Si Twice no fuera Twice

3.1K 291 761
                                    

Antes que nada, espero les agrade el capítulo porque será el último.

Está bien, eso no era. No, no será el último, tranquilos. A lo que iba, modifiqué algunas cosas que en realidad pasaron, sé que la Foreign Line obviamente no estaba en Corea en ese entonces, pero ya que ese es un fic, puse otras cosas ligeramente diferentes. Así que, a quien me corrija o diga cosas como "Isí ni fii cimi pisí" les juro que le parto su madre.

Sin más que decir, ahora a leer y espero que chillen aunque sea un poco y les guste.

[🐧]

La japonesa limpiaba la mesa con un trapo amarillo, después de haber quitado los chicles de colores que estaban debajo de ésta. Faltaba poco para cerrar, sólo tenía que trapear el suelo y podría retirarse a su casa.

Comenzó a limpiar en completo silencio, sólo se escuchaban sus pasos, de un lado al otro; de repente eran más rápidos y más cortos, el trapeador volaba por todos lados.

Estaba bailando.

Dejaba que su cuerpo hiciera lo que quisiera, se movía sólo. Aquella danza terminó cuando accidentalmente tiró la cubeta del agua del trapeador, y tuvo que volver a limpiar todo nuevamente.

Al terminar, tomó su abrigo y cerró con llave el establecimiento, para así dirigirse a su pequeño departamento temporal.

¿Por qué temporal? Quizás planeaba mudarse a uno más grande, o iba a vivir con alguien más, o quería encontrar algo mejor con el tiempo y ganar más dinero por lo mientras.

No, porque ella planeaba regresar a su país natal. No se quedaría en Corea por más tiempo. ¿Qué más tenía que hacer ahí? Ya nada.

Decidió rechazar la oferta del CEO de la compañía JYP, pues ella no bailaría si su hermana mayor no era aceptada también.

Ninguna hermana Hirai era trainee, Momo ya no tenía nada más que hacer ahí. No sirvieron las súplicas, ni para ellos ni para Momo, ellos por alguna estúpida razón no aceptarían a Hana y Momo no bailaría sin ella.

Probablemente fue una terrible elección, algo de que arrepentirse.

Aunque, no todos saben lo que podría pasar, y para quitarnos la duda hay que intentarlo.

Momo no se dio esa oportunidad.

Ahora estaba trabajando duro para poder comprar un boleto de regreso a casa y comenzar de nuevo a trabajar duro en el baile e intentarlo nuevamente, sólo que tomaría más tiempo.

Ella siempre estaba trabajando duro.

Caminaba por las calles, con las manos en los bolsillos, sin fijarse bien a su al rededor, sólo en su camino.

Se detuvo cuando un encapuchado completamente vestido de negro aparecíó, con una mochila colgando de su hombro.

Momo se asustó y retrocedió unos cuantos pasos torpemente.—Y-yo... ¡Yo no tengo nada! ¡Lo siento!— alzó sus manos y cerró los ojos, esperando lo peor.

—¿Qué? Uy, ni te creas tan importante, no te asaltaré ni nada de eso. Sólo voy a hacer mi trabajo, ¿si? Así que permiso— respondió, dejando caer la mochila en el piso soltando un sonido como de latas. Y efectivamente, de ésta sacó varias latas de aerosol, con una, comenzó a trazar cosas en la pared. Momo la veía atenta, y al parecer eso le incómodo al artista—Hey, dije que permiso. Largo— apuntó con su lata hacia la japonesa, y ella corrió.

Con paso apresurado, finalmente llegó. Se quitó sus zapatos botandolos por cualquier rincón y como pudo llegó a su cama. Para ser un simple trabajo de mesera era agotador.

Si Twice...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora