Lo desconocido.

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MARSHALL

Oscuridad. Vacío. Silencio.
No sé cuanto tiempo llevo aquí, cómo he soportado seguir aquí sin caer en desesperación, nunca debí confiar en ese maldito bastardo; me había dicho que con su ayuda podría ver a Simone de nuevo para poder abrazarla y despedirme de forma satisfactoria, como tanto lo había deseado, pero en lugar de eso, sólo llevó mi alma a lo más profundo de mi ser, adueñándose de mi cuerpo.
Algunas veces, veo que es lo que hace, a donde me lleva, muchas otras me pierdo en inmensidad de la nada pensando en Bubba, dónde estará, si siquiera me recuerda, si acaso sigue vivo. Me inundan sentimientos de culpa por haberle abandonado, pero quería y necesitaba despedirme de Simone a toda costa, así sea perder al amor de mi vida.
Había días que ni siquiera despertaba y me la pasaba en un sueño profundo, sólo tratando de recordar aquellos buenos momentos que tuve alguna vez, cuando aún era dueño de mí mismo, un fragmento de mi memoria me había sido arrebatada por este demonio hijo de perra, mi más preciada y odiada vivencia: el primer concierto al que asistió Gumball.
Ese momento prevalecía en mi memoria como uno de mis recuerdos centrales y ahora, estaba en el bolsillo de éste maldito estafador. Ese recuerdo era indispensable pues eran los sustentos de mi amistad con Gumball y donde realmente acepté mis sentimientos, por culpa de los celos,ahora no sé si realmente siento algo por él pues ese pedazo de mí me fue arrebatado, pero a veces cuando se va a dormir -mi cuerpo duerme- miro algunos de mis recuerdos con él.
Ansioso de poder volver a sentir todo aquello que mi subconsciente aún mantiene vivo en imágenes.
Algunas veces, esa mierda viene a insultarme y volverme loco, o siquiera eso intenta, muchas otras veces sólo me atormenta con atacar el dulce reino, pero lleva 3 años diciendo eso ahora sé que sólo es para molestar.
Ahí venía de nuevo, lo sentía, sentía lo pesado que se formaba el ambiente ante su nitida presencia.

Mira nada más, que miserable te ves hoy, quizá hoy por fin asesinaré a tu querido dulcesito.》

—Has lo que quieras. No es como tus bromas sean creíbles después de tanto tiempo.

¿Acaso has visto dónde estamos?

Alcé la mirada. Maldito hijo de perra. 

—Bien, bien, basta de tus tonterías, no tenemos nada que hacer aquí, dijiste que si te entregaba mi cuerpo y alma no dañarías Gumball.

También dije que te llevaría con tu queridísima Simone pero, oh vaya; está muerta, también prometí que hasta la abrazarías, ya eres bastante mayor para saber cuando te han engañado.

—Hijo de... ¡Déjalo en paz! Él no tiene nada que ver en ésto, ya tienes mi alma, mi cuerpo, incluso mis sentimientos por él los has separado de mí; ¿¡QUE MÁS QUIERES!?.

Vociferé con ira, ya era suficiente de ésta mierda, tenía que librarme de esto de inmediato.

Ya es muy tarde para tus berrinches infantiles, quiero su vida no sólo porque me va a fortalecer, también porque entre más iracundo te encuentres, es más probable que desaparezcas de aquí y al fin me dejes solo.  

—¿Qué?— La ira se convertía en miedo, de perderlo... de perderme a mí mismo.  

Lo que has oído, cuando lo asesiné todo tu odio se volverá depresión y yo al ser muy benevolente te concederé la muerte para que dejes de sufrir.

No podía creerlo ahora sí iba en serio.

Es muy sencillo, yo me estoy alimentando de ti como un virus, me alimento de tus emociones adueñándome de ellas, poco a poco te vas volviendo parte de la inmensa oscuridad que te rodea, pero pese a mis esfuerzos, sigues teniendo esperanza y esas cosas absurdas. En cuanto termine con tu principito, perderás toda esperanza que queda aún en tu corazón y serás parte de la oscuridad, por siempre.

Amarga Soledad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora