Capítulo Tres: Dulce Sueños

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Cierro el cuaderno, mis ojos están abiertos, me siento observado, pero estoy tan aterrado que me da miedo levantar la sabana que puse sobre mí a mitad del relato.

Actúo como un maldito niño, ¿Cómo Justin? Me dice mi conciencia, lo que me provoca un terrible escalofrío.

Miro por la ventana, el sol está bajando lentamente, aun no es de noche.

Lleno mis ojos en dirección al cuaderno, no sé qué me da más miedo; las perturbadoras historias o el hecho de que yo vi como ese pedazo de papel encuadernado en cuero marrón ardía en llamas y ahora, esta frente a mí.

Lo tomo con mis manos temblantes y lo guardo en el cajón de mi escritorio. No quiero volver a verlo, pero tengo el presentimiento de que, si lo intento destruir, volverá a aparecer sobre mi cama, esperando a que lea otra perturbadora historia.

Doy la vuelta sobre mí mismo y camino hacia la puerta, tomo la perilla y es entonces en que un sonido me detiene. Giro mi rostro, mi cuerpo tiembla y mi mandíbula se tensa, cierro mis ojos por unos segundos y luego los abro, viendo como mi teléfono vibra sin cesar.

Suspiro.

Avanzo dos pasos y lo tomo con ambas manos, lo desbloqueo y veo que tengo un nuevo mensaje.

¿Todo bien?

¿Qué dirías si te digo que acabo de leer otra historia en ese maldito cuaderno?

Te diría que solo quieres asustarme.

¿Y si lo peor fuera que no es una broma?

No voy a caer en tus estúpidos juegos :/

Solo espera...

Y con ese último mensaje enviado, corro hacia mi escritorio para tomarle una foto a ese estúpido cuaderno, tengo miedo, y necesito a alguien que me apoye para no volverme loco.

Tomo la manija y abro el cajón. Es entonces que suelto mi teléfono y mi cuerpo se queda congelado, nuevamente se abren mis ojos como dos platos, el cuaderno ya no está.

Retrocedo sin dejar de mirar ese cajón vacío, no lo puedo creer.

—Hola Lucas —Una tenebrosa voz se escucha detrás de mí.

No quiero, pero, de todas formas, volteo. Si hace unos segundos estaba asustado, ahora estoy completamente cagado, frente a mí se encuentra una "persona", su rostro es deforme y sus brazos y piernas están cortados, es exactamente igual a la cosa que estaba escrita en el cuaderno.

—¿Buscas esto? —Dice y de detrás de su espalda, saca el cuaderno.

—¡Mamá! —Grito con desesperación, como si ella pudiera hacer algo contra esa oscura cosa.

—Sh, sh... —El comienza a acercarse. —No grites —Me susurra.

Con mi cuerpo completamente temblando, camino hacia atrás hasta chocar con mi pared, haciendo que caiga lentamente al suelo.

Levanto la mirada y lo veo a pocos metros de mí, resguardo mi cabeza entre mis piernas y comienzo a gritar.

Grito lo más fuerte que puedo por varios segundos, hasta que finalmente, siento su mano sobre mí.

—Lucas... —Una voz nada parecida a la de esa cosa, me habla.

Aterrado, levanto la mirada, encontrándome con mi madre.

—¿Qué sucede? —Me pregunta, limpiando las lágrimas que dejé salir.

—Había alguien aquí —Explico agitado.

Voces en mi cabeza ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora