunto. Ambos dejamos el abrazo.

–Con mi amiga Vania. –Le comente.

– ¿Vania? No conozco a esa chica. –Frunció el ceño.

–Oh, una nueva amiga, es como si la conociera desde siempre, es una agradable chica. –Sonreí.

–Ve a arreglarte, iremos a cenar. –Apunto las escaleras.

–Ahora voy. –Dije caminando a las escaleras.

– ¿Haz bajado de peso? Se te nota más delgada que de costumbre. –Me observo detenidamente.

–Debe de ser la ropa papá. –Dije sin importancia, aunque si me importaba, y mucho. Alguien lo había notado. Aunque Vania y las otras princesas dicen que esos elogios son mentira y no debía creerlos, me hizo sentir orgullosa.

Corrí escaleras arriba, tome algo de ropa y me dirigí al baño a darme una ducha. Al salir, no resistí, abrí el mueble para sacar la báscula.

Respire hondo, y me subí a ella, con los ojos cerrados. Luego de unos segundos me decidí a abrirlos, y mire el número. 55 kilos.

–He bajado 4. –Murmuré. – ¿Es suficiente?

Me vestí, con una sensación extraña, no sabía si era suficiente o era muy poco, solo sabía que no era demasiado.

(…)

–Hija, no has tocado tu comida. –Mi madre me miro extrañamente.

–Anda aliméntate, estas muy flaquita. –Mi padre me apunto.

–Si Pa, es que no tengo hambre. –Suspire.

–No importa, te comes todo, es una cena especial. –Me dio su sonrisa de padre.

–Está bien. –Sonreí fingidamente. Entonces comencé con mi truco, masticaba, y escupía en mi lata de Coca-Cola light, había sido una buena idea pedir una. Y así fue casi toda la cena. Mi lata estaba atiborrada de comida.

El restaurant estaba muy cerca de la playa, así que con mi familia fuimos a caminar.

–Que linda noche, me encanta estar aquí. –Mi padre se veía tan feliz, abrazaba a mi madre por un lado, y con el otro rodeaba mi cuello. James caminaba junto a nosotros, y mi hermano pequeño caminaba más adelante.

–Nos encanta tenerte aquí. –Mi madre lo abrazo con más fuerza aun.

(…)

20  de noviembre de 2013.

 

–Vania. –La salude al entrar al baño.

–Hola April, ¿Cómo va todo? –Me sonrió.

–Bien, oye me vino el periodo antes de tiempo ¿tienes una…?

–No. –Me interrumpió. –Ya no me viene hace muchos meses.

– ¿Y porque? –Le pregunte sorprendida.

–Debe ser por el ayuno que se yo…no me interesa. –Dijo mientras seguía poniéndose maquillaje.  –Otra ventaja de ser una princesa. –Sonrió.

– ¿Estás loca? ¿Qué pasa si después no puedes tener hijos? –La mire mal.

Soltó una pequeña risa. –No me importa, ¿Has visto como se ponen de gordas las embarazadas?

No respondí, me sorprendió su respuesta.

–Se te cortara pronto, las irregularidades del periodo son el primer antecedente.

Fue lo último que dijo antes de salir del baño, me quede sola. Un rugido salió de mi estómago.

Lave mi cara y me mire mi reflejo en el espejo. ¿Por qué me estoy haciendo esto? –Me pregunte.

Estoy perdiendo la cabeza. –Susurre. Entonces seque mi rostro y salí del baño para ir a mi siguiente clase.

The Crown © (Anorexia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora