Un angel vestido de mejor amigo

Parte 1

El día estaba un poco nublado pero aun asi las carreteras estaban llenas de personas y el tráfico era lento y pesado. Mi madre se había ido al trabajo muy temprano por una reunión de gerentes, así que hoy me tocaba ir en autobús al colegio.

—Vaya espero que no llueva—. Decía en voz baja para mi misma. Espere en la parada de autobús al menos unos veinte minutos. Mire el carril al y note que estaba próximo a llegar. Sonreí ya que ayer tuve que esperarlo unos cuarenta y cinco minutos y llegue tardísimo al colegio. Un poco antes de que el autobús se detuviera frente a la parada comenzaron a caer unas diminutas gotas de lluvia. Subí rápidamente las puertas abrieron y me tope con lo peor.Creo que era mejor esperar el siguiente autobús.

El autobús estaba repleto de personas con sombrillas y niños con capas y botas de lluvia. Al parecer en la estación anterior había llovido ya que algunas mujeres traían sus cabellos un poco mojados. Me agarre de un tubo que había en el medio del pasillo del autobús cuando el conductor acelero. Mi cara quedo pegada al tubo con tanta presión que sentía que ya pronto se hincharía.

—Te cedo mi espacio— escuche decir. Me gire aun aguantándome del tubo. No, no estaba haciendo un baile exótico, pero era la única manera de girarme sin caer. Había un chico mirándome fijamente a los ojos. Tenia el cabello demasiado oscuro y ligeramente despeinado. Sus ojos eran color avellana y su piel era color miel. Tenia unas pestañas exageradamente largas que me daban envidia sin dudar. Sus manos eran grandes y estas estaban colocadas en su regazo. Mire su cabello y luego su ropa. El chico tenia mi uniforme, el estaba en mi colegio. Durante los dos meses que llevo en el colegio nunca lo había visto.

—Que?— pregunte extrañada. El chico sonrió. Se le hacían un par de hoyuelos en las mejillas cuando sonreía haciéndolo lucir adorable.

—Que puedes tomar mi asiento—. El chico se puso de pie y señaló su asiento volviendo a sonreír. El conductor dio un frenazo que hizo que el otro lado de mi cara se chocara con el pecho de un señor gordo que se agarraba de los tubos que brotaban del techo. El señor tenia una camisilla y de ella salían algunos desagradables vellos empapados de sudor. Me dio asco, quería vomitar pero me limite a poner una mano en mi boca tapándola.

—Discúlpeme no fue mi intensión— dije mirando al señor gordo. Mire al chico que reía burlándose. El no se había movido ni siquiera un poco. Rápidamente me senté en el asiento que el chico miel me había ofrecido educadamente. —Gracias—dije mirándolo. El solo sonreía.

—Vas a mi colegio cierto?—preguntó. Mire su uniforme y luego el mío. El logo del colegio era muy grande y se encontraba al lado derecho de nuestras chaquetas.

—Si, creo que si— conteste.

El autobús se detuvo en nuestra parada. La gente se amotino en las puertas evitándome el paso a estas. El chico se me había perdido de vista y las puertas estaban a punto de cerrar. No sabía como salir. Trate de abrirme paso entre la gente pero se me hizo difícil. Alguien tomo mi mano y me jaló tan fuerte que abrió paso y baje del autobús poco antes de que este cerrara las puertas.

—No es aquí que te bajas?—preguntó la persona aun tomándome de la mano. Mire nuestros dedos entrelazados y luego lo mire a el. Sacudí mi mano soltándome de su agarre. El sonrió. —Tyler—me extendió la mano y la sacudió delicadamente. —Me llamo Tyler—.

—Antonella— dije sacudiendo la mano en un saludo. El chico sonrió por ultima vez y siguió caminando hasta entrar y perderse por los portones del colegio.

Camine por los pasillos tratando de recordar donde quedaba la oficina de la directora para entregarle un papeleo. Miraba todas las puertas en el recorrido y la busqueda.

—Perdida?—preguntó una voz. Brinque del susto y suspire girando mi cabeza a la derecha para ver quién hablaba.

—No se supone que estés en tu salón de clases?—pregunté. Tyler sacudió su cabeza riendo.

—Mi profesora no viene hoy así que ando ayudando a estudiantes perdidos, eres una estudiante perdida?—preguntó divertido.

—Creo que lo soy—contesté avergonzada.

—Cuanto llevas en el colegio?—preguntó Tyler enarcando una ceja.

—Dos meses?, si dos meses—contesté encogiéndome de hombros. No soy buena con las direcciones y este colegio parecía un laberinto.

A mi madre la transfirieron de trabajo y con ella toda su vida, arrastrandome a un país que apenas conocía. Una nueva cultura, nueva comida, nueva ropa y nuevo colegio. Amigos pues no tenía muchos asi que no me dolio dejarlos. Pero parte de mi familia quedo atrás y eso si dolió.

—Y que buscas?—preguntó tendiendome su brazo como si fuéramos a un desfile. Dude unos minutos pero aun así metí mi mano por el hueco que hacia su costado y su brazo.

—La oficina de la directora —respondí sin mirarlo. El viento soplaba y hacia que mi cabello corto y el de Tyler se moviera.

Decidí cortarme el cabello hasta los hombros para crear un nuevo look para mi nueva vida. Coloque aretes pequeños en mis orejas ya que no los utilizaba. Deje de usar maquillaje una semana antes de viajar. Prefiero verme natural en donde quiera que valla a partir de ahora.

—Bueno pues aquí estamos— Tyler señaló a la siguiente puerta de la que estaba recostado cuando me habló. Una puerta que al parecer no había visto.

—Vaya estuvo aquí todo el tiempo— dije sorprendida y avergonzada. Los estudiantes que pasaban por el pasillo nos miraban raro. —Gracias de todos modos —dije antes de tocar a la puerta. Pero Tyler ya no estaba.

—Pase— escuche gritar a la directora. Tome la manija y la gire. La directora traía unos espejuelos color rojo de montura fina. Era rubia de ojos verdes. Era alta y esbelta, hermosa por demás. —Bienvenida—dijo sonriendo mientras quitaba de su rostro los lentes. Sonreí y me senté donde ella me señaló.

Hola como ven mi nombre es Carylis. Esta es la historia número tres que público. Espero les guste. Besos de su cómplice Carylis ❤❤❤❤