-Riku, Iori, ¿Pueden ir a buscar algo a la habitación de Sogo? -Se escuchó de la voz melodiosa de Mitsuki.
Iori tragó pesado. Tenía un mal presentimiento, sobre todo si era ir a un sitio que usualmente estaba con las luces apagadas como lo era el cuarto de Sogo.
-Pero Nii-san ¿no puede ir Yotsuba-san? -En el momento en que esas palabras salieron de sus labios, supo que habían sido su condena.
-¿Por qué? Si Riku y tú se llevan excelente. -Una sonrisa lasciva se asomó por los labios de Mitsuki, con un brillo particularmente sugerente.
-Yo... -Iori sintió su garganta seca. Era verdad, no había sentido en que se quejara de estar en la misma habitación que su novio... al que llevaba días sin tocar, o con el que llevaba días sin poder compartir un mísero beso debido a sus obligaciones.
Parecía que le querían poner la manzana en medio del edén a ver cuán rápido caía en el pecado.
-Bueno, Nii-san. -Suspiró resignado, sin poder hacer demasiado por quejarse-, pero tendrán que avisarle a Nanase-san, yo me adelanto. -Con un ligero sonrojo que seguramente no había sido imperceptible para su hermano, el chico de orbes grises arrancó de la escena.
Llegó al cuarto de Sogo, y un sudor frío bajó por su espalda. ¿Qué decir? ¿Qué hacer? Estaba nervioso, y lo peor era que no sabía para qué había ido a la habitación del albino.
-Seguro Nanase-san lo sabrá, así que lo esperaré acá.
Giró el pomo. Ingresó al cuarto buscando el interruptor de luz, pero sólo se encontró con concreto. No podía ver nada más allá del negro de la habitación. Sentía que se asfixiaba de sólo intentar poner un pie en la habitación. Sus hombros no caían por la estrecha separación de la puerta.
"¿Qué rayo-" pensó, antes de caer en cuenta que la habitación había sido reducida a dos paredes de un metro y medio de ancho. Básicamente, tuvo que ingresar de costado, y hasta comenzaba a tener problemas para respirar. Sentía que ese espacio era tan estrecho... no había forma de que Nanase sobreviviera a aquello (o a que su cordura no fuese intacta con tal cercanía).
Un brillo rojo lo alertó.
"Una cámara oculta..." pensó para sí mismo, y supo que estaba pasando.
-¿Seguros que Iori tiene algo que hablar conmigo en el cuarto de Sogo-san? No tiene mucho sentido. -Comentó el pelirrojo, antes de ser puesto de costado, y ser incitado a ingresar al cuarto así.
-¿Bueno? -Mencionó.
-¡Nanase-san, no lo- -Un portazo, obscuridad absoluta, el punto rojo aún imperceptible en la parte superior de la muralla negra.
Riku e Iori se hallaban con sus narices rozando y sus respiraciones más cerca , calurosa y agitadas de lo usual.
-Iori... -Riku exhaló de manera cálida sobre los labios de Iori, y el mencionado sudó en frío. No debía, Dios, no debía pensar en cosas de esa índole mientras estaban con la cámara encendida-, ¿No ibas... a hablar conmigo? –Su aliento chocaba con la elegancia de un tornado al tocar tierra firme mientras sus rodillas quedaban juntas. Un movimiento en falso y estarían aún más cerca de lo que sus pesados alientos lo permitieran.
-Eh... ¿no? Se supone que me enviaron a buscar algo al cuarto de Osaka-san. –Iori frunció el ceño al percatarse de que a Riku también le habían engañado, y además, los habían incitado a quedar en aquella posición tan, tan... quería tomar los labios de Riku y dejarlos hinchados de tanto besarle. Pero había más de un problema en ese momento.
"Si hago un movimiento en falso..." sintió que Riku trataba de moverse, pero terminó trastabillando y pegándose a su pecho, con sus manos vuelta puños sobre este. Dos opciones, nuevamente, y él con poca fuerza de voluntad.
-Iori... -Parecía que Riku no podía decir nada, el ambiente pesado, saturado de vaho que gracias al cielo las cámaras no captaban, unas manos sudorosas sobre su pecho, unas rodillas que al más mínimo bufido caerían y él se encimaría, entonces, adiós cordura, adiós secreto, adiós a la poca dignidad que le quedaba después de que vieran que su autocontrol se reducía a atrapar a Riku por sus muñecas, a acorralarlo contra la pared, a querer deslizar su lengua por su cuello ligeramente salado, a marcarlo, a...
-Nanase-san, por favor, trata de mantener distancia. –Cada palabra salió lenta, insegura, como desanudando aquella vorágine de sensaciones que le producían vértigo.
-No puedo, quiero... -Riku abrazó a Iori, y este sintió que su piel se erizaba ante el tacto perlado de sudor del pelirrojo-, quiero menos distancia. –Le susurraba lentamente a Iori, con un aliento agitado, pasando sus brazos por su nuca, buscando afianzar más, más y mucho más, esa escasa distancia de tres centímetros que no le dejaba espacio ni para un suspiro.
-Nanase-san... ten piedad, no acá. –Le respondió Iori, silabeando cada una de las palabras, desahogando en ellas esa frustración de no poder destrozar su ropa y poder besarle, poder pegar sus sexos y hacerle llamar por su nombre de una manera erótica...
-¿Por qué no? –Preguntó el muchacho, sintiendo que Iori lo tomaba de la espalda baja, juntaba sus pelvis, lo arrinconaba a uno de los extremos de la pared, y le provocaba una fricción peligrosa.
-Hay una... cámara oculta. –Soltó sutilmente-, No queremos que se sepa totalmente, ¿no? -El rostro de Riku cambió de una expresión de desespero, por una de incertidumbre, por una de ligera vergüenza, y comenzó a tomar tonos rojizos que hacían sonreír al de cabellos obscuros.
-Pero no te preocupes, eso se puede arreglar, este affaire aún puede quedar entre nos. –Iori dirigió su dedo índice a la barbilla de Riku y la alzó para que quedase mirándole fijamente; una chispa de lujuria encendía esas orbes grises, era como ver al fuego mecerse lentamente, como el fuego que arrasa con todo lo que sería explorado más adelante. Iori estaba probándolo, probando su fuerza de voluntad, y Riku estaba en su punto de quiebre.
-Ya, listo, tienen su escena entre Nanase-san y yo, ¿pueden apagar las cámaras? –Iori bajó el rostro suspirando con resignación, y Riku supo, por sus manos siendo apretadas ligeramente con las de Iori, que aquello recién iba a comenzar.
Mitsuki, por otra parte, reconoció qué intentaba hacer su hermano.
-Vamos chicos, necesitan su espacio. –De un momento a otro, se vio que aquel punto rojo desaparecía de la vista de Iori.
Lamanzana estaba lista para ser cosechada.
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[IDOLiSH7] Drabbles (IoRiku)
FanfictionIori y Riku tenían cierto magnetismo desde hace algún tiempo, pero no fue hasta hace poco, que comenzaron con sus "juegos". Mientras los demás no se enteraran... --------------------------- Una serie de drabbles que en un principio eran el "kinkocto...