Era lunes. Otro día lluvioso. Quise tomar el autobús hoy a ver si de casualidad me encontraba a Tyler. Pero creo que fue un error. No había traído paraguas y ya caían diminutas gotas de lluvia que se hacían fuertes cada vez más. Sumergida en mis pensamientos no me había dado cuenta de que la lluvia había cesado solo a mi alrededor.
—Te gusta la lluvia?—. Miré hacía arriba y vi un paraguas color negro.
—Tyler —dije sonriendo. El autobús llegó. Subimos y nos sentamos en los primeros asientos. Tyler estaba esta vez en el ventanal. Estábamos escuchando música de su teléfono. Era una canción muy triste que daban ganas de llorar.
—Es una canción triste—mencioné. Tyler recosto su cabeza a mi hombro y no se sentía raro o incómodo. Se sentía bien.
—Si— respondió. La canción trataba sobre una mujer con cáncer, un niño huérfano, animales sin comida y guerras en el mundo. Era un barco lleno de emociones y todas te llevaban al mismo lugar. A la tristeza y a las ganas de llorar. Tenía un nudo en la garganta. El conductor detuvo el autobús. Ya conocía nuestra parada de memoria.
—Gracias—dije agitando mi mano para despedirme de él. El conductor hizo lo mismo. Tenía una sonrisa débil y me miraba con compasión como si estuviera escuchando la canción que yo estaba escuchando en ese momento.
Tyler me tendió su brazo y no dude en tomarlo. Caminamos hasta entrar al colegio. Hoy terminaría de llenar los últimos papeles. Recorrimos el pasillo hasta llegar a la oficina de la directora. Tyler era su sobrino no creo que le molestará que el estuviera aquí. Levante mi mano para tocar pero Tyler la detuvo.
—Tengo clases—dijo señalando la planta de arriba. —Te veo más tarde?—preguntó.
—Claro—contesté riendo. El hizo una reverencia y se marchó a las escaleras.
Toque a la puerta dos veces y escuche a la directora.
—Pase—. Ella buscaba algo en unos archivos. Me senté en la silla que queda frente a su escritorio.
—Buenos días—.
—Buenos días Antonella—dijo sonriendo. —Ahí están los papeles que tienes que leer y firmar. Los últimos al fin—rió. Ya no tendría que faltar a ninguna clase ni estar horas leyendo papeles que aveces ni entendía, solo firmaba y ya.
—Su sobrino ríe igual que usted—dije pensando en la risa de Tyler.
—Disculpa?—. La directora se giro tomandose la frente como si estuviese mareada.
—Tyler—mencioné. Ella se sentó rapidamente en su silla. —Esta bien?—pregunté preocupada.
—Si, lo lamento. Padezco de la azúcar, al parecer no desayune bien esta mañana—sonrió débil.—Así que mi sobrino ríe igual que yo?—acenti con la cabeza. Termine el papeleo y regrese a mi salón correspondiente. Hoy empezariamos lo interesante del laboratorio y Khamila se había ausentado. Se reportó enferma. Genial. No me quedaba otra opción más que hacer el trabajo yo sola. Me puse la bata, los guantes y las gafas cuando mi teléfono vibró. Termine de hacer mi experimento lo mas rápido posible para poder contestar. Me sentía toda una científica.
<<Que linda que te vez de científica, mira hacía la ventanilla>>decía el mensaje. Miré y vi a Tyler con unas barras de chocolates en mano.
<<Que son?>>pregunté haciéndome la tonta.
<<Ven averigualo>>. Miré a la ventanilla de nuevo y lo vi sonriendo. Levante mi mano derecha para llamar la atención de la profesora. Ella tan pronto me vio llego hasta mí.
—Puedo ir al baño—. La profesora ojeo mi experimento y sonrió.
—Esto esta perfecto, toma tu mochila ya la clase termino para ti—ella volvió a sonreír mirando el experimento. Me daba lastima que Khamila se allá perdido esto. Coloqué los accesorios de laboratorio en su lugar y salí. Tyler estaba recostado de la pared.
—Que tal si vamos al campo de football?—preguntó. Me parecía bien, ya habia terminado mi clase asi que no habría problemas.
—Porque no?—contesté.
—El último paga las sodas—gritó comenzando a correr. Lo imite.
—Eso no es justo—grité detrás de él. Iba lo mas rápido que podía, pero aún así llegué dos pasos más tarde. No tenía aire. Respiraba con dificultad. Tyler corría demasiado rápido. El chico era veloz.
—Eres veloz—dije con la voz entrecortada. El respiraba suave mientras caminaba al rededor de mi.
—Represento a tu colegio—. Cada seis meses se celebraban las carreras de pista y campo. Los colegios se unían y competían. Era genial. Nunca había estado en una pero si había visto videos.
Me acosté en el césped del campo vacío. Algunas gotas de agua estaban cayendo en mi cara. Abrí los ojos y Tyler no estaba. Me sentí mal porque me había dejado sola allí pero lo vi a lo lejos pateando el césped. Cada patada era lluvia. Pateaba los roseadores del campo encendiendolos. Me levante y camine hasta él.
—Te volviste loco?—.
—Lluvia, lluvia, arcoíris vienes y te vas mojando mis cabellos— cantaba correteando por el campo. —Ven canta conmigo—gritaba. Reí.
Esto era una locura. A Khamila le hubiera encantado estar aquí. Nuestros cabellos estaban mojados y se pegaban a nuestro rostro igual que el uniforme a nuestro cuerpo. Pasamos toda la tarde correteando y cantando en el campo. Nos sentamos en las gradas que estaban frías, el clima estaba frío.
—Oye te había comentado que me gusta tu cabello?— preguntó Tyler dándole un mordisco a su barra de chocolate.
—No—contesté mordiendo también la barra de chocolate en mis manos.
—Pues ya te lo dije, me gusta—. Nos quedamos hasta escuchar el último timbre. Caminamos hasta la estación e hicimos la fila en el carro de comida chatarra. Compre dos sodas. Las sodas de la carrera. El autobús llegó y nos subimos. El condutor nos miro extrañado pero aún así nos dejo subir. Tyler bajo dos paradas antes de la mía. Así que decidí bajar en la próxima y contemplar las casas al rededor. En una de ellas había una mujer muy parecida a Khamila. No aguanté la curiosidad y me acerqué.
—Disculpa aquí vive Khamila?—. La mujer me miro de los pies a la cabeza. —Soy una amiga—mencioné. Ella sonrió.
—Pasa, esta en su cuarto—entre a la casa. Era muy bonita y espaciosa.— Sube las escaleras la primera puerta a tu mano derecha—subí. Toque dos veces pero nadie contestó. Abrí y vi a Khamila sentada en su cama con los ojos cerrados. El televisor estaba prendido, supuse que se había quedado dormida.
—Khamila—la llamé sentandome a su lado y tocandole el hombro para que despertará pero no desperto.—Khamila—llamé más fuerte.
—Bu!—gritó haciéndome brincar del susto.
—Oh madre mía Khamila, no me asustes así—. Toque mi pecho y mi corazón recorría mi cuerpo buscando por donde salir. Ella solo reía.—No que estabas enferma?—pregunté.
—Cansada que es distinto—. Una hora más tarde estaba en mi hogar.
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Un angel vestido de mejor amigo
Science FictionNo les a pasado que se encuentran con un ángel?. Si ese que siempre está cuando lo necesitas. Si esta lloviendo tiene un paraguas para evitar que te mojes, si estas aburrido pues el inventa un picni para ti, si el tiene cien dólares y tu nada realme...