prologo.

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Ataqué con mis pequeñas manos el cabello castaño de mi amigo, sonriendo complacido al escucharlo reír.

Últimamente no había tenido la oportunidad de jugar demasiado con él debido a que pasaban cosas extrañas; primero se iba la luz, luego mi familia me bajaba al sótano y después yo tenía que permanecer ahí por mucho tiempo.

Yo no sabía qué pasaba, y ya tenía claro que por mas que preguntara no me dirían, pero ellos estaban asustados y yo lo notaba, y eso me asustaba a mí.

Era pequeño, pero no tonto.

Bueno, tal vez un poco. 

Ellos hablaban mucho de una tal guerra, pero yo no tenía idea de a qué se referían.

Louis colocó sus manos sobre mis costillas para que yo dejara de hacerle cosquillas, y me alejé de él.

Dejó de reír poco a poco, y pareció recordar algo que lo desanimó.

—Estoy triste, Hazz— admitió haciendo un mohín con los labios.

Hice puchero mientras ladeaba mi cabeza, agitando mis rizos y parpadeando un par de veces— ¿Por qué, Lou?

Bajó la mirada, y en serio parecía triste, tanto que me hizo querer llorar pero solo lo miré sin quitar ese puchero de mis labios.

—Fue tu cumpleaños y no te regalé nada, ni siquiera te pude ver— alzó la mirada y noté como sus ojos azules estaban un poco rojos.

A veces veía a mi mamá llorar y yo también lo hacía. Mi mamá es una persona muy hermosa, ella no debería llorar. Y yo sé que cuando quieres llorar pero no puedes, tus ojos se ponen rojos.

—Yo te guarde pastel, no te preocupes— lo abrace.

Nos quedamos en silencio, sin dejar de abrazarnos.

Comenzamos a escuchar el ruido de unos aviones, y en ese momento nos separamos para ver el cielo y probablemente tirarle rocas a los aviones, como siempre hacíamos, pero esta vez no fue así.

Todo pasó muy rápido, ya que luego no recordaba los detalles, pero al mismo tiempo el mundo pareció ir en cámara lenta.

Mi mamá salió corriendo de casa, jalando a Gemma del brazo, y unos cuantos segundos después, la casa - literalmente - explotó.

Mi casa, donde viví toda mi vida, donde estaba el pedazo de pastel que le guardé a Louis... Estaba explotando, de un momento a otro.

El sonido fue ensordecedor, tuve que tapar mis oídos por lo fuerte que fue, y cuando quite mis manos solo podía escuchar un pitido muy fuerte.

La mamá de Louis salió de su casa, apresurando a los seis hermanos del ojiazul, pero su casa no explotó.

Mi mamá me agarró con su mano restante y comenzó a correr en dirección opuesta a nuestra casa.

Me di cuenta de que podía escuchar a los hermanos de Louis llorando, y miré atrás para ver a su familia y noté que nos seguían.

Tenía miedo, no entendía qué pasaba.

—¿A dónde vamos, mami?— pregunté— Nuestra casa ya no está bien.

Mi mamá también estaba llorando.

—Tranquilo, Hazz. Todo va a estar bien.

Ella nunca me había mentido antes de eso.

∆×∆×∆×∆

Corto, para que vean el inicio de esta historia.

Solo quiero decir que la guerra de Yemen es algo real, algo que está pasando.

Espero que les guste esta novela, perdón por la caca de prólogo.

no more bombs, pleaseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora