5: Cuentas

992 93 6
                                    

Ha venido el casero a cobrar el alquiler. Aunque no le abrí la puerta porque me dijiste que no lo hiciera.

No tenemos el dinero, pero no me parece correcto lo que hiciste. Sin embargo yo te hice caso como siempre y no puse objeción.

¿Dónde quedó tu alegría? Tu sonrisa. Esa, que no logro encontrar. Estás perdido en tus cuentas, tus problemas, los cuales no sé cómo arreglar.

Quiero ayudarte, pero no tengo idea cómo. Estamos tan distanciados que ya ni te reconozco.

—¿Qué pasará ahora? —te pregunté mientras seguías mirando tus cuentas.

—Dulce, déjame pensar. No me hables —me exigiste sin mirarme.

¿Qué podía hacer para que dejaras de estar preocupado? ¿Para que me observarás un segundo y me dejarás ayudarte?

No me dejabas. Incluso aunque no tenía idea de cómo, yo quería tener la intención. Al menos un poco, sentirme útil.

Dependiente de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora