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Averigüé un poco acerca de Evan Harker y, para mi sorpresa, los vecinos de antaño no conocían muy bien al joven aludido. Según supe, regresó del internado al que lo enviaron hacía tres semanas, pero nadie sabía con precisión por qué diantres su presencia coronaba ansiedad en Derry.

Por otro lado, las pesadillas se encargaban de crucificar mis noches de anhelante paz. Visité a Sarah dos días después de mi cumpleaños; la cual comentó que su hermano de nueve años, Levi, tuvo sueños en los que un torrente de globos rojos se adornaban en su habitación.
Esto no me pareció extraño, pues los infantes son propensos a soñar con ese tipo de cosas, sin embargo, a la chica le otorgó un remolino de mala espina.

El suave murmullo de una vocecilla me sacó de mis cavilaciones, entonces me dispuse a indagar de dónde provenía.
Dirigí mis pasos hacia el patio trasero de la casa, solo para toparme a Adeline conversando con un árbol.

-Sí, lo sé. Ella es tan linda e inteligente- alcancé a escuchar a la menor.

-¡Adeline!- llamé su atención, la cual obtuve de inmediato.

-Tn, aquí estás. Justamente estábamos hablando de ti, bueno él me lo pidió- señaló al árbol enfrente de ella.

Fruncí el ceño con ligereza, medio desconcertada.

-¿El árbol y tú estaban hablando de mí?-no quise sonar extrañada, sin embargo fallé en la tarea.

La pequeña negó con la cabeza, bufando por lo que parecía, una absurda pregunta.

-¡No, cielos!- masculló, indignada- Pennywise y yo estábamos hablando de ti- explicó, desmoronando irritación teatral.

-¿Quién es Pennywise, Adeline?- a estas alturas me asemejaba el ser más estúpido del planeta.

La niña de cabello castaño claro presionó las palmas contra sus ojos, por lo que adiviné, se hallaba desesperada.

-¡Pennywise, el payaso bailarín!, ¿quién más va a ser?- el enfado se localizó en su tono.

-Oh, entiendo- mentí-. ¿Y dónde está él exactamente? Es que no logro verlo- me encogí de hombros.

-Está escondido detrás del árbol, por supuesto- una sonrisa se formó en su rostro-. No quiere que tú o mamá y papá lo vean. Dice que no le dejarán jugar más conmigo y Quincey.

Mi campo de visión examinó el natural material compuesto de hojas algo rotas y danzantes hasta reposar en el suelo. Un presagio encendió la alarma en mi sistema, y el monstruo de sensaciones nerviosas, destrozó mis entrañas con sus afiladas garras.
Sacudí la cabeza con tal de exterminar la pesadez envenenada que se instaló en mis huesos.

-De acuerdo, ¿sabes qué?- suspiré
-Deberías despedirte de Pennywise y regresar adentro antes de que Sky venga y se preocupe por ti.

-Vale- agitó su mano en señal de despedida donde estaba 'Pennywise'- Listo, vamos.

Cogió mi mano y tiró de la misma para guiarnos e ingresar a la casa. La embriagante curiosidad se trasladó a mi mente, siendo dueña de un monumento de pensamientos. Primero, ¿qué demonios envolvía a Evan Harker? Segundo, ¿de dónde salían esas jodidas pesadillas que arrastraban mi tranquilidad?
Y tercero, ¿por qué cuando Adeline nombró a su amigo Pennywise -el cual sabía que se trataba de uno imaginario-, una sensación enfermiza se apoderó de mí?
Necesitaba respuestas lo más antes posible, y ya tenía en mente a quién recurrir para ello.

Empujé todo ese asunto y me concentré en la tarea de jugar con Quincey al domino. Los pasos de alguien adentrarse a la sala, hicieron que alzara la mirada, solo para toparme con Skylar interferir en mi campo de visión.

© Lunático enamorado | Pennywise x lectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora