The Things We Lost In The Fire.

Novena cosa: Respeto.

- ¡Debes dejar qué se vaya!

- ¡Por supuesto qué no, Phillip!

Y ahí estaban ellos. Chris y Allen peleando en plena sala y discutiendo un dramático desenlance para todo la situación que John y yo estábamos enfrentando.

John se iría, eso ya era algo que no se podía discutir. Ya estábamos en agosto y él ya estaba preparando todo para irse, Arthur había empezado a vivir con nosotros y ya John estaba contratando a un abogado que me estaba persiguiendo como un asesino serial para que firmara los papeles.

-No lo dejes irse, Phil. Te vas a arrepentir. -murmuró Allen, mirándome con sus ojos azules que me suplicaban que no dejara a mi marido irse- Ustedes se aman y están hecho para estar juntos... Esto es solo un hueco en el camino.

-No, Phillip. Debes dejarlo irse. Si no permites que cumpla su sueño, verdaderamente te odiará y no volverán a estar juntos. Debes dejar que se aleje un tiempo de ti para pensar...

- ¡Eso es basura, Chris! -Se quejó mi hermanastro- Si se alejan, es como una especie de confirmación de que ya no quieren estar juntos. No puedes dejar que se vaya...

-Tal vez, John solo necesita un respiro de Phil...

- ¿Un respiro? Están casados. No puedes tomarte un respiro de tu matrimonio.

-A veces... Un hombre necesita un respiro.

De alguna u otra manera, la situación se tornó un poco más personal. Chris soltó un leve suspiro mientras Allen le miró, un poco curioso ante lo que había dicho.

- ¿Qué tratas de decir, Christopher? -Preguntó Allen, con un tono algo alterado ante el ambiente que la situación empezaba a tomar.

- ¡Yo no trato de decir nada! -Se defendió el rubio- Mi punto es que a veces se necesita tiempo a solas para pensar en uno mismo y en las decisiones que uno debe tomar. John ha tomado una decisión, ¿podrías respetar eso al menos? Porqué no lo respetaste a él ni a su matrimonio.

Allen no tardó en quejarse ante el duro comentario de su esposo. Chris simplemente se levantó de su asiento, me miró por última vez y caminó hacia la cocina, tratando de calmarse. Allen me miró, tratando de disculparse en silencio, para después perseguir a su esposo.

Un suspiro abandonó mi garganta, dejando un amargo sabor a su paso. Casi al instante, mi celular vibró dentro de mi bolsillo. Contesté, sin ni siquiera mirar la pantalla.

- ¿Aló?

- ¡Hola, señor Brooks! -La voz cantarina del abogado que John había contratado me alteró a más no poder. Elias Samson, un hombre que vestía de traje y era tan atractivo que dejarías tus pantalones en el suelo por solo verlo- Soy yo, Elias...

-Sí, sí, lo sé... ¿Cómo estás?

- ¡De maravilla, señor Brooks! Espero que usted también. Verá, John me insistió que necesitaba que firmara los papeles de divorcio antes de que fuera a Nueva York, pero como eso no se podrá porqué John se va mañana... ¿Cree qué sería un poco apresurado vernos mañana?

Después de eso, siguió insistiendo. Endulzándome el oído con oraciones como "entiendo su situación" o "sé que es difícil para usted" pero yo no creía nada de esa basura.

Mi manera de pensar cambió cuando miré hacia la cocina. Los brazos de Allen abrazaban a Chris y le acariciaban tiernamente, haciendo que Chris se calmara. Apreté los labios y pensé en las cosas que Chris me había dicho.

No sé desde cuando, pero siendo honesto al parecer yo no sabía nada, el respeto que le tenía a John, a su forma de pensar y las decisiones personales que tomaba, había desaparecido por completo.

Había sido un egoísta. Desde que Arthur había llegado a nuestras vidas, todo era sobre mí. Sobre el hecho que ya estaba viejo para cumplir mis sueños, sobre el hecho que ya no me importaba oír a John y nada de lo que tenía que decir.

Ya no había respeto. Era así, le había faltado el respeto a John y era momento de volver a darle su lugar.

Si él ya no deseaba estar conmigo, decisión que se había dado por mis acciones, respetaría eso.

- ¿Señor Brooks? ¿Está ahí?

-Lo estoy, Elias. Y sí, te veré mañana. Es momento de acabar con esto.