Si Twice estuviera en el zoológico

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—Camina rápido Jeongyeon— empujaba Momo a su compañera de cuarto.

—Yo ni quería venir, animales ya los vemos en casa.— dijo con demasiado cansancio.

—¡Vamos! Quiero tomar muchas fotos.

Todas entraron, y pagaron sus boletos. Parecían niñas pequeñas encantadas con la vida animal que se encontraba ahí.

—Un mono.— reía Sana.

—¿Momo?— buscaba con la mirada Dahyun.

—No, ¿cuál Momo? Dije mono. ¿sabes qué? Olvídalo.— ahora Sana estaba molesta.

Mientras, Chaeyoung y Mina admiraban a los pingüinos. Bastante irónico.

—¡Señor pingüino! Aquí está su hija perdida— le gritaba la menor a un regordete pingüino y agitaba su mano.—Pero no se preocupe, ¡Yo la cuido!—

Mina, sonrojeció con esas palabras, pero su tímida sonrisa desapareció cuando Chaeyoung volvió a hablar.

—Son tan tiernos y adorables. Lástima que no pueda abrazarlos.

—¡Pues me tienes a mi!— dijo Mina haciendo su mejor aegyo, lo cual no resultó.

—Si, pero no sería lo mismo. Ellos son tan gorditos y hermosos. Pero bueno, ¡vamos a ver a los osos!

Chae avanzó, pero Mina seguía viendo a los pingüinos, con una mirada fría y amenzante.
—Ni son tan lindos.— bufó.

Las tres mayores, estaban por la sección de felinos. Estaban maravilladas, a pesar de que la mayoría dormía.

—¡Tómame una foto cómo si me estuviera comiendo!— Momo daba pequeños brinquitos. Estaba junto a la jaula de los linces. Según la placa, uno tenía 13 años y ya estaba viejo.

Mientras Nayeon le tomaba fotos a la menor, Jeongyeon se acercó más a la jaula para apreciar mejor.

Uno de los linces, el más viejo, se encontraba tirado sin moverse.

—¡Mira unnie! Que tierno se ve cuando duerme.— apuntaba Momo.

Nayeon notó la extraña poscición del lince y agrando sus ojos.

—Momo yo no creo que esté durmiendo. Creo que ya se mu-

—¡Si está durmiendo no seas tonta Jeong!— sonrió nerviosamente Nayeon. La menor sólo las miraba con confusión.

—¿Qué? Es la verdad.— susurraba la mencionada.

—Pero si el lince realmente estaba durmiendo.— susurró igualmente Momo.

Las mayores soltaron un largo suspiro y una torcida sonrisa cuando notaron que el felino despertó sin ganas para acomodarse mejor y retomar su sueño.

—¡Tzuyu! No puedes darles de comer a los animales.

—No pasa nada unnie, no les pasa nada.

—Más te vale.

Se acercaron a ver a los elefantes, pero estos estaban rodando por el suelo.

—Ahm... que tierno, creo.

—Así se comportan normalmente, lo he visto en vídeos.

Continuaron hasta la jaula de las aves, quien "cantaban como locas".

—Tzuyu ¿estás segura de que no les pasa nada si las alimentas?

—Segurísima.— dijo entre dientes, lo cual hizo que instantáneamente todas las aves guardaran silencio.

—¡Sana unnie! No estés enojada. Prometo no volver a hablar de Moguri.

La japonesa no respondía, tenía la mirada perdida en los pandas, de hecho ya había olvidado el motivo por el que se enojó.  Que lindos son los pandas   

—¡Sana escúchame!— Dahyun se estaba frustrando. No estaba disfrutando la salida al zoológico.

—¿Eh? Ah sí, está bien Dahyun-ah, ¿me puedes tomar una foto al lado del panda bebé?—

—Ajá— ahora los papeles se habían volteado.

—¡Chaeyoung! ¿Qué haces ahí? Sal ahora mismo.

—Pero unnie, estoy aquí a tu lado.

—¡Tranquila! ¡Te sacaré y te salvaré de esa sucia jaula!

En ese momento, Chae y el verdadero tigre se dieron una palmada en la frente.

—¿Podemos comprar palomitas?— preguntó Momo sobándo su panza.

—Claro, pero cada quién las suyas, ustedes siempre terminan antes y se acaban lo demás.—

Momo ya iba a defenderse, pero Jeongyeon la tomó del hombro negándo con la cabeza, dando a entender que no tenía sentido discutir cuando era verdad.

Las tres se sentaron en una banca y comieron al mismo tiempo.—¿Qué es esto?— preguntó Jeongyeon con asco.

—Esto es comida para los animales, guácala. — Momo tiró a la basura la bolsa.

—A mí si me gustó— sonrió Nayeon.

—¿Acaso nos están corriendo? No hemos hecho nada, tenemos derecho a quedarnos aquí.— Jihyo estaba peleando con un guía.

—Señorita relájese, solo deje que le explique

—¿Cómo me voy a relajar si nos estás corriendo? ¡Es una injusticia! ¡Exijo ver al gerente!

—Señorita por favor.

—Y más les vale darnos un reembolso.

—¡Unnie ya! Ya es tarde, el lugar va a cerrar.

—Oh, que pena, bueno, linda noche— Jihyo ahora estaba avergonzada.

Después de eso, llegaron a casa, ahora todas tenían llaveros de pingüinos de diferentes colores que Mina había comprado para todas.

Twice no visitaría el zoológico durante mucho tiempo.














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Bien, aquí la segunda parte de mi primera hisotria toda qlera :')

Debo aclarar que estoy muy en contra de los zoológicos, no deberían de tenerlos enjaulados. Entiendo que es todo un pedo liberarlos así nada más porque pues no están acostumbrados. Así como Keico (la orca de six flags :v) aunque, muchos zoológicos los tratan mal y todo eso. Pero gueno, no al maltrato animal amixes. :) 

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