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Esa noche Magnus estaba demasiado callado, no es que estuviera de mal genio, solo que  parecía distraído, como si estuviera en cualquier otro lugar que con el.
No le molesto, no es como si tuviera que darle toda su atención, era comprensible, tenía cosas en que pensar aparte de él. Pero le incomodo, la cena en completo silencio fue incomoda. Magnus estaba absordo en su teléfono de vez en cuando, con el señor fruncido escribía frenéticamente. Alec se preguntó, no por primera ocasión que lo tenía tan alterado. Aunque Magnus no lo demostraba, su fachada era serena y controlada, pero el podía ver un poco bajo la superficie, en sus ojos ámbar imperturbables había  un poco de caos apenas controlado, como una tormenta a punto de desatarse y Alec encontró fascinante ese hecho.
Ahora en el auto Alec se sentía aún más inquieto, abrio la ventana, nunca lo había hecho, a Magnus no le gustaba y además tenían el aire acondicionado prendido. Pero a Alec no le importo eso. Saco un poco la cabeza y sintió como Magnus lo jalaba.
- ¿has perdido tu mente? Mete tu cabeza dentro del auto - siseo, pero Alec lo descarto con un movimiento de mano. Hoy se sentía muy libre, no se había dado cuenta que había estado atrapado, pero hoy se sentía salir, un poco, solo un poco quiso permitirse. Estaba cansado de todo, de todos, solo un poco se dijo.
Entró y prendio la música, puso una canción de Edd Sheeran, una que hablaba de siempre amar, de siempre estar enamorado.
Magnus lo miró un momento y esbozo una suave sonrisa.
- ¿sabes que? No importa, hazlo - dijo y Alec le dio un beso en la mejilla antes de volver a sacar su cabeza, la noche estaba fría y la carretera vacía, la música sonaba en sus oídos demasiado alta y sentia el peso de la mano de Magnus en su cadera, como si lo sujetará, asegurándose de que Alec no le pasara nada.
No por primera vez,  todo lo que le pasaba con Magnus se sintió correcto.

Llegaron y Alec se sentía un poco mejor, más relajado, Magnus se veía un poco más en calma. Alec entró a la casa y fue directamente a la cocina, Magnus le había dicho que se sirviera algo. El tenía mucha sed, se la había pasado cantando y estaba seco. Magnus había ido a su oficina. Se tomó todo un vaso de agua antes de servirse otro y tomárselo entero también. Se pasó una mano por su cabello como siempre desordenado y suspiro.
Luego le sirvió un copa de licor a Magnus ( no supo cual, solo agarro la  botella más bonita) y fue a su despacho. La puerta estaba abierta, así que Alec se detuvo, Magnus hablaba por teléfono y el no pudo evitar detenerse a escuchar. Pudo más la curiosidad.
- No, te digo que no - Decía Magnus sonando frustrado - Camille escúchame... No, por que estoy ocupado - su voz sonaba frutada, como si hubiera dicho eso cientos de veces - ese no es tu problema Camille... Esta bien, pero esa es tu culpa... Cuidado con lo que dices - la voz de Magnus fue mortal al decir eso, se preguntó que tanto hablaban, esa conversación era muy extraña - no, no tengo idea de cuando - decía Magnus ahora en tono pausado, como cuando le explicas a un niño algo mil veces pero aún no entiende - bueno... ¡Maldita sea Camille! No puedo ¡por que estoy con Alexander! - gruñó en el teléfono. Alec se detuvo ¿que carajos pasaba? ¿Quien es Camille? ¿Que tenia que el ver ahí ? Entro, ya no quería escuchar más y aparte Magnus estaba hablando ahora en voz baja y ya no escuchaba nada.
- Magnus yo... - hizo una pausa como para que Magnus notará su presencia y como para que el actuar sorprendido como si no hubiera visto a Magnus al teléfono - yo ¿estas ocupado? Si quieres...
- no, dame un segundo - dijo Magnus tapando el volante del celular para que no escuchara la otra persona. Alec frunció el seño. Magnus termino de hablar en el mismo tono bajo y luego colgo.  Magnus volvió a mirarlo y le sonrió de lado y el estómago de Alec le dio un vuelco, odiaba que Magnus le sonriera así, siempre se sentía nervioso cuando le sonreía así.
- ¿a qué debo el placer Alexander? - Magnus dijo en tono coqueto y Alec se sonrojo. Cuando Magnus lo abordaba abiertamente, se sentía como una virgen.
