Finales Realistas |Ashton Irwin| 2

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Ashton Irwin:
Finales Realistas.

Vuelvo a mirar las estrellas una vez más, con ambas manos ocupadas.

En la derecha una cerveza, y en la izquierda mi teléfono con su número pronto para ser marcado, pero no me animo.

Porque ella me pidió que no la llamara, y por una vez quiero hacer las cosas bien, aunque el dolor en mi pecho aumente cada segundo que ella se mantiene lejos.

Suspiro y bebo otro trago; el frío aumenta cada minuto, mi piel se pone de gallina, mis ganas de llamarla se incrementan, la ansiedad consume mi organismo.

Y el cronómetro comienza a correr contando los segundos que transcurren antes de que Juls atienda.

—¿Hola? — Su voz resuena por el parlante, tan dulce como siempre y sin poder evitarlo corto y lanzo el celular lejos con todas mis fuerzas, haciéndolo añicos contra el suelo.

Supongo que lanzar cosas desde el tejado no es una gran idea, pero haber dejado a Juls tampoco lo era, sin embargo, lo hice.

Y siete meses después me sigo arrepintiendo.

—Juré jamás arrepentirme de mis actos, Juls, pero cada día estoy más arrepentido de haberte dejado, te extraño tanto—Susurro y me quedo lo que resta de la noche observando el cielo nocturno y pensando en ella.

En mi estrella más brillante.











—¿Otra? —Rudy no me da tiempo a negarme, y mi vaso vuelve a estar lleno de Ron. Tomo el contenido del vaso de un solo trago, y limpio mi boca con el dorso de mi mano antes de apoyar el vaso sobre la barra improvisada que Hellen decoró con esmero para su fiesta.

Las luces me marean y el alcohol me pone un poco lelo, así que decido salir al patio trasero a tomar algo de aire. Empujando cuerpos sudorosos logro traspasar la cocina y adentrarme en el patio, donde hay un ambiente mucho más tranquilo.

Algunas luces alrededor de la piscina y montones de vasos rojos esparcidos por el pasto, parejas besándose, algunas yendo más profundo.

Río y me siento en un rincón, contra un enorme árbol a pensar en todo y nada al mismo tiempo.

Pasan cinco o diez minutos antes de que una voz me saque de mi ensueño.

Una voz que conozco más que bien, y que no viene sola.

Ella está acompañada de un tipo que tiene problemas para mantener las manos quietas, y ahora mismo le está rozando el culo.

Un tipo que acerca la anatomía de Juls hasta dejar un minúsculo espacio entre ambos cuerpos, y digo minúsculo porque realmente quiero creer que sus cuerpos no se están rozando, ruego, que no se estén rozando.

Pero, aunque sus cuerpos no se rocen sus labios si lo hacen, y él la besa, la besa frente a mis ojos.

Él acaba de besarla frente a mis ojos como si mi presencia no fuera relevante. Y yo no puedo evitarlo, así que me encamino hacia ellos a paso tranquilo y doy un golpe en su espalda con mi dedo índice.

Cuando su rostro se encuentra a la altura del mío no puedo evitarlo y estampo mi puño contra su fea nariz.

—¡Ashton! ¿Estás loco? — Juls me observa enojada, y no lo entiendo. ¿Qué hice de malo? Solo estaba protegiendo su cuerpo de los gérmenes de ese tipo, vaya uno a saber si él lavó sus manos antes de tocarla.

—Deberías darme las gracias, estoy cuidando tu salud, Juleana. ¿No es eso lo que hacen los enamorados?

—Yo no te amo, Ashton— Auch, mi sonrisa flaquea porque he de admitir que ese fue un buen gancho que no tuve tiempo de esquivar, pero me contengo. Ya tendré tiempo para llorar y quejarme en mi habitación.

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