Capitulo tres.

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Veo como cruza sus brazos sobre su pecho y me mira fijamente, no me intimida, pero odio verlo aquí. Por culpa de el tuve muchos problemas en lo que yo no tendría nada que ver. Un malentendido de mierda que por más que haya pasado más de un año y medio tengo cierto rencor.

— Vengo a hablar contigo, se que estuvo mal lo que cause, pero era mi única opción.

— ¿Opción? ¿A eso le llamas opción?, podrías haberla mandado al carajo simplemente que el problema no hubiera sido mío ni se la hubieran desquitando hacia mí intentando atropellarme.

— Tranquila tigresa — Dice levantando sus manos en señal de rendición — ¿si? Lo lamento, no fue mi intención que quisieran hacerte daño. Lo juro.

— Genial, entonces vete.

— Oye, ¿Me estás echando? — Dice con una mirada confusa.

— Así es. Adiós.

Sin más ingreso a mi casa y le cierro la puerta en la cara. Nunca tuve tanta impotencia al volverme a cruzar, al imbécil de Charlie Adams. ¿Quien es el?  Un tipo de complexión muy musculosa, impone tanto su potencia como su mandíbula cuadrada; se dedica a jugar al poker profesionalmente, y es un hombre intenso, dominante y pasional. Lo conocí hace un año y medio en un antro y nos hicimos amigos con el tiempo, pero después me di cuenta de que su ex me perseguía porque pensaba que yo tenía una relación con el, y nada que ver. Aparte, el nunca reconocería que lo hizo a propósito sacándosela de encima y lanzandomela ami, hasta que un día me quiso atropellar y las cosas se salieron de control.

En fin. Nunca me falta una maldita loca en mi historia.

Siento la risa de Benja en la cocina y dejó mi bolso en el sofá para dirigirme allí.
Me apoyo sobre el umbral y lo observó lavando su taza. Mi hermoso niño. Cada día está más grande.
Me acerco cautelosamente sin que me note para poder abrazarlo de atrás y darle un fuerte abrazo, pero como siempre, el se adelanta.

— ¡Mami!

— ¡Hola mi niño hermoso! — Río mientras lo abrazó y beso su lindo rostro. No puedo estar más enamorada.

— Mira, ya lave mi taza, ¿Que es lo que haremos hoy?

— Hoy vamos a salir a pasear los dos con Nicolás, ¿Quieres?

— ¡Si! — Dice con felicidad absoluta.— ¿Vamos a ir al cine y luego a cenar y después a la sala de juegos? — Me pregunta con sus ojos llenos de alegría.

— Si mi amor, vamos a hacer todo eso. ¿Que tal si nos vamos arreglando? Nicolas no tardará en venir.

— ¡Si!

Una hora después ya estamos listos y esperando a Nick. Me envió un mensaje hace un rato avisándome que ya estaba viniendo, así que no tardará en llegar.

Nuevamente nos colocamos nuestros abrigos y oímos el sonido de la bocina en la entrada de casa.
Salimos, cerré con llave y nos encaminamos al auto.

— ¡Hola Nick! — Dijo Benja feliz al verlo otra vez.

— Hola campeón, ya te extrañaba. ¿Como estás? — Le dijo con una sonrisa

— ¡Bien! ¿A dónde vamos primero?

— ¿A dónde te gustaría ir? — Le preguntó — ¿Al cine y luego a la sala de juegos y cenamos ahí?

— ¡Siiii! Al cine.

Nick puso el auto en marcha y nos dirigimos al cine, al llegar observamos la cartelera y Benja se entusiasmó ante la idea de la película de un payaso, pero se la descartamos enseguida ya que la película era de terror, era IT, el payaso asesino.
Optamos por ver Cars tres y compramos los boletos junto a los pochoclos y los refrescos.

Media hora después ya estábamos disfrutando de la película.

