El regreso de Allison

Capítulo 20

- Espera, espera. ¿Qué?- Allison se encontraba en la guarida que los Argent tenían en los pasadizos subterráneos de Beacon Hills. Cuando descubrió su existencia, creyó que por fin conocía todos los secretos de la familia, pero parecía ser que no.

- Allison, trata de despejar la mente, lo entenderás mejor- insistía su padre

- Papá, no soy lerda. Lo pillo. Pero es que es demasiado. Primero traes de vuelta a... a... Gerard- se corrigió Allison antes de decir "a este cabrón"- y ahora me dices que la cosa que está atacando a los ciudadanos de Beacon Hills es una bestia del siglo XIX que fue asesinada por la primera de los Argent...-

- En realidad, los Argent ya existían antes- intervino Gerard, que había estado apoyado en una esquina- pero Marie-Jeanne fue la primera cazadora. Debido a ella somos como somos-

- Gracias por el apunte tan necesario- dijo Allison poniendo los ojos en blanco-. No me interesan las lecciones de historia. Lydia está en peligro, y yo tendría que estar en casa de Scott con todos, trazando un plan. Y me cuentas esto, ¿para qué? No podremos detener a ese bicho sin Lydia-

- Pero no solo os hace falta la banshee. Tenéis que tener algo más. El arma que usó Marie-Jeanne. Y también necesitáis al perro del Infierno- apuntó Gerard

- En serio, ¿cuál es el objetivo de que él esté aquí?- preguntó Allison a su padre, claramente enfadada

- Sabe más que nadie sobre la Bestia, Allison. Tenemos que escucharle-

- Mira, papá, no escucharé nada más sobre esta historia hasta que Lydia no esté fuera de Eichen House.  No investigaré quién es la bestia ni cómo vencerla hasta que no saque a mi amiga de allí. Y tú- dijo señalando a Gerard- vuelve cuanto antes a tu estúpido asilo rodeado de pañuelos con baba negra, y deja de ser un grano en el culo para esta familia-

Y dicho esto se giró y salió por la puerta. Oyó murmurar algo a Gerard, pero no se molestó en prestar atención. De todas formas, no le había prestado atención desde que su padre le dio el acónito amarillo y le salvó de seguir escupiendo líquido negro. La primera vez que lo volvió a ver, notó cómo el zorro crecía en su interior, pero sorprendentemente su abuelo no la llamó ni "monstruo" ni "deshonra familiar". Allison suponía que también estaba asustado de la Bestia debajo de toda esa capa de egocentrismo y arrugas, y que necesitaría a la manada para vencerla. Pero ella no podía pensar en la Bestia en aquel momento. Ni siquiera se lo mencionaría a Scott, ni a nadie.

Condujo a través de las calles y por fin llegó a la casa de los McCall, donde claramente dos personas estaban discutiendo. Las voces parecían ser las de Isaac y Malia.

- ¡Van a ir a por ella y lo sabes!- rugía Isaac- ¡tenemos que sacarla de allí!-

- ¡Que no me grites, francesito, solo estoy siendo realista!- le contestaba la coyote

- ¡Que no me llames francesito!-

- ¡Pues no me grites!-

- ¡BASTA!- rugió una tercera voz. Parecía ser la de Scott, y por la efectividad de su sentencia, Allison sabía que había utilizado los ojos de Alfa para calmarlos.

Las cosas estaban así últimamente. Malia había estado un poco desaparecida y, aunque no había dicho nada, Allison tenía la sospecha de que tenía que ver con su madre, la Loba del Desierto. Además, hacía unos días estaba caminando por el centro de la ciudad cuando le pareció ver una moto muy parecida a la de Braeden, pero cuando quiso mirar mejor, el o la motorista ya se había largado. Su sexto sentido de zorro le indicaba que algo estaban tramando, pero también le advertía que no preguntara.

Y luego estaba el otro punto: Scott. Dios, qué raro había sido todo desde que se besaron. A pesar de que él le había dicho que Kira y él "rompieron" antes de que ella se fuera, más tarde reveló (tras un tercer grado por parte de la cazadora) que en realidad no habían hablado nada, lo que él suponía que era una ruptura. Pero Allison, conocedora de los sentimientos femeninos, sabía que una ausencia de conversación no indicaba nada, y así se lo había hecho saber a Scott. Por lo que ahora solo eran dos personas trabajando juntas entre las que había una tensión que se podía cortar con un cuchillo. Todo a la espera de que Kira volviera.