Capítulo 7; El despertar.

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 Un hombre y una mujer, los 2 vestidos con uniformes militares de camuflaje. Uno era un hombre de una complexión delgada pero bien tonificada; su cabeza estaba completamente rapada por lo que su calvicie era muy notoria, con una piel blanca algo bronceada. Por otro lado, la mujer a su lado tenía un laceo cabello rubio con unos hermosos ojos celestes; tenía a su vez una figura bien proporcionada que quedaba demasiado atlética para sus delicados rasgos faciales, al igual que su compañero su piel era blanca un poco bronceada.

 Ambos con un fusil Barret M82 semiautomático; apuntando a un objetivo fijo con su mirada telescópica desde el tejado de un edificio. Estaban recostados boca abajo con su dedo índice rozando el gatillo del arma; estaban preparados para disparar en cualquier momento.

<<El objetivo está saliendo ahora del callejón, al parecer la mujer que está con él se encargó del grupo de zombies. Esperen la señal>> Resonó una masculina y gruesa voz proveniente de la pequeña radio que colgaba de sus oídos.

 A través de la mirilla telescópica ambos francotiradores apuntaron a la salida del callejón; efectivamente el castaño y la chica de cabellera oscura salieron sanos y salvos, no parecía que acabasen de enfrentar muertos vivientes por la tranquilidad de sus expresiones.

 Parecían hablar de algo por los movimientos de sus labios, pero fuese como fuese, su único objetivo era matar al chico de cabellera castaña. En dado caso si la mujer que estaba a su lado interfería, también tendrían que encargarse de ella.

-Mira que enviar a 2 francotiradores de élite a por un chiquillo como él, esto parece un tipo de broma o algo así- Expresó el francotirador masculino a un lado de la hermosa rubia.

-Aún así, los jefes se veían muy preocupados por ésto. Debemos tomárnoslo en serio- Contestó fríamente la rubia mientras acomodaba un poco el apunte del arma.

<<Disparen, ahora>> Expresó la voz que provenía de la radio. Los 2 francotiradores sin mediar palabra presionaron el gatillo y 2 balas de calibre 50 salieron disparadas directamente al cráneo del joven castaño que entablaba una conversación con la chica a su lado.

 Ambas balas atravesaron su cabeza y su cráneo se vio completamente destrozado por la potencia que ambas tenían al impactar. Su cuerpo medio decapitado cayó inerte al suelo violentamente. La mujer a su lado miró atónita la escena, sin poder creérselo sus ojos se abrieron como platos.

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 Jayden aún seguía pensativo por todo lo que había pasado hasta ahora. De un momento a otro su vida normal dio un cambio de 180° y ahora se encontraba en medio de un apocalipsis zombie como las películas a las que estaba acostumbrado a ver. Una parte dentro de él quería creer que esto era solo un sueño, o una broma pesada creada por algún programa de televisión. Pero era obvio que todo eso eran sentimientos infantiles para no aceptar la realidad.

 Fuera ya del callejón, Reina se dio la vuelta y quedó cara a cara con Jayden. Éste la miró algo confundido y de repente Reina empezó a hablar.

-¿Ves ese lugar de ahí?- Dijo la susodicha señalando con su dedo índice a su costado derecho; ahí yacía un taller en un estado deplorable, la cortina de hierro que daba hacia el interior estaba abollada en medio, como si una fuerte masa hubiese chocado contra ésta.

-Ese era el taller de un amigo, dejé mi moto ahí arreglándose antes de que todo ésto empezara. Creo que podemos entrar a buscarla y largarnos de esta ciudad. ¿Qué te parece?- Concluyó la pelinegra con una evidente emoción en sus palabras.

-Ohh.. no parece una mala idea. Pero yo manejaré- 

-¡¿Qué?! ¡Ni hablar! ¡Es mi moto!-

NWO: Nuevo orden mundialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora