Capitulo 6

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Y noche buena llego, con él también la cena navideña que nunca faltaba, la familia se encontraba alrededor de la mesa mientras la madre servía el delicioso pollo que se encontraba en el centro, Tereza repartía la ensalada y Mario se encargaba de llenar los vasos de gaseosa, todo era hermoso desde el punto de vista de Mario el cual sonreía ante cualquier comentario de su familia, la pequeña Megan estaba sentada en las piernas de su padre y la tímida Lucia miraba a todos. Estaba feliz, ese era un momento que guardaría para siempre.

El chico se sentó nuevamente y miro a su padre que intentaba probar un poco de la ensalada, pero antes de lograr hacerlo su esposa se dio cuenta y dulcemente le agarro la mano.

— No puedo resistirme— dijo Ignacio

— Primero hay que dar las gracias— respondió Bianca y el asintió.

— Se ve delicioso toda la comida mama— expresa Mario, solo pocas veces podían darse el lujo de comer hasta quedar completamente llenos y ese día era uno de los pocos.

— Todo le queda delicioso— Ignacio miro a Bianca quien sonrió y Mario rodo los ojos.

— Por favor, no digan esas cosas cuando los chicos están presentes— Tereza pronuncio.

Las mejillas de Bianca se sonrojaron y Mario casi quiso vomitar ante los pensamientos que llegaban a su mente, no se lo imaginaba.

— ¿Podemos dar las gracias y comer ya? — impaciente el chico pregunto.

— Está bien, junten sus manos— Bianca tomo asiento y junto sus palmas.

Todos en la mesa hicieron lo mismo y rezaron, rezaron por la comida que se encontraba en la mesa, por los años de vida, por las buenas cosas que pasaron y por las que el futuro les traerá, pero sobre todo por la familia, por mantenerla unida y feliz sobre toda las cosas.

— Ahora sí, a comer—.

Apenas esas palabras salieron de la boca de Bianca, Mario ya tenía una cuchara en su boca, deleitándose con el sabor entre sus labios, y todos lo siguieron, entre charla, risas y muchos cuentos las horas de la comida pasaron, Megan rogaba por más uvas y lucia comía fresas en las piernas de su madre.

Todo fue perfecto para Mario, el cual sonreía sin parar, ver a su familia unida y todos felices, sin pensar en las cosas que le pasaban. El ambiente era digno de noche buena.

— Familia es hora de los regalos— exclamo Tereza levantándose de la silla, tomo a lucia en brazos.

— Pero no tenemos— dijo Mario.

Nunca tenian, algunas veces su padre le regalaba dulces y con eso ellos eran felices.

— Yo he traído para todos ustedes— expreso la tía, el chico sonrió, y todos se levantaron para ir a la pequeña sala de estar.

Se sentaron alrededor de una mesa y esperaron a que Tereza trajera los regalos.

Mario miraba a su madre y veía en su rostro cierta tristeza, él sabía que ella quería algo mejor para ellos, por eso solo quería estudiar y regresarles a ellos todo lo que le han dado.

— Primero te quiero agradecer hermana, no tenías que hacerlo— menciono Bianca una vez que Tereza se había sentado.

— Es verdad cuñada—.

Tereza los miro a ambos y negó.

— No se preocupen, son mi familia y por lo tanto me ha nacido del corazón regalarles— respondió.

¡Hola Mario! ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora