Capitulo 4

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Totalmente sorprendido, en ese estado se encontraba Mario, luego de leer la carta de la "Admiradora", se sentía extrañamente bien, esa declaración lo había hecho confundirse, si, sentía algo hacia esa persona que le alegraba los días, pero no podía decir que estaba enamorado, nadie se enamoraba de una persona a la cual no veía. Quería saber quién era ella, y lo descubriría así sea que le toque hacer lo que sea.

Mario llego a su casa después de un agotador día, y no lo dice por la segundaría, el sol había estado más caliente que de costumbre y le había tocado caminar a su casa, al entrar a la pequeña casa lo primero que diviso fue a su hermanita Megan y a su prima Lucia cosa que le extraño, Megan al verlo dejo de jugar y corrió a abrazarlo.

— ¡Mario! —el chico la cargo en sus brazos

—Hola nena—saludo y planto un beso en su mejilla.

—Mario mira—la niña se bajó de los brazos de su hermano y corrió a donde su prima se encontraba—Prima Lucia ha traído muchos juguetes.

La pequeña y tímida lucia levanto la mano en saludo a lo cual el sonrió.

Mario se acercó a ellas dejo un beso en la mejilla de Lucia y observo los juguetes con los que jugaban, pudo notar la felicidad en los ojos de su hermana, ella lastimosamente no tenía ese tipo de cosas, no tenía muchos juguetes con los cuales jugar y tampoco muchas amigas, solo una vecina la cual era muy amable con ella y su prima. Es una inspiración para Mario ver su sonrisa, es lo que lo hace querer ser mas en el futuro.

—Que bien, estás jugando mucho—solo por sacarle charla a ella.

—Sí, tía Tereza llego con ella esta mañana y desde entonces hemos estado jugando—Mario se asombró.

— ¿Tía Tereza?, ¿Dónde está? —pregunto sonriente.

—Está en la cocina con mami—el giro su rostro un momento hacia la puerta de la cocina y las volvió a mirar.

—Ya vengo, iré a saludar y ahorita jugare con ustedes—Megan levanto el pulgar mientras seguía concentra y Lucia asintió.

El chico sonrió y se dirigió a la pequeña cocina, al abrir la puerta un delicioso aroma llego a él, su madre estaba al lado de la cocina revolviendo lo que había en una olla y su tía se encontraba sentada en un taburete de madera dándole la espalda a él, Mario camino hasta estar detrás de ella y la rodeo con sus brazos haciendo que ella soltara de la impresión.

— ¡Mario! —Tereza volteo y lo abrazo.

—Hola tía—ella lo inspecciono.

Mario siempre había llevado una buena relación con su tía, era a quien le confiaba sus cosas y ella a el también, eran muy unidos desde siempre y cada vez que la veía se ponía muy contento al estar cerca de ella.

—Pero que grande y guapo esta este muchacho, Bianca tienes que decirme que le das—la mama de Mario se acercó a él y lo enredo entre sus brazos.

—Mucho amor, solo eso—Bianca planto un beso en su mejilla— ¿Cómo te fue hoy? —pregunto.

—Bien, gracias a dios ya dieron las vacaciones navideñas—Mario soltó su bolso en la mesa de madera que su padre había construido.

—Y ¿Cómo has estado Mario? —pregunto Tereza.

—Uhm... Bien—no era del todo la verdad pero bueno.

—Mentiroso—dijo su mama cruzándose de brazos.

— ¿Porque? —Tereza los miraba a ambos.

Mario quiso que la tierra se lo tragara en ese momento.

—En estos días nos mandó a llamar el director de la preparatoria y nos dijo que este niño que vez aquí—Bianca lo apunto—era maltratado por algunos alumnos.

Tereza se llegó la mano a la boca y negó.

— ¿Quiénes son?, juro que los buscare y les daré unos buenos coscorrones—dijo Tereza

—Ya son pasado, ninguno de ellos me voltea a mirar—Mario rodó los ojos.

—Oye niño, deja de poner esa cara así—lo regaño Bianca.

—Lo siento—se disculpó.

—Entonces ¿ya no te molestan? —su tía lo miro y el negó.

—Cambiemos el temita si—Bianca camino hacia la olla donde revolvía lo que parecía ser caldo de pollo.

—Te tengo buenas noticias—Tereza sonrió.

—Dígame—.

—He venido a pasar la navidad con ustedes—anuncio y Mario frunció el ceño.

—Tía, vienes de tu hermosa casa donde tienes todo a pasar la navidades aquí—pregunto incrédulo.

—Si—Tereza lo miro y su Bianca la miro a ella.

— ¿Porque?, tienes todo allá, ya quisiera yo vivir como tú lo haces—.

—Mario, he querido venir acá, tengo mucho tiempo que no estoy con ustedes y ya los extrañaba—respondió su tía.

— ¿Y a tu esposo no le molesta? —ella negó.

—Ya Mario, alégrate de que tu tía este acá, no más preguntas—sentencio Bianca.

—Está bien, ¿Papa no ha llegado? —el muchacho se acercó a la humilde nevera y tomo una vaso de agua.

—No, pero debe estar en camino—.

—Iré a la habitación a darme un baño—Su madre asintió y Tereza sonrió.

—Tu y yo hablaremos después—dijo Tereza, haciéndole sonreír.

El recordó a la "Admiradora" y pensó como duraría 2 semanas sin saber de ella nuevamente, ya le había pasado cuando pelearon, no quería que se volviera a repetir pero no podía hacer nada, ella volvería y las cosas volverían a ser como antes. Mario pensó que tal vez contarle a su tía no iba a ser mala idea después de todo ellos eran confidentes.

El chico asintió y salió de la cocina.

—Mario ven a jugar—la pequeña Megan lo llamo.

—Mi amor iré a bañarme y regreso en pocos minutos—.

Ella asintió y siguió concentrada en los juguetes.

Mario la miro jugar y sonrió, por ella buscaría una vida mejor, por ella se esforzaría mucho más, por ella los sacaría adelante a todos.

Holaaaa!, nuevo capítulo, en serio, se me hace difícil escribir capítulos ya que en ¡Hola Mario! no estoy acostumbrada pero hago el intento, espero que lo disfruten, por cierto mañana intentare subir otro capítulo si es que mi Internet esta buena.

Dejen sus votos ☆

Un Beso

¡Hola Mario! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora