Capítulo 35

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Y aún los más valientes pueden ser los más vulnerables.

¿Quién diría que la realidad choca más fuerte cuando no se quiere? Al final sólo deseas vivir ese momento fugaz de lo que parece ser un paraíso.

Y aunque me duela aceptarlo es todo lo que hay.

Desperté hace 35 minutos y no me he dignado a levantarme, sinceramente no tengo ganas.

Emely y Sam planearon una fiesta de despedida, algo salvaje. Demasiado salvaje. Muchas cosas se revelaron esa noche.

Flashback

La gente gritaba sin parar, la música sacudía todo el lugar y las bocinas parecían que habían cobrado vida. Emely invitó prácticamente a media ciudad a la fiesta, además de que me compró un vestido rojo pasión bastante ajustado, para nada mi estilo. Minutos después de que la fiesta empezara todos los del grupo desaparecieron como arte de magia y creo que la primera fue Emely.

Al principio estaba tensa, pero después me relajé cuando Kilian llegó y me cuidó todo el tiempo, parte de él.

Me dejé llevar por la música, y moví mis caderas al compás. Kilian se colocó atrás de mí y me rodeó con sus brazos. Nuestra relación no tiene título, es como si hubiéramos sido creados el uno para el otro, hasta el momento, habíamos dejado todo en secreto, pero como me iría del país, él me había comentado que quería decírselo a Eliécer y no me opuse.

--¿Quieres tomar algo?.- Me susurra en el oído. Asentí con la cabeza y segundos después ya no estaba a mi lado.

Me sentí algo incómoda, ni siquiera sé dónde mirar, todos están bailando como locos o están besándose o montando una escena no acta para cardíacos. De toda la gente que está aquí sólo conozco un 10%.

Además del grupo, hay varias personas que conocí gracias a Sam y Emely. Unas más agradables que otras. Hay muchas chicas atrevidas y extrovertidas, con mejor cuerpo que yo, pelo y maquillaje impecable y que si saben bailar, algunas me dirigen una mirada de asco, pero como sé cual es mi lugar, no me importa.

Al poco tiempo llega Kilian y me entrega un vaso que al parecer contiene vodka con soda. Claramente antes de darme el vaso me hace una seña con el dedo, para que no beba tanto.

Bebo de a sorbos y siento que el alcohol me hace efecto lentamente. Se acercan unos chicos bastantes guapos hacia nosotros y al parecer conocen a Kilian, me miran de forma acosadora y lo raro es que siento como él se tensó cuando los vió.

--Hey viejo, ¿Cómo te va?.- Le saluda el más alto del grupo y castaño.

--¿Qué hacen aquí?.- Pregunta fríamente.

--Tranquilo Kilian, vinimos por el mismo motivo que los demás, divertirnos.- Contesta el de cabello negro.

--Largo.- Kilian está como si le hubiesen pegado la rabia.

El chico que habló primero sólo se limita a sonreír y acto después se acerca a Kilian y le susurra algo al oído y con ello, marcharse.

--¿Quiénes eran esos?.-

--No son de importancia.- Dice con los brazos a cada lado de su cuerpo y apretando los puños.

No digo nada, no quiero enojarlo más y creo que lo mejor será dejarlo sólo unos minutos hasta que se calme.

--Iré a buscar a Emely.- Le digo y no espero su respuesta para irme. Comencé a recorrer toda la casa, la cual está hecha un chiquero.

Hallar a Emely es como encontrar un trébol de 7 hojas, sí, 7 hojas. Llevo buscándola más de media hora y no hay ni señales de vida. Me desespero y subo a las habitaciones, su habitación está vacía.

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