1. "Trepaventanas"

222 29 7
                                    

Me despierto, y nada más hacerlo miro la hora.

—Argh, otra vez las 4 de la madrugada.  —susurro indignada

Me levanto de la cama. Salgo de ésta y voy al armario. Es difícil ver la ropa a oscuras, puesto que ni por mi ventana entra una pizca de luz, así que voy al interruptor de la luz y la enciendo para ver algo.

No tardo nada en decidirme, ayer por la noche ya sabía que despertaría a las 4 como siempre y dejé la ropa preparada.

Puse la cortina para cambiarme, pero no cerré la ventana, hacía demasiado calor.

Esa ventana es lo mejor. Es enorme, y la tengo al lado de mi cama y de la mesa donde suelo trabajar. Bueno, trabajar... Hacer deberes, estudiar para la universidad.. Y esas cosas que todos debemos hacer pero nadie quiere.

Una vez ya corridas las cortinas blancas, me puse una blusa de un color entre blanco y rosa, unos jeans con su color azul original, y mis vans blancas.

Como ayer no me desmaquillé, aún tengo mi maquillaje puesto, pero aun así me retocaré el labial.

Bajo las escaleras, y voy al baño. Cojo el labial color vino tinto y me lo aplico en los labios, después de eso me hago una coleta alta.

—Lista —digo, flojito

Bajo las escaleras para llegar a la puerta. En realidad, el edificio donde vivo tiene cuatro plantas, pero las dos de arriba son de otros vecinos. Sólo sé que para que ellos lleguen a su piso, tienen que pasar por los míos. Es algo incómodo.

—¡Ah! ¡Se me olvidaba el bolso! —digo, más fuerte de lo esperado, así que me me tapo la boca con las dos manos. Después de eso, me río.

Subo las escaleras de nuevo para ir a mi habitación. Yo le llamo "La habitación de la ventana" o, generalizando algo más, "La casa de la ventana". El porqué de todo esto es que tiene una ventana bastante grande, que tiene vistas a un campo muy extenso.

Cuando llego a la habitación, me pongo a buscar el bolso, y finalmente lo encuentro detrás de la puerta, en el colgador. Lo cojo, y vuelvo a bajar las escaleras corriendo. Cojo las llaves de casa también, y con ellas abro la puerta sigilosamente. Salgo de casa, y cierro la puerta.

Empiezo a dar mi paseo nocturno, no sin antes pasar por la entrada del edificio donde vivo. Es muy bonita. Tiene una fuente principal, y luego como un pasillo de fuentes más pequeñas que te llevan al jardín. Es un terreno no muy grande, donde hay muchas flores y dos árboles exactamente.

Salgo de casa finalmente. Empiezo a dar mi paseo, ya tengo un camino por el que voy siempre. Sigo mi ruta nocturna, y el sueño me invade lentamente.

A paso rápido, voy caminando de vuelta a casa, y el camino se me hace larguísimo.

Llego a casa muy cansada. Paso por la entrada que me maravilla, y entro en los dos pisos que yo llamo casa. Subo las escaleras para ir a mi habitación. Me pongo el pijama, y me siento en la cama. Empiezo a pensar en mis cosas, inconscientemente.

Cuando me doy cuenta de ello y miro la hora, veo que ya son las 5:23 de la mañana, así que rápidamente me meto en la cama.

Llevo ya unos cuarenta minutos más o menos intentando dormir, pero no consigo conciliar el sueño. Escucho un ruido que proviene de mi ventana, y abro los ojos como platos y me puse la manta para "protegerme" de lo que fuera ese ruido. Empiezo a asustarme cuando veo una sombra de persona asomada en mi ventana.

Cojo el libro que tengo al lado de la cama, en una especie de mesita de noche, para defenderme contra lo que sea eso.

Sigilosamente, y mientras la sombra entra en mi habitación por mi ventana, me voy acercando a ella... Y le doy con el libro en la cabeza, provocando que la sombra se vaya por donde ha entrado, mi ventana. He provocado sin querer que se caiga desde dos pisos de altura.

—¡Aaaaah! —exclama la sombra, con voz masculina

—¿Quién eres?

— ¡Baja el volumen o despertarás a mis padres!—dice susurrando y chillando a la vez

—¿Quien eres? —vuelvo a preguntar, ésta vez sursurrando

—El monstruo de las galletas... ¿Quién voy a ser sinó?

—Muy bonito, idiota trepaventanas

No hizo aprendió de sus errores, y el chico volvió a subir por una cuerda que llevaba a mi ventana.

Finalmente llega a mi ventana, y enciendo la luz para ver quién era el idiota escalador de ventanas.

Le veo la cara. Ese chico, era mi vecino de arriba, que en lugar de subir por las escaleras sube por mi ventana.

— Das buenos golpes con los libros...  —dice sarcástico

Ruedo los ojos, y le pregunto lo más obvio que podía preguntar:

—¿Por qué subes por mi ventana, sabiendo que hay escaleras?

—No tengo llaves.   —dice, y se encoge de hombros

—Ni yo ganas de que me despiertes, Luke.

Luke bosteza, y empieza a andar hacia las escaleras de mi casa que también conducían a la suya.

Se para, y sin girarse, dice:

—Y yo no he despertado a nadie, tú ya estabas despierta.

Me mira, y las comisuras de sus labios se elevan, formando una sonrisa pícara.

—En cambio, tú has despertado a la vecina de arriba.

—¿Ah si? ¿Y cómo puedes comprobar todo eso, listi...

—¡¿Quién grita a éstas horas?! ¡Ya te dije que éste lugar iba a ser horrible para vivir, cariño! ¡Pero tú y tus caprichos, como siempre, nos han salido caros!

—Ahí la tienes.

Y después de eso, Luke se va victorioso de mi habitación. La vecina de arriba está chillando todo el día por el mínimo ruido que exista. Así que no ha quedado tan bien como se piensa. Por cierto, ya son más de las seis de la mañana, así que me meto en la cama de nuevo. Ésta vez, dejando que mis sueños vuelen libres por mi cabeza los minutos que me quedaban de sueño.

Por cierto, me llamo June, y si, tengo insomnio.

El chico que entraba por mi ventanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora