Capitulo uno

250 32 4
                                    


— ¡Mamá!

— ¡Hola mi vida!

Siento su abrazo en mis piernas por lo que sonrió mientras me agacho para darle un beso en la frente y un fuerte abrazo.

— ¿Sabes lo que me dijo la abuela hoy?

— No mi niño, ¿Que te dijo?

— Que tú algún día tendrás a un rey contigo, como en las películas. Y yo seré el pequeño príncipe aunque no tan pequeño.

¿Rey? ¿Películas? Diablos... Le debo recordar otra vez a mamá que no le inventé cosas al niño.

— ¿Mami?

— Si Benja, es cierto. Algún día.. pero por ahora, mamá está muy bien así contigo. No nos apresuremos ¿Puede ser?

Mi niño baja la cabeza y ami se me oprime el pecho de angustia. Hace unos meses atrás los niños de su clase se le burlaron por el echo de no tener papá. Por lo que ahora me pregunta todo el tiempo sobre el. Y eso es algo que ami me mata de a poco.

No puedo hablar de Él.

Lo que optó un camino fácil y le pregunto otra cosa.

— ¿Donde está Tía Ann?

— ¡Aquí, en la cocina!

Dejo mi bolso sobre el sofá y nos encaminamos para allá. Benja cuando quiere puede hablar sin parar durante horas, como ahora.
Annie los días libre de trabajo viene siempre a casa para ver a mi hijo, por lo que todos los miércoles su niñera tiene el día libre.

Con Annie la relación se va fortaleciendo poco a poco. Al principio las cosas se habían tornado muy incómodas, y no pude ver a Lucas con los mismos ojos después de eso. Se había acabado definitivo. Pero con el tiempo lo acepte, y lo ví como un gran amigo que me ayudó cuando más lo necesite, incluso en cuanto se enteró de lo que me estaba pasando y no se por quien, vino directamente volando y me busco.

Como dice mi madre: pequeñas cosas hacen grandes logros.

Annie y Lucas no tuvieron nunca más nada. Ella tiene pareja y el sigue soltero, ahora intentan llevarse bien cuando nos juntamos, pero por más que hay pasado tiempo queda una pequeña tensión en el aire.
Mi celular suena notificando un nuevo mensaje, por lo que me vuelvo a buscarlo para ver quién es.

Adivina quien consiguió las dos entradas para el recital la semana que viene.

Río por el echo de que me canso con sus invitaciones que sin duda acepte.

No me lo digas, tu.

Inmediatamente vuelve a sonar notificando su mensaje.

Vaya, escribe muy rápido...

Sí señorita. Yo, por lo que te aviso que te vayas preparando para esa noche.

Sacudo mi cabeza y bloqueó el celular, no le contesto. Nicolás Oto tiene 33 años, cuerpo ancho y cara cuadrada; periodista de sucesos, y es un hombre elocuente, divertido, hedonista, pero algo irresponsable. El jamás confesaría que no es feliz en su vida y le marcó desde su niñez que siempre ha pensado que tiene una voz demasiado aguda y sufre de la manía de estar obsesionado con el poder.

Pero por dios. No puede ser tan lindo.

Las cantidades de veces que salimos juntos siempre me hace reír, es muy divertido, y más cuando se trata de ir a pasear con mi hijo.
Se que el siente algo por mi, pero por más que hayan pasado los años todavía no me siento lista para afrontar una relación, no quiero salir dañada nuevamente. Así que le pedí tiempo, quiero ver cómo poco a poco va a encaminar la relación. Si se da, y me siento cómoda, lo puedo aceptar.

Quien sabe... Después de una tormenta que me pareció eterna, puede llegar a salir el sol..

        ~••~••~••~••~••~••~••~

El trabajo no me puede ir mejor, tengo unos excelentes compañeros y el horario es muy flexible ya que me gusta pasar más tiempo en casa.
Mis padres llamaron anoche preguntado si estaba en orden por aquí, e incluso hablaron por más de media hora con su nieto adorado. El que ahora está en su colegio y tengo que retirarlo dentro de una hora y media.

Voy terminando de editar las fotografías y eligiendo Marcos especiales para ellos, y así poder terminar antes con mi trabajo.

— ¿Café para la señorita Rodríguez?

Río porque desde que conocí a Jayden trae el café para todos así el no tener que trabajar tanto. Es un tipo bueno, con sus cuarenta y siete años sigue siendo divertido.

— ¿Alguna vez pensaste en trabajar de camarero aquí? —Le pregunto. Aunque ya me sé la respuesta.

— Ese es mi secreto. Pero si, no se lo digas a nadie. 

— De acuerdo — le digo con una mirada divertida.

Se da media vuelta y se va para ofrecerle el café a los demás. Pero vuelve enseguida nuevamente para darme una tarjeta.

— Niña, esta tarjeta es de mi hija para Ben. Espero y puedan asistir.

Miró la invitación y es realmente hermosa. No puedo mentir la hija de Jayden es un sol y Benja la adora, siempre que lo traigo aquí Jayden trae a su hija para que jueguen juntos.

— Gracias por la invitación, estaremos ahí sin dudas.

Me da una pequeña sonrisa y se va.

Las cosas fueron tomando su camino nuevamente, inclusive mi vida, siento que soy yo otra vez.

Volví a verme y a sentir que estoy viva. Volví cuando me di cuenta de que si yo no me salvaba nadie lo iba a hacer por mi. Antes no era dueña de mi vida. Hicieron pedazos mi corazón. Sufrí. Y en esa última lágrima del dolor, volví a ver la luz que me salvó, esa que vive dentro de todos nosotros.

Mi hijo, mi amado niño.

ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora