Capítulo 3- Nuevos caminos

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Comienzo mi escuela Superior, todo va normal pero lo mas triste, me sentía sola aun no habia logrado mi objetivo de ser popular y admirada. Pero ya lo había decidido. Al pasar de dos semanas me presentan a este chico, de cabello negro, largo y rizado, delgado con porte gótico.

-Ufff eso era lo que yo necesitaba, me dije. Intercambiamos números telefónicos y hablamos por horas durante una semana. Al terminar esta semana me dice que vaya a su casa y yo con mucho gusto le dije que si. por fin llegó el dia, fui  a la escuela y no entré a clases y caminé hasta su casa que era muy cerca de la escuela. Llegué a su casa y sus padres no estaban, el me invitó a su cuarto, accedí tranquila, pues a pesar de lo que había prometido, no lo tenía en mente en ese momento. Entonces el se acerca y comienzan mis nervios y mi inseguridad. El se acerca mas, me besa y no dice nada, entonces corrieron aquellos pensamientos de los momentos en que se burlaban de mi por mi supuesto lesbianismo. Fue entonces cuando me dejé llevar, todo sin mediar palabras. El comenzó a besarme mas apasionadamente y se recostó sobre mi en la cama. Comenzó a tocarme suavemente los senos hasta que me quitó toda la ropa. Al bajar su mano y tocar mis partes se me revolvieron las entrañas, una mezcla de miedo y excitación. Fue entonces cuando comenzó a tocarme el clítoris suavemente y poco a poco con mas fuerza, luego vi su pene erecto y en ese momento pensé que había visto algo impresionante, pero lo cierto era que no había visto otro, que ingenua no. Me introdujo su dedo, cabe agregar que sentí un dolor muy fuerte y sentí como en efecto ya comenzaba a perder mi virginidad. Acto seguido comenzó a rosarme su pene contra la avertura de mi vagina sentía como la humedad de ambos se mezclaba y comenzó a penetrarme suavemente y poco a poco mas ritmicamente y cuando fui adaptandome entonces el terminó. Su excitación fue tanta por ser la primera vez para el también que casi enseguida eyaculó encima de mi. En ese momento no me preocupó que fuera rápido pues mi mente estaba concentrada en el dolor que había sentido, el poco de sangre que vi y que tenía que correr a contar que ya no era virgen por lo tanto no era lesbiana.

Cuando al amor se le olvida amar...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora