Epílogo

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Respiro el aire fresco de la tarde, el sol bajando hacia el horizonte ilumina mi rostro, presiono el borde del barandal en el cual estoy apoyado y sonrío levemente.

Han pasado dos semanas desde aquella noche, mi familia y yo nos estamos quedando en un pequeño motel de la ciudad, todo está tranquilo.

Ya no hay extraños sueños ni apariciones, siento un alivio constante en mi pecho, y aunque sigo sin poder olvidar lo que sucedió, he podido continuar.

Escucho el sonido del claxon del auto de Crystal, en unos minutos se irán. Estoy eternamente agradecido con ellas, se quedaron con nosotros para asegurarse que estábamos seguros, sin siquiera conocernos, se han preocupado más que incluso nuestros familiares.

Fue difícil explicarle a mamá y a papá lo que sucedió, pero una serie de mentiras y muchos recordatorios en notas fueron los responsables de ocultar la verdad.

Creo que no llegaron a creernos a Spencer y a mí todo lo que dijimos, pero prefiero que sigan dudando de la veracidad de nuestro relato a que se enteren de la oscura realidad.

Bajo las escaleras exteriores del lugar y camino hasta el estacionamiento, a lo lejos veo a mi mejor amiga acercarse, ella no iba a permitir que se fueran sin despedirse.

—Entonces... Aquí estamos —Pronuncia Victoria con las manos en los bolsillos de sus jeans.

—¡Voy a extrañarlas tanto! —Exclama Spencer y luego se abalanza hacia ambas chicas para abrazarlas.

—Oye no tan fuerte niña —Advierte Victoria, es tan gracioso como aún después de todo este tiempo siga actuando de forma fría.

—También vamos a extrañarte Spence —Responde Crystal.

Las tres chicas se separan y yo cruzo miradas con mis salvadoras.

—Gracias —Musito. —No tengo palabras para expresar lo agradecido que estoy con ustedes.

—No tienes nada que agradecer —Crystal me sonríe levemente.

—Eres fuerte chico —Añade Victoria. —Podrías haber vencido sin nosotras, fuiste el héroe.

Bajo la cabeza, sintiendo mis mejillas quemar.

—Aún así, gracias por... Todo.

—La pesadilla acabó —Victoria sonríe. —Ahora puedes seguir con tu vida.

—Y ustedes también —Spencer habla. —¿De verdad no pueden quedarse?

—Cintia no era la única amenaza sobrenatural, hay decenas rondando nuestro mundo, amenazando la vida de personas inocentes y, nos dimos cuenta que ese es nuestro propósito —Explica Crystal tomando la mano de su pareja.

—Solo... tengan cuidado ¿Si?

—Tranquilo pequeño, un tal Brad nos ayudará, según lo que sabemos, ha enfrentado a este tipo de espectros muchas veces, estaremos bien.

—Prométanme que nos enviaran mensajes —Pido en modo de suplica.

—Prometemos volver cada seis meses a visitarlos, no queremos que vuelvan a meterse en problemas —Crystal ríe.

Yo asiento.

—Supongo que es todo... —Hago una mueca de disgusto.

—Es hora de partir —La castaña suspira.

Pestañeo con fuerza y la abrazo, sé que ha pasado muy poco tiempo, pero en verdad me duele que se vayan. Voy a extrañarlas mucho.

—También te extrañaré "Luquitas" —Crystal corresponde a mi abrazo y yo no puedo evitar soltar un par de lágrimas.

Ambos nos separamos segundos después, miro directamente a Victoria, y antes de que yo pueda abrazarla, ella extiende su mano en señal de saludo.

Presiono su mano levemente y conecto mi mirada con la suya.

—Aunque no lo creas, voy a extrañarte —Bromeo mostrando una media sonrisa.

Ella no responde, solo se queda mirándome sin expresar nada, estoy a punto de soltarla cuando se abalanza hacia mí, tomándome por sorpresa. Sus brazos rodean mi espalda y yo correspondo.

—¿No eres tan dura ahora verdad? —Susurro en su oído.

—Cierra la boca zoquete —Musita.

Ambos lanzamos una carcajada, y al separarnos puedo notar lágrimas deslizándose en sus mejillas.

Nadie dice más nada, ambas chicas nos regalan una sonrisa y se suben al vehículo. El motor del auto se enciende opacando el llanto de mi mejor amiga, yo rodeo su espalda y poso mi mano sobre su hombro derecho.

Es así como, yendo hacia el horizonte, Crystal y Vicky se alejan. Ambos nos quedamos mirando el sol bajar con lentitud.

—Estarán bien... —Musito. —Todos lo estaremos.

 —Todos lo estaremos

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Voces en mi cabeza ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora