Capitulo 29 (Maratón 12/13)

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La voz de la desesperación

Hace 24 horas...

Aburrimiento era lo que padecía el joven adulto de unos 19 años sentado en la camilla de ese repugnante pero al mismo tiempo contradictorio lugar impoluto.

Los olores de los fuertes productos químicos propios de una buena y segura desinfección no eran una molestia para él.  En absoluto, él amaba esos potentes olores que iban ligados a su extraña y extrovertida personalidad, él es "una caja de sorpresas" como muchos suelen llegar a decir. El chico movía los pies en un bailen incesante ya que no soportaba estar mucho tiempo sin hacer nada, además ahora que su única vía de escape se había ido ha efectuar un denominado "ejercicio de investigación sumamente importante".

El azabache chasqueó la lengua para después llevarse las manos a la cabeza y dejarse caer de espaldas en la camilla adornada de ya revueltas sabanas blancas.

-¡Maldito desgraciado! .-gruñó con algo de morriña-.

Se tapó los ojos vendados con su brazo desnudo.

-Él divirtiéndose, la enana que no me visita por estar con seguramente un novio secreto y yo aquí sin nada que hacer... .-Se dijo en voz alta con tono sumamente sarcástico recalcando su leve enfado, aunque muy en el fondo sentía que lo que decía no eran más que puras sandeces-. En fin...

Se sentó encima de la camilla colocando sus piernas cruzadas cual nativo Americano, y sus brazos cruzados en su pecho, el ceño a su vez se frunció un poco debido a la frustración.

Un sonido lo distrajo de sus triviales pensamientos haciendo que se le erizaran por un segundo los bellos y un escalofrío que le recorrió toda su columna vertebral. Era desde luego una persona del todo asustadiza con toda clase cosas insignificantes. Mas después de que pasara, sus músculos se destensaron... desde luego odiaba las agujas.

Los pasos que el chico había odio se fueron alejando a paso lento junto con el chirriante ruido de su carrito de odiosos medicamentos, en opinión del joven.

-Desde luego odio los hospitales .-gruñó en voz baja para asegurarse de que nadie le escuchara-.

 En ese momento la puerta de la habitación se abrió de golpe de manera muy brusca, asustando al paciente que produjo un grito de niña pequeña, equivalente al chirrío de una pizarra.

Blake calló a un lado de la cama de hospital con el corazón a mil como si la persona que desconocía su identidad fuera a acabar con su alma en ese mismo instante. Propio de él...

La risa de una voz ronca bien pronunciada hizo que el chico se enfadara como nunca.

-¡De qué vas viejo, has tardado casi dos horas! .- Gritó poniéndose de pie con dificultad al momento que se acercaba a donde provenía esa condenada risa-. ¡¡Dos horas!!¡Por poco pensé en que me habías dejado a mi suerte y que tendría que escapar al final de este lugar yo solo!

Una mano tapó la cara de Blake impidiendo así que se pudiera acercar más a él. Blake se limitó a intentar apartarla, que fue en vano.

-¿Tanto me has echado de menos enano? .-Preguntó sarcástico el sannin recién llegado-. 

Este empujó al joven un poco atrás apenas balanceándolo levemente, produciendo de forma inmediata que el azabache perdiera la poca orientación que tenía, colocando sus brazos delante de él buscando algún objeto o persona. Chasqueó la lengua.

-No... solo que me he acostumbrado a tu fea voz, viejo... .-gruñía mientras abrazaba el aire en un intento de atrapar al escritor-.

Por su parte, Jiraya se limitó a cerrar la puerta que había dejado abierta y tomó asiento rápidamente en una de las sillas que estaban cerca de la cama. Preparada especialmente para las visitas obviamente.

Time to Go Back [Naruto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora