Capítulo Diez: Durante la Tormenta

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Dejo el libro a un costado, Spencer está aferrada a mí, leí todo en voz alta, y ella no para de temblar.

—Así que... Eso fue lo que sucedió —Pronuncio para mí mismo.

No sé qué pensar, en parte me siento mal por esa pobre chica, pero, también es la causante de que todas las personas en ese cuaderno murieran, es una asesina, bueno, si es que ella es la verdadera asesina.

Aunque todavía no entiendo, ¿Cómo es que cada historia tiene un culpable diferente? Un monstruo, un demonio, un niño pequeño, una sombra, cada uno es diferente.

¿Acaso Cintia puede cambiar de forma?

—¿Lucas qué...? —La voz de mi amiga me trae de nuevo a la realidad.

—Ella lo comenzó todo, es la responsable de esos asesinatos —Explico mirándola a los ojos.

—Pero, ¿Por qué?

—No lo sé —Pronuncio. —Quizás lo que contactó, la obligue a hacerlo —Teorizo.

—Estoy aterrada —Susurra a la par que acaricia la pequeña cruz de plata que cuelga de su cuello.

—Créeme, no eres la única.

—Yo, necesito salir de aquí Lucas.

—Está bien —Trago saliva. —Ve.

—¿Qué? ¿Piensas quedarte solo después de leer eso? —Sus ojos se abren completamente, sorprendida.

Asiento.

—Ni siquiera pienses que voy a permitirlo —Toma mi mano. —Vamos a casa, mamá seguro que cocinó algo delicioso para la cena.

Bufo y me dejo llevar, despejarme me hará bien, al menos eso creo. Cruzamos el umbral y antes de apagar la luz de la habitación, miro el cuaderno posado sobre mi cama, tiene que haber una forma de resolver esto.

 Cruzamos el umbral y antes de apagar la luz de la habitación, miro el cuaderno posado sobre mi cama, tiene que haber una forma de resolver esto

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¿Recuerdan cuando dije que me haría bien despejarme? Bueno, digamos que el contexto de despejarme fue ampliado exageradamente. Después de tanto tiempo, he vuelto a ir a una fiesta en un día de semana.

Estamos en la casa de Tony Henderson, o eso creo, la verdad que no me importa demasiado, lo único que en verdad me interesa es el vaso de vodka que sostengo en mi mano y aquella chica sentada en las escaleras.

Simplemente no puedo dejar de mirarla, desde aquí puedo notar que tiene unos hermosos ojos verdes, y lleva las mechas de su cabello negro teñido de purpura o ¿Violeta? ¿Acaso no es lo mismo? En fin, si logro sacarle una sonrisa al tener contacto visual, me levantaré de este Puff amarillo patito y hablaré con ella.

Continúo mirándole, cuando, en un instante, veo a una chica castaña mucho más grande que yo, observándome.

Desvío la mirada justo a tiempo para encontrarme con el rostro de Spencer, ella me sonríe de forma burlona y toma mi mano desocupada para levantarme, me arrastra hasta la pista, donde inconscientemente empiezo a bailar.

Voces en mi cabeza ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora