Streaptease

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Supo, por un momento, que sus amigos eran crueles. Y que jugar al juego del rey era una pésima idea. Lo supo tarde, después de que se quedó en una habitación con luces de neón aleatorias, sin entender nada de lo que sucedía.

Era una sensación envolvente. No sabía ni cómo, ni cuándo, pero una silla fue sutilmente puesta en medio de la sala, y todo era obscuridad absoluta a su alrededor. Sentía adrenalina total, como si quisiese correr de todos, y todo, pero una repentina melodía rítmica comenzó a escucharse por los alrededores. Definitivamente no comprendía que pasaba, pero comenzó a sudar frío.

"Iori, ¿dónde está Iori?" se preguntó mentalmente, sintiendo que en cualquier momento se ruborizaría. No sabía que sucedía, y sin embargo su cuerpo reaccionaba a la obscuridad absoluta. Se escucharon algunos pasos desde el fondo, al son de la música que parecía cada vez más cautivante, un compás marcado por cada paso retumbante en esa habitación. 

Iori hizo su aparición. No era como si estuviera con  poca ropa, pero traía consigo una mirada extrovertida, haciéndole saber qué era lo que pasaba. O sólo confundiéndole más. La fiesta se había salido totalmente de control en cuánto descuidó al muchacho de cabellos obscuros por un momento.

Lento, un compás sereno, y se le vio aparecer con una camisa blanca que resaltaba en demasía en esa habitación. Una corbata azul decorando su pecho, un cinturón dorado que muy apenas se asomaba entre esos pantalones entallados de tela, y ese sombrero que traía junto a un rosa en la boca lo hacían ver tan... ¿cómo diablos se supone que debía "resistir"? ¡Ya le parecía absurdamente ridículo! no podría quedarse simplemente quieto cuando hacía eso.

La letra comenzó a sonar, mientras Iori se acercó a su persona. Se quitó el sombrero, guiándolo hacia la boca mientras mecía su pelvis hacia adelante, mirándole con arrogancia. El sombrero cubría los labios de Iori, y por eso, Riku sentía que detestaba no ser aquella prenda. El de cabellos negros dio una vuelta, mientras se alejaba lentamente, congracia, sin dejar de balancear su cintura. 

Riku se sentía morir mientras veía como Iori se desabrochaba poco a poco el cinturón, y de un golpe, aquella correa yacía entre las manos del muchacho de orbes obscuras, que se acercó lentamente. El pelirrojo notó que parecía estar murmurando la letra de la canción, lenta, muy lentamente, como saboreando cada palabra. Y Riku deseó ser aquellas en ese momento. La corbata rodeó su cuello, mientras se percató de que el sombrero, hacia algunos segundos, ya había desaparecido de la vestimenta de Iori, mientras en los labios de este, una rosa era puesta con gracia, la corbata pasaba hacia su espalda baja, y tiraba de ella creando un sutil sonido. Envolvió con esta el cuello de Riku, una vez estuvo cerca de él, y lo acercó abruptamente a sus labios, mientras la rosa pasaba a su boca con gracia, debido a la lengua de Iori, que se aproximó a buscar cercanía. El pelirrojo sudó frío cuando recordó que todo aquello sucedía en la pequeña reunión que tenían, pero parecía que nadie más aparte de Sogo y Mitsuki miraban divertidos.

"Tal vez esto fue planeado" pensó por un momento Riku, desconcentrándose, y siendo reñido por Iori de una manera particular. Su cabello fue acariciado con gracia, mientras su "novio" se sentaba sobre sus muslos, y movía lentamente la pelvis en un movimiento ascendiente. Uno, dos, hacia arriba, hacia abajo, y pareciera que la cordura del muchacho nacido en julio estaba en las mismas situaciones, cercana al punto de quiebre. 

Iori seguía moviéndose de la misma forma, hasta que el muchacho de ojos carmesíes decidió cubrirse el rostro, ¡no quería seguir viendo ese rostro arrogante en Iori! ¡seguro el muy desgraciado se daba cuenta de que estaba hecho un idiota por él!

Se levantó, mientras sus manos levantaban su barbilla y se alejó de él lentamente, dejando una soledad insatisfactoria en Riku. Iori recorrió sus alrededores, pasando sus manos por su pecho, mientras lentamente, los botones eran uno a uno desabrochados. Y la camisa rápidamente desapareció de su sitio. 

Nuevamente se acercó a él, y lo abrazó por la espalda, acercándose lo suficiente para respirar sobre su cuello; su nariz le causó escalofríos. Con su antebrazo, rodeó el cuello de Riku, mientras se movía despacio y grácil, y se desabrochaba el pantalón. Sólo bajó su zíper y Riku tragó pesado. Sus ojos inmediatamente se desviaron hacia aquella "V" perfecta que se marcaba en la zona de sus caderas, esa "V" que quería recorrer con sus dedos y palpar para comprobar (como siempre) su veracidad. No notó cuando una de las palmas de Iori meció con cuidado la silla donde estaba, y la hizo caer, mientras con la otra mano se aseguraba de que fuera una caída amena. 

Riku tragó pesado, nuevamente, sabiendo que en cualquier momento se echaría a llorar de pura frustración. Pero trató de mentalizarse, no debía hiperventilar en ese momento, sabía que su "novio" no probaba ese tipo de cosas, sólo por su salud. 

"¿Dónde está el inhalador cuando necesito tenerlo cerca?" se preguntó frustrado, sabiendo que si se distraía en demasía, sería llamado nuevamente por el de cabellos obscuros. Y no era la idea.

Sintió el frío del suelo. Había olvidado que estaba ahí, y al momento de alzar la mirada, se encontró con la sonrisa altanera de Iori, que le creó una sensación punzante en el pecho. Le levantó el rostro una vez cerca, y poniendo sus manos en el suelo, la acomodó cerca de su cintura, y lo impulsó hacia arriba, apegándolo a su abdomen. Un siseo. Estaba seguro de haber oído cómo de sus cuerpos salía vapor sólo porque Riku sentía que todo era frío a comparación del cuerpo del nacido en enero. Volvió a ser recostado con sutileza, mientras, con las yemas de sus dedos, recorrió su estómago, siempre al ritmo de la música, causándole un estremecer similar a los de la soledad. Si hasta se sorprendía de no haber soltado gemido alguno. 

La música debía estar cerca del final, pues Iori comenzó a dejar pequeños besos sobre su hombro, mientras se sonrojaba. "Quizás incluso la esté pasando peor" pensó el pelirrojo, mientras se mordía el labio para que no se quebrara su voz. Iori le observó, le sonrió, y se levantó. Al compás de la música, se acercó al sombrero, lo puso sobre su cabello, mientras se acercaba al muchacho, para, finalmente, tomar la prenda sobre sus manos, y alzarla a la altura del rostro de Riku. Y un suave beso bajó la temperatura de su cuerpo. Un beso que estuvo sólo a la vista de ellos.

Aunque, después de aquel juego (arreglado) del rey, donde supo que sólo habían números sietes y uno, fue evidente que Iori llevaba días siendo extorsionado por el resto.

[IDOLiSH7] Drabbles (IoRiku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora