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—No —un destello de desilusión se asomó por sus ojos— ... quiero decir, es un tanto complicado.  

—¿Estas confundido? —arrugó su frente

—Mmm supongo que no puedo decir que no cuando ningún chico me ha... ya sabes. Pero tampoco es un sí.  Además me tocaba preguntar a mí, Jiminie tramposo.

Jimin pareció perderse en medio de mi explicación y de un momento a otro sus mejillas empezaron a arder. ¿Acaso dije algo malo?

Después de aquello él solo me asintió,  ocultando el rojo de su cara con sus dedos. Son muy pequeños ahora que me doy cuenta, y un poco llenos.  Como pequeños plumones que usan lo niños de jardín.

Pero basta de pensar en eso. Esta es mi última pregunta.  Necesito algo que me ayude al avance de nuestra relación. 

—¿Te gustaría salir a comer algo después de esto? —moví mi mano en círculos y le mostré mi mejor sonrisa.

—Eso suena genial —dudó—, ¿solo seríamos los dos?

—Claro, una cita de amigos

Él me sonrió en respuesta y aproveché el momento en que quiso hablar de nuevo para acercar nuestros rostros a solo centímetros de distancia,  puse mi índice sobre su labios. Cuando empezó a reclamarme sobre que todavía le quedaba una pregunta,  lo callé con un simple shh ya la hiciste. Mi aliento caliente chocó contra su rostro.

Y por primera vez sentí como tembló ante mí. Lo puse nervioso y eso es más que bueno.

La tortura vino después cuando aseguró que ya era hora de trabajar. Realmente no puse más excusas y también me vi entusiasmado por aprender. Mis deseos tampoco son ser el tonto de la clase.

Jimin fue muy paciente tratando de enseñarme paso por paso la coreografía, repetía una y otra vez el mismo movimiento hasta que yo lo hiciera al igual que él. Todos aquellos minutos que estuvimos ensayando me di cuenta de que Jimin es un gran bailarín. Me atrevería a decir que incluso lo es más que Hoseok, pero solo debido a la naturalidad que desprende su cuerpo. No necesita mucho para verse sensual al bailar, ni mucho menos le falta la fuerza en cada paso que da, aún si su cuerpo quema al hacerlo.

Mi alarma sonó indicándome el término de la clase, nueve en punto de la mañana. Los universitarios normales estarían durmiendo a esta hora, teniendo un merecido descanso y preparándose mentalmente para meses de agobio por el estudio. Pero como ven, no es mi caso. Lamentablemente voy a tener que seguir en esta tortura por una buena causa, solo tres meses más. Yo puedo.

Cuando la alarma ya fue apagada por mí, sin esperar un minuto más tomé mis cosas y me dirigí a las duchas dándole un movimiento de cabeza a Jimin. No puedo estar más en ese pequeño espacio, de tan solo pensarlo me da un repulsivo estremecimiento. Comienzo a creer que soy claustrofóbico. 

Sentí a Jimin caminar detrás de mí, tratando de alcanzarme. Pero cuando él estuvo casi cerca mío yo ya me había metido a un cubículo. La ducha fue relajante y refrescante. Todo el sudor que emanaba mi cuerpo fue llevado por las gotas, el calor que sentía se apagó y mis músculos se aflojaron desde el primer instante en que toqué el agua.

Al salir me encontraba vistiendo ropa casual, siempre fui fanático de las camisetas anchas y pantalones grandes. Todo eso acompañado de un cabello mojado y algunas gotas de agua cayendo por mis hombros, ah, la combinación perfecta. 

Cuando me aseguré que tenía todo grité a todo pulmón el nombre Jimin, pero en último momento agregue apúrate, nene. No emitió ningún sonido, pero sabía que estaba ahí. Para mi sorpresa éramos los únicos que quedaban en las duchas. ¿Tanto me había demorado? Mi celular marcaba 9:21. 

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⏰ Última actualización: Feb 06, 2018 ⏰

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