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En la sala cuando veíamos la película fue un total caos. Benja se comió la mayoría de las palomitas que había en el tarro y se tomó todo el refresco, razón por la cual, fue más de siete veces al baño en dos horas.

Ahora nos encontrábamos esperando la pizza en el patio de comidas que hay aquí en la sala de juegos.
A Nick no se le borro la sonrisa del rostro nunca, parecía emocionado cada vez que salía con mi hijo a ver una película o a comer. Le encanta pasar tiempo con el.

Por más que nunca lo diga, Benja lo ve como algo más que su amigo.

Lo ve como una figura paternal.

Le tiene mucho cariño, al igual que yo. Pero no hay que mezclar los papeles en esta situación, por más que Nick me parezca un tipo realmente caliente.

Esperen.

¿Qué?

¿Eso dije yo?

Dios. No puedo pensar en eso, no ahora.

Despejó esas ideas de mi cabeza en cuanto colocan nuestra cena en la mesa. Procedo a sacar una porción de pizza y se la coloco en el plato a Benja para que se le enfríe más rápido, luego le doy una a Nick y finalmente me agarró una yo.

— Mmmmm. Ñam ñam — Dice Benja — Pizza.

— Si cariño, es pizza — Concuerdo con el.— Pero no hagas esos ruidos cuando estamos cenando, sabes que es de mala educación.

— Si mami.

El ambiente se tornó un poco incómodo pero para mí gusto.

— ¿Lucía?¿Estas bien?

— Si, lo siento. Me quedé pensando — río suavemente.

Poco a poco empezamos a charlar y el ambiente vuelve a su normalidad, en ocasiones Benja hace sus opiniones y nos largamos a reír los tres ante las ocurrencias de mi hijo.

Es cerca de media noche cuando decidimos irnos, ya que mañana hay que seguir con la rutina de trabajo.
Le coloco el cinturón a mi niño y cierro su puerta con llave. Doy la vuelta alrededor del auto y me subo en el asiento de copiloto.

Nick se coloca el cinturón, arranca el auto, y salimos en marcha hacia mi casa.
Lo observó y va muy concentrado manejando. Nick es lindo, no lo voy a negar. Pero por ahora no quiero confundir las cosas que tengo en mi cabeza.

— Has estado rara desde la cena. ¿Hice algo que te molesto? — Me dice cautelosamente.

— No, en realidad estuve con la cabeza en otro lado por un ratito, pero está todo bien. De hecho, gracias por lo de hoy. Te aprecio mucho Nick.

— A su entera disposición — Dice divertido.

Llegamos a la entrada de casa y el se ofrece a cargar a Benja que viene dormido. Le digo que si y abro el portón y la puerta de casa para que pueda entrar con mi niño. Juntos lo  acostamos en su habitación, lo tapo, le doy un beso en la frente y cierro la puerta detrás de mí cuando salgo de ahí.
Nick ya está en la puerta preparándose  para irse, Se coloca la chaqueta y me observa intensamente.

— Gracias de nuevo Nick. Nos alegraste la noche.

— Gracias a ti por dejarme formar parte del pequeño campeón que tienes ahí. Me tiene loco.

Se acerca a paso lento y con sus dedos me corre el pelo hacia un lado,  me mira nuevamente y por un momento creo que me va a besar, pero no. Acerca sus labios y besa la comisura de mis labios. Un estremecimiento entero me recorre en el cuerpo.
Cierro los ojos e inspiro su perfume embriagador, cuando los abro nuevamente, el ya no está tan cerca de mi como hace unos momentos. Ya se alejó y ni lo noté.

Mierda.

Sonríe suavemente y me hace señas con sus dedos en señal de que se va.
Esta vez sonrió yo y abro el portón de casa para que pueda salir.

— Buenas noches princesa, descansa.

— Buenas noches Nick. Tu igual.

Así, sin más, se sube al auto, lo enciende y se va.  Perdiéndose en la gran ciudad.

Y yo, perdida en sentimientos que prometí años atras no volver a sacar.

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