Capítulo cinco

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Era el final del año escolar, y con este venían las fiestas que se organizaban en todo el colegio.

Armin nunca fue un fanático de salir a estas, las consideraba realmente muy inútiles ya que solo perdías tiempo, Eren pensaba todo lo contrario, así que cuando los invitaron a la fiesta que estaba organizando Reiner, no dudo en convencer al rubio de ir a la fiesta.

Al final, lo logró, y así fueron los dos junto a Mikasa.

En la fiesta todo parecía ir bien, Armin parecía divertirse y todo, hasta que un joven se acercó a ellos.

—¡Hey, ¿qué tal?!— gritó por encima de la música.

Eren y Mikasa lo reconocieron al instante, era del grupo de Reiner, Jean Kirschtein, un chico muy popular en la escuela, aunque Armin no parecía reconocerlo en esos momentos.

—¡¿Por qué tan callados, no se divierten?!— siguió tratando de hacer charla, aunque parecía un tanto incómodo el ambiente—. ¡Vale, si no me quieren aquí me puedo retirar!— diciendo eso decidió irse.

—¿Ese quien era?— indagó el rubio en el oído de Eren.

—¿No lo reconociste?— Armin negó—. Era Jean Kirschtein, el chico popular de la escuela.

—¿El que siempre anda con Marco?— asintió el castaño.

El trio decidió irse a sentar y poco a poco algunos de sus amigos llegaron a su lado, estaban hablando y comentando sobre como la pasaban, más que todo molestando al rubio por el hecho de ser la primera fiesta a la que iba.

—¿En serio Jean se acercó a ustedes?— cuestionó la rubia que estaba abrazada a su novia.

—¡Sí! ¿Pueden creerlo? ¡No lo entiendo!— respondió Eren riendo.

Armin estaba reposando la cabeza en el hombro de Annie, viendo a sus amigos hablar y reír, mientras él solo estaba perdido en sus pensamientos.

Sintió que alguien lo estaba mirando fijamente así que volteó y se encontró con la mirada del chico que se había acercado a ellos mientras bailaban, lo cual le pareció realmente muy extraño así que lo ignoró.

~•~

—¡Anda, Jean! ¿De verdad le harás esto a Marco? —preguntó uno de sus colegas que estaba viendo al joven cara de caballo.

—¿Por qué no lo haría, Bertholdt? —indagó como si fuera de lo más obvio.

—Porque... Número uno, andas con Marco desde hace casi un año, número dos, lo que Reiner te ofrece no tiene nada de relevancia.

—Anda, que si que lo tiene, ¿no es genial conseguirlo de una manera tan fácil?

—Joder, Jean, no quiero ser involucrado en esta clase de estupideces —bufó y viró los ojos—. De verdad que Marco y Connie faltan a una fiesta y a ustedes se les va la olla —se paró y dirigió a conseguir unas bebidas.

—¡Hey! —apareció su amigo rubio—. ¿Ya pensaste lo de la apuesta?

—Como si hubiera mucho que pensar —rio—. Si lo haré, ¿Cuál es mi plazo?

—¿Qué te parece un año?

—Pufff, lo hago en seis meses —Reiner soltó una risa ante tal afirmación.

—Vale, tienes seis meses, ahí te veo, Jean.

Jean volvió a dirigir mirada al joven rubio que estaba sentado con sus amigos, hasta que lo vio pararse e ir a por unas bebidas.

Era ahora o nunca, no podía perder esta oportunidad.

—¡Hey! —le dijo, y el pequeño volteó mirada hacia él—. Soy Jean, un gusto.

—Armin, igual, creo —sonrió algo apenado—. Te acercaste a nosotros hace rato, ¿no?

—Oh, si, si —sonrió de manera pícara—. Es que me pareció ver a un pequeño ángel rubio que decía que le hablara —la risa del pequeño no se hizo esperar.

—¿Hablas de mí? —lo miró—. Que divertido eres, de verdad —sonrió.

—Anda, que era un halago.

—Si, si, gracias —dijo con una risita.

—Vale... Entonces... ¿Me podrías dar tu número?

—¿Eh? —lo miró algo confundido—. Supongo que si...

—Genial —sonrió y le pasó su celular para que se agregara.

El pequeño rubio tecleó su número y luego se lo pasó.

—Fue un placer hablar contigo, Jean —le sonrió—. Nos vemos luego —le hizo un ademán mientras iba de vuelta a sus amigos.

—Primer paso, completado —sonrió Jean, mientras iba de vuelta con Reiner y Bertholdt.

Días de vacaciones •Eremin•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora