Al pasar el tiempo y ya casi al graduarme de noveno grado, seguía como la "lesbiana" de la escuela, pues no fue suficiente prueba para todos unos simples besitos de piquito mientras que mis compañeros se daban estos únicos besos de lengua y tan babosos que en ese momento me creaba repugnancia. Fue entonces que decidí lo que mas tarde me traería tristezas, desiluciones y más.
Cité a todas mis amistades en la plazoleta de la escuela y les prometí que les iba a demostrar que no era lesbiana y que cuando cumpliera 15 años me entregaría a un hombre.
Nos graduamos, disfrutamos de nuestra fiesta y por fin cumplí mis 15 años ese verano y comienza una nueva etapa etapa de mi vida. Ese verano comenzaban las Fiestas Patronales que son las fiestas del patrón de cada pueblo, esto según la Iglesia Católica. Y fue ahí donde probé alcohol por primera vez con unas amistades mayores que yo que conocía de las misma comunidad e iban a la Iglesia. Allí todo fue baile y bebida, fue muy loco para mi pues uno de los chicos me llevaba de la mano y su novia nos vio y formó todo un caos y para mi fue todo tan divertido me sentía como nunca, me sentía liberada.