- este... Yo te traje... Esto - le tendió la copa, este parpadeo sorprendido por el arrebato y la recibió.
- gracias Alexander - susurro Magnus como si el pequeño gesto, que no le costó nada Alec, lo hubiera conmovido. No le gustó eso, Magnus no debería sorprenderse por un pequeño gesto, el merecía grandes gestos. Gigantes. Se encontró con la sensación de que quería que el ya no se sorprendiera por sus gestos, que ya fueran algo normal.
- no es nada - dijo, por que no lo era. Magnus tomó un trago sin apartar la vista de él. Magnus hacia esto muy seguido : se le quedaba mirando, aveces fijamente, otras veces Alec se contaba con la sensación de estar siendo vigilado, solo para darse cuenta que Magnus lo observaba. Era extraño y a la vez... No sabía que pensar sobre eso, y eso no le incomodaba, solo se ponía nervioso por la atención completa dada.
- de todas maneras Alexander, me acuesto con tu hermana
- ¿que? - dijo alarmado y este se río.
-tranquilo, parecías tan concentrado en tus pensamientos, no pude evitarlo- dijo con tono juguetón y Alec no pudo evitar girarle los ojos.
- de todas maneras Magnus, hablando de todo como los locos ¿que haces en tu empresa?
-¿aparte del tráfico de hombres de cabello negro y ojos azules y ridículamente atractivos? Nada más
- ¿atractivo? - Repitió sin comprender, Magnus se acercó y pasó las manos por su cabello como si alguien pudiera donarlo.
- ¿buscas que te consienta el ego? Alexander, no sabía que eras ese tipo de persona.
- ¿cuál tipo de personas?
- ya sabes, como yo - Magnus le acaricio un lado del rostro como en un gesto distraído y Alec se apoyo en el.
- no creo que seas una persona que busca halagos.
- ¿piensas darmelos?
- humm, no creo que sea de tu agrado
- exactamente - dijo Magnus quitándome la chaqueta, Alec no se había dado cuenta que aún la traía puesta.
- ¿entonces tu por que dijiste...?
- ¿que dije? - Magnus lo miró inocente y Alec entendió que lo estaba molestando.
- olvídalo - suspiro. Aveces era tan malo para entender el sarcasmo, aunque Jace le daba un entrenamiento bastante intensivo, todavía necesitaba mejorar.
- ¿enserió no sabes en que trabajo? ¿Sabes al menos que tengo mi propio empresa? - Alec se encogió de hombros.
- no pienso mucho en eso
- ¿si? - sonaba intrigado.
- ya sabes, eso es tu asunto, lo que hagas para ganarte la vida y todo eso
- ¿y cuanto ganó? - Alec bufo.
- dinero, dinero ¿que importa? - dijo y Magnus le dio una mirada - lo se, lo sé, es necesario para vivir hoy en día, pero nada más para haya. Ya sabes, el dinero no lo es todo
- ¿y que lo es? - Alexander le dio una mirada rápida y trato de hablar con ligereza.
-hay muchas cosas más importantes Magnus, millones de cosas que nos hacen sentir más vivo. Que son mejores que unos billetes - Magnus lo miró enigmáticamente y Alec sintio que había dicho algo verdaderamente estúpido. No lo había hecho ¿o si?
- bueno, Alexander, yo gano casi un millón de dólares cada hora ¿eso cambia algo? - Alec abrió los ojos como platos y sintió la boca abrirse, eso era mucho dinero.
-wow, eso es mucho dinero
- ¿si?
- ya sabes ¿que haría yo con tanto dinero? No quisiera ser tu, me agobia solo pensar en manejar tanto dinero
- ¿no quisieras tener todo ese dinero? - Magnus parecía divertido y sorprendido en igual de niveles, Alec se encogió de hombros.
- no lo se, no creo que quiera tener tanto dinero - Dijo simplemente. Magnus lo miró mucho tiempo y después que noto quizás lo incomodidad a Alec le tendió la mano y este se la tomó sin pensarlo.
- Vamos a la cama Alexander - Magnus habló suavemente, como con ternura y Alec sintió que algo se rompía dentro de él.
Eso lo estaba asustando, todo lo que estaba pasando, ya no tenía control. Pidió a quien estuviera escuchando, que eso no fuera una broma cruel del destino y al final la vida terminará riéndose en su patética cara.

De oxido y huesoWhere stories live. Discover now