Capítulo 12

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(Punto de vista de Maya)

Maya no podía creer que ese día había llegado, le parecía un sueño como todos los momentos que había compartido con Riley desde aquella noche en la habitación de la morena cuando confesaron lo que sentían la una por la otra. Desde entonces su relación se había hecho más fuerte y más estrecha, nada había conseguido separarlas, pese a los problemas que pudieron tener, siempre los solucionaban, nada podía con ellas.

- ¿Cariño, estás lista? - la voz de Shawn entrando en su habitación la sacó de sus pensamientos - el coche nos está espe... - el hombre ya algo entrado en canas la miró de arriba abajo - Maya, estás preciosa - un brillo en su mirada la conmovió.

- Gracias, papá - depositó un suave beso en su mejilla - tú también estás magnífico, el esmoquin te queda estupendamente.

- Espera a ver a Cory - empezó a reír - en la tienda parecía un pingüíno.

Ambos sonrieron y Maya agarrando la cola de su vestido blanco se enganchó del brazo que su padre le ofrecía para salir del apartamento, subir al coche e ir a casarse con el amor de su vida.


(Punto de vista de Riley)

Los nervios no la había dejado dormir, había esperado ese día durante casi toda su vida y ahora que había llegado no quería que terminase nunca.

- Riles, papá está como loco en el salón esperando a que bajes - la voz de Auggie llegó a sus oídos con nitidez al otro lado de la puerta de su habitación - ¿Te falta mucho?

- No, ya salgo.

Llevaba lista desde hacía un rato pero necesitaba sentarse en su ventana, donde todo comenzó, por donde el amor de su vida entró como un huracán rubio dispuesto a mover el mundo por ella. Sonrió con cariño acariciando ese recuerdo de su infancia. Desde que terminaron el instituto, Maya y ella vivían juntas en un apartamento cerca de la universidad donde la rubia había estudiado bellas artes y ella literatura. Ahora, un año después de haberse graduado, iban a dar el siguiente paso. La noche en que Maya le pidió matrimonio volvió a su mente en un suspiro, la rubia había preparado una cena romántica en la azotea de casa de los padres de Riley, pétalos de rosas blancas por todo el suelo, guirnaldas de luces colgando por toda la azotea, velas por toda la azotea dando luz y calor a aquel momento mágico. Recordaba lo nerviosa que estaba Maya cuando por fin puso una rodilla en el suelo y abrió la cajita que ocultaba el anillo que ahora lucía en su mano.

"Maya" suspiró en su pensamiento.

- Riley, cariño - la llamó su madre abriendo la puerta - es hora de irnos.

Por toda respuesta ella asintió y bajó al salón donde su padre dejó de despotricar en el momento en que la vio con su vestido blanco.


(Punto de vista de Shawn)

Nada en su vida, podría compararse a aquel momento, la felicidad tan grande que le inundaba llevando a su niña al improvisado altar en el jardín de su infancia en casa de los Matthews. Cuántos ratos había pasado con Cory allí mismo, iniciando batallas de agua o urdiendo alguna travesura. Notó un ligero apretón en su brazo y miró a su hija que le sonreía nerviosa, estaba radiante y unas lágrimas comenzaron a hacer acto de presencia en sus ojos, le devolvió el apretón y comenzaron a andar hacia Eric Matthews, quien oficiaría la boda de su sobrina. 

Katy estaba al lado de Topanga, ambas visiblemente emocionadas, de la mano de Katy había un pequeño con sus mismos ojos y pelo castaño, que a su vez le daba la mano a otro pequeño moreno que tenía los mismos ojos que su madre, ambos miraban a su hermana como si fuera lo más hermoso del mundo. Los pequeños Jonathan y Cory Hunter tenían ya 6 años y con la llegada de los mellizos Shawn, Katy y Maya sintieron que su familia estaba completa. Su mujer y su hija estuvieron de acuerdo en ponerles los nombres de los dos hombres más importantes de la vida de Shawn, su profesor Jonathan Turner y su mejor amigo Cory Matthews.

Dejó a su pequeña en el altar y se colocó a su lado a cierta distancia, sin dejar de apretar su mano como muestra de cariño. La música cambió y esa fue la señal de que Riley estaba a punto de entrar.


(Punto de vista de Cory)

- ¿Estás lista? - le preguntó Cory a su hija mientras Eva y Auggie le colocaban bien la cola del vestido.

- Sí - contestó Riley con una sonrisa - ¿Y tú?

- No - su hija se echó a reír y él no pudo evitar contagiarse.

- Os esperamos dentro - dijo Auggie dándole un beso a su hermana y entrando en el jardín de la mano de Eva.

- Mi niña - suspiró Cory - ¡Qué rápido has crecido!

- Siempre seré tu niña y siempre tendrás algo que enseñarme - le enderezó la pajarita del traje - ¿Alguna lección antes de entrar?

- Me la has enseñado tú, cariño - Riley le miró sin entender y él solamente sonrió - vamos, te están esperando.

Comenzaron a andar hacia el jardín de la casa donde creció, que había sido decorado en tonos blancos, grises y morados claros, al parecer la obsesión de su hija por este color nunca fue una etapa. Dejó de mirar a Riley para mirar hacia el frente, encontrándose primero con la mirada de Topanga, cargada de amor como el primer día. Y después vagó por todos los invitados que había en el jardín, sus padres, sus hermanos, los amigos de Riley y Maya. Maya, miró a la rubia que no apartaba la vista de la morena, siempre había sido como otra hija para él desde que entró en la vida de su pequeña y a lo largo de los años nunca había cambiado de parecer, ahora estaba a punto de casarse con su niña y nada podía hacerle más feliz. Vio a Shawn a su lado tan emocionado como él y se sonrieron, por fin la familia Matthews y Hunter se unían.

Cory tomó la mano de Riley y la apretó con cariño antes de dársela a Maya que la tomó como si fuera el mayor tesoro del mundo, y lo era, su niña pequeña, su hija, su mayor logro junto con Auggie.

- Maya, cuida bien de mi mundo - dijo Cory antes de colocarse al otro lado de su hija.

La rubia sonrió asintiendo, ambas mujeres se miraron con infinito amor, entrelazaron sus manos como hacían desde que tenían memoria y la boda dio comienzo.


(Punto de vista de Maya y Riley)

La boda tocaba a su fin, pero ellas seguían bailando, ajenas al ir y venir de gente, ajenas a que la música había bajado su volumen, ajenas a que Eric se había comido toda la tarta. Sólo existían ellas en su mundo, un mundo que comenzaron a descubrir y construir juntas, y así seguiría siendo.

- Maya Hunter-Matthews - dijo Riley con solemnidad.

- Riley Hunter-Matthews - contestó Maya con igual tono.

- Te amo.

- Y yo a ti, Riles - besó su frente.

- Siempre - dijeron a la vez.

El equilibrio perfecto (Girl Meets World - Rilaya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora