5. Boomkies

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Voy sala por sala asomándome por la ventanilla de cada una para ver en cual de todas esta Luke. Sé que voy a tardar un buen rato, pero es la única opción que tengo si quiero verle y pedirle disculpas.

Llega un momento, en que tengo una extraña sensación ante la puerta 308. Me asomo por la ventana de esa habitación, y veo a una mujer de unos sesenta años estirada en la cama. Tiene bastantes arrugas, va con la típica camisa de hospital y es enorme. Me ve, y viene hacia la puerta con cara de pocos amigos. Aunque tardo en reaccionar, me agacho, apoyándome en la misma.

La mujer abre la maldita puerta y caigo en su habitación. De una manera espantosa. Ridícula.

—Ay...

—¿Pero qué...?

Empieza a andar hacia mí para quedarse mirándome extrañada mientras sigo en el suelo.

—Señora...

—¿Cómo que "señora"? —dice casi chillando —Tengo sesent... Mi edad no te incumbe, niñata —no sé si sabe que no le he preguntado su edad. En fin.

—Por favor... —suplico a la mujer

—No tengo edad para que me llames señora. Bebé. —suelta indignada

—Escúcheme...

—No, escúchame tú a mi. Estas no son maneras de...

—¡Me estás pisando la mano vieja arrugada!

Le cambia la cara rápidamente, y entonces es cuando pienso en lo que he dicho. ¿Vieja arrugada? Será mejor que salga de aquí rápido. Aunque no me arrepiento de lo que he dicho.

—Que pase un buen día —digo

Pongo las manos en el suelo, y me levanto de un salto

Veo una puerta al final del pasillo por la que entra luz.

Al fin llego a la puerta. Es de cristal con un acabado precioso. Miro curiosa a través de ella y veo que hay un patio bastante grande. Me fijo bien, y encuentro a Luke sentado en un banco que me da la espalda.

Abro la puerta, y el castaño se gira. Me sonríe, y me indica con la cabeza que me acerque.

Voy hacia allí, y me quedo de pie mirándolo.

—No muerdo —dice, y vuelve a sonreír

Sonrío como una tonta, pero sigo de pie, sin sentarme aún en el banco.

—Siéntate, por favor

—Oh, claro

Se ríe, y me siento a su lado.

—Oye, yo, y-yo... —intento pedirle disculpas, pero estoy nerviosa y se me va cortando la voz —Siento muchísimo lo que te hice. No debí empujarte. Si no fuera por mí tú no estarías aquí... —consigo decir del tirón —ha sido todo por mi culpa, no hago nada bien... —no puedo evitarlo y se me cae una lágrima.

Lo único que deseo es que no la haya visto caer.

—Hey, ¿qué pasa? —dice, mientras me limpia la lágrima de mi mejilla con su pulgar —mírame, estoy bien

Rompo a llorar, y la verdad me da igual que Luke me vea llorar por él.

—Shhht... Shhht... Ya está, June. Ya todo pasó.

El chico que entraba por mi ventanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora